Artículo Estrategia

Los objetivos de cada estrategia de marketing marcan el tipo de contenido más adecuado

Cómo el contenido bien planificado pueden mejorar los resultados de nuestra estrategia de marketing

Por Redacción - 26 Noviembre 2013

Todo creador de contenido se enfrenta siempre ante el dilema de qué escribir, qué tipo de contenido encaja mejor con la estrategia de marketing diseñada. Damos por hecho que el marketing de contenidos es una prioridad en el seno de toda empresa, porque genera más vinculación con su público, fomenta la interacción, aporta valor genera incluso leads o ventas.

Recientemente descubríamos qué tipos de contenidos prefieren los consumidores cuando investigan productos. Todo ello dependiendo también de múltiples factores y del momento dado en cada uno de estos procesos. Sin embargo, a la hora de atraer visitas a las páginas web o a los blogs de las marcas, no existe un método universal. Lastácticas se tienen que ir adaptando conforme se comprueban qué piezas funcionan mejor y cuáles enganchan más a la audiencia. Pero hay tres tipos de contenido en los que podríamos dividir el universo de artículos, vídeos o infografías. Cada uno tendrá más o menos peso en función de la estrategia que se haya trazado.

Contenido informativo

El objetivo de este tipo de contenido o su premisa básica es aportar información fresca y actualizada sobre un tema específico. Piezas de este tipo suelen traer un tráfico regular, generan altos grados de engagement y se comparten ampliamente en redes sociales.

Su contrapartida es que es un contenido que tiende a caducar rápidamente. Su popularidad puede ser muy alta durante los primeras horas o días pero enseguida pierde actualidad y se olvida. Si bien es cierto que ayuda a construir una buena base de fans interesados en conocer las últimas novedades sobre un determinado sector.

Google Trends o las propias redes sociales son buenas herramientas para comenzar a dilucidar qué temas son los que más interés suscitan entre el público al que queremos dirigirnos y cuáles son los debates candentes en ese momento para poder ofrecer contenido relacionado y útil. Conviene además estar al día de los últimos productos o servicios que se lanzan al mercado, siguiendo blogs o newsletter de otras empresas de la industria. Las ofertas, los casos de estudio o informes y las críticas suelen venir cargadas de ideas para elaborar un buen contenido al respecto.

Contenido educativo

Es quizá el caso opuesto al contenido informativo. Tiene un carácter mucho más permanente y ahí reside su gran valor: el contenido educativo consigue un tráfico de calidad durante un periodo de tiempo mucho más largo, obtiene un alto engagement y es fácil de compartir.

No son la clase de piezas que se devalúan con el paso del tiempo, son una inversión a largo plazo. En algún momento necesitarán ser actualizadas, pero en lugar de crear contenido nuevo se puede incluir en el mismo artículo y así estar permanentemente mejorando la utilidad de la información que ofrecemos a los lectores o consumidores.

La premisa clave del contenido educativo es la utilidad y la claridad a la hora de exponer la información. Quien escribe debe ser capaz de profundizar en un tema determinado pero facilitando al máximo su comprensión, teniendo siempre en mente las keywords adecuadas.

Contenido de entretenimiento

El valor de este tipo de contenido es su capacidad para sacar una sonrisa o una lágrima emocionada a la persona que lo consume. Al igual que el contenido informativo, su ciclo de vida suele ser bastante corto y no obtiene beneficios a largo plazo, aunque haya ciertos ejemplos de contenidos en la Red que han ganado fama tiempo después de haber sido difundidos. De pronto algún personaje influyente en redes sociales lo ha redescubierto y lo ha lanzado al estrellato de la viralidad. Esta última es quizá la principal ventaja de este tipo de contenido, su capacidad para llegar a un público muy amplio y lograr una gran exposición.

No hay fórmulas mágicas para acertar con el contenido de entretenimiento aunque, las ideas frescas, el momento oportuno y una pizca de sentido del humor suelen ser buenos ingredientes para el éxito.

La experiencia nos dice que no hay tipos de contenido mejores que otros, sino que sencillamente mejores combinaciones de todos ellos en mayor o menor medida en función de los objetivos que se pretenden, probando distintos formatos de texto, de infografías o de vídeos hasta dar con la receta más idónea. Pero sobre todo, no hay que perder de vista la estrategia de marketing dentro de la que deben encuadrarse.

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