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Cuando Google 'compró' Apple y lo que nos dice sobre los riesgos de los algoritmos

Por Redacción - 11 Octubre 2017

Podría haber sido la historia del año y hasta posiblemente la noticia de la década en el mundo de los negocios, pero su estrella no pasó más allá de unos pocos minutos. En medio de la jornada de ayer, el servicio de noticias de Dow Jones (los dueños de The Wall Street Journal y junto con Reuters y Bloomberg los más fiables del sector) publicó un extraño bombazo informativo.

Google acababa de comprar Apple por 9.000 millones de dólares. Era "un movimiento sorprendente" decía el teletipo (que también explicaba que todo estaba ligado a un acuerdo secreto que se había desvelado en la lectura del testamento de Steve Jobs). Poco después se publicó otro teletipo con el titular "Google says Yay" (Google dice sí, pero de un modo muy coloquial), que era además el final de la crónica (delirante crónica) original.

El modo en el que se presentaban las noticias y los titulares que emplearon hacía que, desde un momento, no pareciese algo muy serio o fiable, por mucho que estuviese Dow Jones detrás. Eso era lo que parecía, al menos, a ojos humanos. Cuando los responsables del servicio salieron a explicar que la noticia era falsa, no fue realmente una sorpresa. Todo había sido culpa de un servicio de tecnología. Estaban probando una tecnología y los titulares se publicaron por error.

Pero la compra fallida de Apple por parte de Google dice también muchas cosas sobre cómo el creciente peso de la tecnología puede acabar generando problemas. Más allá de que la publicación de las noticias fuese un error de una herramienta tecnológica, la propia respuesta de la tecnología también es digna de análisis.

El bot picó

Como recuerdan en The New York Times, antes de que la mentira fuese evidente la información afectó ligeramente a las acciones de Apple. Al fin y al cabo, como apuntan en TechCrunch, la información no tenía ningún sentido para el humano (el acuerdo en el testamento de Jobs vencía ayer y era cuando había que cerrar la venta y Google iba a recibir 9 acciones de Apple por cada acción de Google), pero era absolutamente lógico para un bot.

De hecho, toda la reacción en bolsa, está ligada a esto. Los algoritmos leyeron el titular y actuaron. Partiendo de sus lecturas de palabras clave y sus análisis (como recuerdan en TechCrunch posiblemente un análisis de tendencias... en el que confiaron en lo que estaban diciendo otros bots), los robots que marcan lo que ocurre en los mercados reaccionaron al mensaje.

No solo las acciones de Apple subieron (2 dólares) sino que además cuando apareció el mensaje en los teletipos aumentó de manera abrumadora el volumen de transacciones (se pasó de 100 a 800 y luego a 2.240). Para las herramientas tecnológicas de trading, la noticia venía de una fuente legítima y por tanto había que hacerle caso.

Y aquí está la cuestión que pone de manifiesto los peligros que todavía tiene la tecnología y por qué todavía se necesita al cerebro humano. Los últimos escándalos en Google y Facebook y el hecho de que estas compañías estén creando sus propios ejércitos de trabajadores humanos para frenar problemas que hasta ahora gestionaban los algoritmos fue el primer aviso. Analizar los fallos a los que están viéndose arrastradas las firmas en ocasiones como estas puede ser una suerte de segundo aviso.

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