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Bajo mi punto de vista, Internet ha revolucionado las oportunidades con que cuenta una empresa a la hora de crear y situar sus productos al alcance de los consumidores. También, ha puesto “patas arriba” los fundamentos del marketing tradicional al dotar de herramientas a los profesionales de esta materia, que les permiten, sin duda alguna, abordar la definición de estrategias orientadas al éxito con mayores garantías.
Se acabó la época en que el marketing era, simplemente, publicidad y donde prevalecía la opinión -en ocasiones, acertada y, en otras no tanto- de los dirigentes y pseudo-gurús del marketing tradicional. Es por esto que el marketing ya no es cosa de valientes, ya que internet trae consigo un nuevo concepto de marketing, donde los datos, desde la perspectiva de la analítica, son un elemento fundamental a la hora de pilotar cualquier proyecto vinculado a un entorno online y, por ende, esenciales a la hora de desarrollar cualquier estrategia multimedia.
Esta misma visión analítica trasciende el resto de acciones del marketing mix, siendo responsabilidad del director de marketing estimar, medir y proyectar cualquier acción desde el primer minuto de vida. Aún recuerdo cuando Internet aún no era ni mucho menos lo que es hoy en día y menos en un sector tan tradicional como la construcción. Recuerdo, igualmente, cómo se confeccionaban planes de marketing, cuyas inversiones estaban prácticamente basadas en las amistades existentes con las empresas propietarias de los soportes publicitarios y sobre las que no existía control ni análisis alguno de los resultados vertidos por dichas campañas.
Tomandouna frase del gran Nacho Carnés: “En internet casi todo es medible y es obligación del responsable de marketing mensurar y analizar los datos vertidos por todas y cada una de las acciones de marketing con el objetivo de tomar decisiones”. Esto que parece una obviedad era, sin duda, una utopía en la década pasada.
No concibo, en la actualidad, ningún negocio que pueda proyectarse sin estar vinculado a un entorno web y, por ello, las empresas de ayer, hoy y mañana necesitan, obligatoriamente, contar con profesionales formados en las ya no tan bisoñas “nuevas tecnologías”. Es preciso entender cuanto antes que son las personas las que hacen que los proyectos pasen sin pena ni gloria por el tejido empresarial de un país y las que, por el contrario, pueden impulsar pequeños proyectos, convirtiéndolos en casos de éxito. Apostar por la calidad de los recursos humanos ha de ser una prioridad para cualquier proyecto que quiera estar entre los grandes. Me atrevería a decir, incluso, que simplemente quiera estar.
Este año, me ha servido para reafirmar mi visión del marketing en un entorno cambiante. Y ello, gracias a mi paso por Kschool, una escuela de profesionales y para profesionales en la que he podido descubrir otros puntos de vista sobre cosas que daba por supuesto. Y, así, reafirmar algunas teorías, así como encontrar nuevos caminos y herramientas imprescindibles para cualquier proyecto online. Por todo esto, el futuro debe ser para los profesionales de este nuevo marketing que sintoniza con los objetivos empresariales.
Un marketing, en el que el método y los procedimientos han de ser fundamentales y en el que toda estrategia tiene que estar avalada por una serie de datos que convierten la toma de decisiones en un acontecimiento empíricamente demostrado en base a toda una amalgama de reportes analíticos. Y un marketing que destierre a los valientes de la profesión, porque éstos conseguirán grandes éxitos que les encumbrarán a los altares de la profesión, pero también volverán a caer, una y otra vez, en los mismos errores por su falta de método. Los nuevos profesionales del marketing, en cambio, errarán, aprenderán de su error y sentarán las bases para hacer de ese error un pequeño gran éxito.
