Continua Leyendo...
1 de cada 3 pymes gestiona su propia estrategia de marketing online. En plan "Juan Palomo,yo me lo guiso, yo me lo como". Así lo recoge la encuesta de YouGov realizada entre 500 pequeñas empresas, donde además se indica que estas organizaciones también gestionan su estrategia de comunicación e incluso han creado su página web (39%).
La máxima que aplican es que su presupuesto para el área de comunicación es nulo, por tanto recurren a herramientas y soluciones gratuitas o de muy bajo coste. Esta práctica lleva también al 15% a utilizar servicios de email marketing gratuitos, o de mensajería y llamadas vía online, una opción a la que está dispuesto un 26% de los encuestados.
Como se puede observar, es posible contar herramientas de bajo coste, e incluso gratuitas, para desarrollar la presencia online de una marca, o como vía de comunicación con los clientes. Pero la duda es ¿son realmente efectivas estas herramientas? y ¿es posible llevar a cabo estas acciones sin el apoyo de un profesional?
Estamos de acuerdo en que la inversión presupuestaria necesaria para ejecutar una estrategia online es bastante menor que la que se necesita para lanzar una campaña en los medios convencionales, pero de ahí a exponerse al mundo 2.0 sin ningún respaldo económico o profesional hay un paso. Es como lanzarse al vacío sin paracaídas. Las redes sociales son gratis, pero gestionarlas adecuadamente ya no tanto.
Del mismo modo que un martillo no te convierte en carpintero, un perfil de Facebook no te hace Community Manager. La gestión de la imagen de la empresa requiere de una agencia de Social Media, de que sean verdaderos profesionales quienes se encarguen de desarrollar la estrategia necesaria, en cada caso.
Ante la simple mención de la palabra "estrategia" muchas empresas ya muestran su cara de asombro. Desconocen la necesidad de establecer objetivos, analizar al público y decidir dónde y cómo actuar en los canales sociales. Toda empresa no requiere de una fanpage, o un perfil en Twitter, por ello conviene hacer un estudio previo y determinar los pasos a seguir.
Otro gran error de estas empresas autosuficientes es el de pecar por exceso o por defecto. Como el registro en las redes sociales es gratuito, se lanzan a dar de alta el perfil de la empresa en todas las que encuentran a su paso. A partir de aquí, muchas de ellas caerán en el olvido, debido a la falta de recursos que desde el principio hemos puesto de relieve, y otras comenzarán su difícil andadura por los caminos de los Social Media. El autobombo y la excesiva frecuencia en las publicaciones son sus notas predominantes, las mismas que harán huir a sus usuarios de la página.
Pero todavía pueden darse con un canto en los dientes, si tienen la suerte de no necesitar hacer frente a una crisis de reputación. La ausencia de respuesta a un cliente insatisfecho en Twitter, o la mala gestión de un comentario desafortunado en Facebook pueden ser más que suficientes para encender la chispa que haga saltar la llama incendiaria de los clientes. Ante esta situación, no hay herramienta ni servicio gratuito que valga ¿cómo reacionarán entonces?
Más vale prevenir que lamentar. Conviene tratar el medio online y a los profesionales que en él desarrollan su carrera con el respeto que se merece y no intentar ir más allá de las posibilidades de cada uno. En el mundo 2.0, las imprudencias se pagan.
