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Por Redacción - 4 Noviembre 2015
Los gustos de los adolescentes se han convertido en un tema de preocupación para las marcas porque los intereses de los adolescentes de hoy es lo que puede marcar los intereses de los consumidores del mañana. Los que hoy son adolescentes serán, en unos años, los consumidores adultos a los que tendrá que intentar seducir el mercado.
Las marcas, además, no lleva siempre muy bien los cambios en demografía y los cambios en gustos. No hay más que fijarse en el terremoto que ha supuesto la incorporación de los millennials a las decisiones de compra. Las marcas no logran comprender lo que quieren estos consumidores y están esforzándose por analizarlos y aprender de sus gustos e intereses para lograr responder a las necesidades de estos consumidores.
Los adolescentes son, además, parte de la llamada Generación Z, el grupo que seguirá a los millennials y que no es exactamente como los millennials, lo que obligará a las marcas a volver a comprender cómo comportarse para llegar realmente a estos consumidores. Por el momento, todo lo que las marcas saben realmente de los consumidores adolescentes son elementos que vienen dados por ciertas generalizaciones sobre cómo son y lo que les interesa. Así, el hecho de que hayan crecido durante la crisis económica les ha llevado a ser menos idealistas que los millennials y a preocuparse más por cuestiones más pragmáticas que sus hermanos mayores.
Por otra parte, esta generación es completamente digital, ya que son los primeros absolutos nativos digitales. Puede que para los millennials la tecnología venga de serie y sea una parte incuestionable del día a día, pero lo cierto es que ellos recuerdan el momento en el que no había tecnología a su alrededor. Recuerdan un mundo sin smartphones e incluso sin móviles. Para los adolescentes eso ya es más difícil: ellos ya crecieron en un mundo en el que el móvil era algo habitual y en el que internet estaba en todas partes.
Esto hace que las marcas tiendan a pensar que los elementos que marcan la agenda de estos consumidores están ligadas directamente a esas ideas y herramientas, aunque lo cierto es que esos datos podrían tener que ser puestos en cuarentena. Es posible pensar que los adolescentes no viven sin su móvil, pero habría que analizar qué es lo que hacen con ello.
El entretenimiento gana a lo social
Así, y como acaba de desvelar un estudio de Common Sense Media, los adolescentes dedican más tiempo a los contenidos de entretenimiento que a los de las redes sociales.
A pesar de que las marcas están centrándose en lo social para llegar a estos consumidores y están poniendo a las redes sociales por encima de todas las cosas, estos consumidores dedican mucho más tiempo a ver programas de televisión, películas y vídeos o a escuchar música del que dedican a emplear las redes sociales. El estudio se ha realizado entre una muestra estadounidense de consumidores de entre 8 y 18 años, pero sus resultados pueden servir como llamada de atención contra las ideas preconcebidas en muchos más mercados.
Así, según los datos del estudio, los adolescentes dedican una media de nueve horas al día a actividades de entretenimiento, como pueden ser escuchar música, ver contenidos audiovisuales, leer libros, jugar a juegos online o navegar por la red. Los tweens (entre 8 y 12 años) dedican a estas actividades unas 6 horas de media. Tanto una cifra como otra son más elevadas que las que dedican a las redes sociales y permiten concluir que el vídeo - y el entretenimiento en general - le ha ganado la partida a lo social entre este grupo de consumidores.
El boom de los vídeos es abrumador. De todas estas horas, dos y media se destinan a ver contenidos audiovisuales, ya sea en televisión (en tiempo real), en streaming, en grabaciones en DVD o en vídeos de plataformas como YouTube. Estos consumidores adoran este tipo de contenidos y de hecho dedican la mayor parte de su tiempo a consumir contenidos creados por otros y no a subir sus propios contenidos (que es, al final, lo que se hace en redes sociales).
Aunque la tele está incluida en este cómputo y aunque los datos del estudio no son tan alarmistas para la televisión tradicional como los de estudios anteriores, la tele de siempre tampoco debería confiarse. Según los datos del informe, los móviles están convirtiéndose cada vez más en la pantalla preferida para acceder a este tipo de contenidos y cada vez es menos el tiempo que se dedica a ver contenidos audiovisuales en la tele tradicional.
