Opinión Comunicación

La revolución de la comunicación audiovisual: el sueño de George Méliès

Desde luego, si hay algo que no ha cambiado entre los profesionales de la comunicación a lo largo del tiempo, es el fundamento de su trabajo y el pilar sobre el que se sustenta su éxito: la creatividad sigue siendo la razón de ser y el motor de la comunicación.

Pero recién estrenado el 2014, es evidente que los códigos de la información han cambiado: los patrones que hasta ahora habían guiado en su quehacer diario a periodistas, escritores y publicistas, han de hacer lo propio con community managers e incluso blogueros, que han irrumpido con fuerza en el panorama comunicativo de la era digital.

Las redes sociales, la inmediatez, las campañas virales y la interactividad han revolucionado la comunicación audiovisual en todos sus ámbitos. Medios, marketing y publicidad invierten ahora sus esfuerzos en adaptar todos los soportes a las necesidades de los internautas, la audiencia que más ha crecido en el siglo XXI y hacia la que se dirigen todas las miradas.

Textos e imágenes se han integrado ya con éxito en las plataformas online, pero son los vídeos el formato estrella de esta tendencia. Así lo reflejan varios estudios sobre los hábitos de los consumidores de comunicación online, que señalan que los internautas pasan un 88% más de tiempo en las webs con vídeos y un 68% los comparte si son capaces de captar su atención, es decir, si produce en ellos un efecto engagement.

Los más de 1.300 millones de usuarios consumidores de vídeo online de todo el mundo han reproducido una media de más de 180 vídeos al mes. El 36% de los internautas confía en las campañas publicitarias presentadas en formato audiovisual y les parecen interesantes, lo que ha supuesto un aumento del 38% en las inversiones en anuncios de vídeo online durante el último año.

Es evidente, por tanto, que el formato vídeo ya forma parte del irreversible proceso 2.0. Pioneros en esta revolución han sido los creadores de The Mad Video, un grupo de jóvenes emprendedores y nativos digitales que han sabido darle una vuelta de tuerca al soporte audiovisual e integrarlo definitivamente en la era digital.

En efecto, esta empresa española se ha posicionado a la vanguardia mundial de la revolución audiovisual mediante vídeos interactivos que permiten al usuario participar activamente durante la reproducción del mismo. Lo hacen a través de un sistema de etiquetas por el cual los espectadores pueden acceder a toda la información que se proyecta en el vídeo. Durante su reproducción, y con tan solo un click, la etiqueta lleva al usuario a la ampliación informativa que solicita, ya sea un artículo sobre un personaje histórico que aparece en una película, un artículo determinado que se puede adquirir en una tienda online o cualquier otro tipo de imagen susceptible que ampliar la información.

Esta nueva forma de entender la comunicación abre nuevas vías de negocio en el E-commerce y amplía el espectro de actividades online en los vídeos educativos. Las posibilidades de interacción se incrementan también en blogs y medios de comunicación online que, de esta manera, no solo aumentan su capacidad de compartir y viralizar la información a través de las redes sociales, sino que la completan al aunar todos los formatos comunicativos en un solo soporte.

Efectivamente, se trata de un sistema que integra el texto y la imagen dentro del vídeo, y no a la inversa, por lo que atiende a las demandas de la sociedad de la información, con usuarios que exigen un flujo constante e inmediato de datos y que reclaman participar de toda información cuanta reciben.

La unión de todos los formatos informativos en un solo soporte culmina, por el momento, el proceso comunicativo digital y abandera la revolución de la comunicación audiovisual, demostrando que la creatividad y la magia de las imágenes soñadas por George Méliès siguen siendo, no solo el motor de su Viaje a la Luna, sino también la razón de ser de los contadores de historias.

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