Opinión Estrategia

La sencillez tiene premio, pero la adecuada

Por Rafa Cera
TOP CONSULTANT Alta dirección, marketing, management e innovación. Nominado...

¿Es la competencia y el aumento de oferta que nos encontrarnos en el mercado, la causa del aumento de la complejidad en las formas y fondos de la comercialización en muchas empresas?.

Se puede apreciar como muchas empresas a la hora de diseñar, presentar o poner en marcha sus productos o servicios consiguen unos niveles de complejidad para sus clientes que hacen que en ocasiones estos mismos productos/servicios no tengan aceptación entre su target. Y es que todo lo que suponga esfuerzo o incomodidad para el cliente, este lo castiga con el deprecio o la indiferencia, incluso por mucho valor que aporte, pues el cliente, y generalizar siempre supone equivocación como sabes, es un ser que valora la sencillez, lo simple, lo cómodo por encima de otros valores, pero con mesura.

Pensar que en estos factores tan básico y que tanto valoran los clientes, es difícil por parte las empresas ubicar o establecer ventajas competitivas puede que sea un error estratégico desde el punto de vista comercial. Quizás por ello podamos cada día presenciar campañas, conocer ofertas de productos o servicios de una complejidad inusitada que hace inviable su comercialización, al menos con las pretensiones que la empresa desea. No es menos cierto que el nivel de complejidad aceptado por parte de los clientes no es el mismo en todos los target, pero si es requisito exigido por todos ellos. El axioma que funciona comercialmente es que el nivel de complejidad que es aceptable por parte de cliente es aquel que no exija un esfuerzo por entender la oferta que me hace la empresa, todo lo que se salga de ese límite pierde muchas oportunidades de ventas.

De igual forma una excesiva sencillez puede hacer que el cliente crea que la oferta que se le realizar no es indicada para sus necesidades, o dicho de otra manera un producto excesivamente sencillo o una campaña centrada en aspectos excesivamente simples, puede provocar que el cliente no se vea atendido en ella, por lo que parece que otro de los límites que se encuentra la empresa a la hora de comercializar es la sencillez pero esta vez por abajo, con lo que toda oferta comercial que menosprecie las capacidades, conocimientos o nivel del cliente, por simple o simplificando la oferta, hace que el producto o servicio no sea atractivo.

Con lo comentado podemos afirmar que es importante en todo diseño de oferta de valor o establecimiento de ventaja competitiva (no es lo mismo), dar con el nivel adecuado de sencillez que nos demanda nuestro cliente. Si menospreciamos al cliente con una sencillez para este insultante, provocará el rechazo por esa oferta y de igual manera si el nivel de complejidad le supone un esfuerzo por entender lo que se le ofrece, tiene el mismo resultado. En ambos casos y en ocasiones se puede dar un efecto colateral inesperado por al empresa y es que cuando la oferta es buena pero no así su nivel de sencillez que supone a la hora de trasmitirla, de aplicarla o de mostrarla en el producto o servicio para los clientes a los que nos dirigimos, puede que consigamos sin esperarlo, atraer a un segmento que no era el pretendido, sí que nuestro oferta tenga aceptación en otros clientes para el que no fue pensado, pero el nivel se sencillez con el que la presentamos la hace atractiva para este segmento no esperado, otra cosa es que el producto o servicio realmente suponga satisfacción para estos "nuevos clientes" y sus necesidades.

Por tanto concluiré diciendo que independiente de la oferta de valor que seamos capaces de trasladar al cliente, la sencillez es un factor determinante en la comercialización, y que sin duda acertar y ser capaces de dotar a dicha oferta de un nivel de sencillez que permita al cliente interesarse por el producto o por el servicio, es en sí mismo parte del valor de la oferta, forma parte del valor de ese producto o servicio. Estar fuera de los límites aceptados por el cliente, puede provocar excesivas barreras para hacerse con ese producto.

El nivel de sencillez se ha de aplicar en muchos factores de comercialización, en nuestra relación con el cliente y en nuestra forma de hacernos entender, en nuestra forma de relacionarnos con ellos , en el uso del producto o servicio, a la hora de mostrar los beneficios de lo que ofrecemos, en todo lo que tenga relación con nuestra oferta y relación con el cliente, con lo que debemos cuidar que el nivel de sencillez en algunos de estos factores sean adecuado, pero si descuidamos otros que también inciden en el éxito de nuestro producto o servicio el resultado no será el esperado. Todos conocemos magníficas propuestas comerciales que residen en el baúl del fracaso por que no se mostró con el nivel de sencillez adecuado al cliente al que se dirigía. Por tanto es importante ser muy meticuloso que con este factor, la sencillez, así como saber que sin duda el cliente premiará el nivel de sencillez de tu oferta, la justa, la que mejor se adecue a su perfil, ni más simple, ni más complejo.

Por Rafa Cera
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