Opinión Empresas

Adaptarse o Morir

Karin Formáriz trabaja como ejecutiva de Cuentas en la agencia...

Aquellas especies que no se adaptan a su medio mueren. Si aplicamos esta frase al marketing, podríamos decir que Darwin, además de científico, en la actualidad sería un gurú de nuestro sector, porque las marcas abiertas a su entorno y dispuestas a adaptarse a él son las que conseguirán sobrevivir en un entorno competitivo. Pero mejor permitidme que os lo ilustre con unas pequeñas experiencias que he ido observando últimamente.

Tuve la suerte de disfrutar de un fin de semana en la costa mediterránea. Si habéis tenido la oportunidad de visitarla, seguro que os disteis cuenta de cuál es el negocio estrella en estas playas: la venta ambulante de imitaciones de los últimos complementos de moda. “Prada”, “Chanel” y “Gucci” a un precio asequible, sin tener que moverse de la toalla.

Sin embargo, este verano los bañistas han dejado de lado los bolsos de lujo. Resulta que las playas están sufriendo varias oleadas de medusas. Darse un baño para refrescarse es la prioridad y comprar con tanto calor ya no es tan divertido.

¿Qué pueden hacer los vendedores ambulantes con esto? Aquel que ha observado esta situación y que quiere seguir vendiendo en las playas sabrá que lo que los bañistas necesitan es un sencillo salabardo.

Mientras la mayoría de ellos siguen recorriendo las playas cargados de accesorios, a alguno se le ocurrió empezar a vender salabardos.

¿Los resultados? Stock agotado en cuestión de minutos, bañistas satisfechos y menos insolaciones.

Esta sencilla anécdota muestra cómo con solo observar el entorno en el que se desenvuelve nuestra marca se pueden detectar algunas necesidades básicas del consumidor. De esta manera podemos establecer una estrategia sencilla con la que acertar y conseguir nuestros objetivos de venta y de fidelización del cliente.

Viví una experiencia parecida cuando me acerqué a un kiosco a comprar dos revistas de cocina. “Si está todo en Internet”, me dijeron. Ignoré el comentario imaginando que aún las revistas de cocina tienen mucho que ofrecer. Pero me llevé una gran desilusión. Dos revistas diferentes, con algunas recetas exactamente iguales y dejando bastante que desear a la imaginación.

No es que esperase que el medio impreso hubiese cambiado radicalmente. Simplemente buscaba algún elemento innovador que le aportase un valor añadido a las revistas que acababa de comprar. Hubiera sido muy interesante si las recetas me hubieran remitido a través de un código QR a un vídeo explicándome los pasos más detenidamente, por ejemplo. Esto tan sencillo hubiera demostrado que estas publicaciones se resisten a desaparecer y que quieren seguir ocupando un lugar en las casas de los consumidores, a pesar de que “todo esté en Internet”.

Adaptarse o morir, esa es la cuestión.

Karin Formáriz trabaja como ejecutiva de Cuentas en la agencia...
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