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La publicidad más intrusiva en forma de anuncios pop-up desembarca en la smart TV

Por Redacción - 11 Diciembre 2014

Uno de los elementos más molestos de la publicidad online son aquellos anuncios que asaltan al internauta allá donde van. En la lista de publicidad intrusiva, los anuncios que suenan solos, los que se abren en nuevas pestañas y los pop-ups están muy arriba en las posiciones de odio por parte de los internautas. Su existencia perjudica la calidad de la navegación y hace que no pocos consumidores se sientan frustrados y poco amigables ante ellos.

De hecho, algunos medios han empezado a darse cuenta de que pueden resultar contraproducentes y han empezado a potenciar otro tipo de contenidos publicitarios. Estas cabeceras han empezado a reducir el número de mensajes publicitarios y a hacerlos más agradables para el consumidor (nada de asaltar al internauta y nada de hacer que parezca que el contenido es el que acompaña a la publicidad, en lugar de a la inversa), para conseguir mejorar su atención y el resultado de los propios anuncios. Así pues, ¿por qué deberían los nuevos soportes integrar las prácticas que los otros están siguiendo enfadando a los consumidores?

Aunque pueda parecer increíble, de las dos corrientes, los nuevos soportes están importando las primeras y la publicidad molesta e intrusiva empieza a adueñarse de las nuevas pantallas. Las televisiones inteligentes, que están conectadas a internet y que por tanto son un nuevo espacio que se puede beneficiar de las prácticas publicitarias online, acaban de importar uno de los anuncios online más odiado: los pop-ups han llegado a las smart TV.

La práctica ha empezado a llegar a los hogares estadounidenses, como ha descubierto un periodista de The Boston Globe, que lo ha vivido en carne propia y que lo ha convertido en el punto de partida para un artículo. El anuncio pop-up se relaciona con el anuncio tradicional televisivo y funciona llamando al consumidor a interactuar con él (o más bien perjudica la calidad del consumo televisivo al que no interactúa con él, como lamenta el periodista-víctima). En este caso, se trataba de un pop-up de Dunking Donuts, que apareció al tiempo que aparecía un anuncio de televisión y que pedía al consumidor que introdujese su número de teléfono usando el mando a distancia para poder recibir un cupón.

Los anuncios se sirven usando un software específico que sirve anuncios relacionados con las emisiones televisivas: detecta qué ve el espectador y lo que puede servirle asociado. La compañía que lo sustenta, Delivery Agent, es la misma que está detrás de otras herramientas que, como explica en su web, convierten "a los espectadores en consumidores". Tienen, por ejemplo, una tienda en la que se pueden comprar los productos que se ven en las emisiones televisivas (como por ejemplo unos jarrones similares a los que el protagonista X de la serie Z tenía en su casa).

La herramienta que emplean para servir los pop-ups es además insistentemente persuasiva. Como le explica uno de los directivos de una de las marcas participantes al diario estadounidense, los pop-ups siguen apareciendo durante la emisión o durante el consumo televisivo hasta que el consumidor haga algo. Es decir, la llamada a la acción no cejará de intentarlo hasta que el consumidor no responda. Y esto es, desde el punto de vista del usuario, especialmente molesto.

Molesto, pero no tan nuevo

Una rápida búsqueda en internet demuestra que, aunque los pop-ups en las smart TV no son (aún) mainstream, las marcas han estado ensayando con el concepto durante todo el año. En la primera página de resultados de Google, de hecho, aparece un link que apunta a un sistema de adblock para televisión. Y aunque la marca de televisiones inteligentes que suele aparecer asociada a las quejas es Samsung, lo cierto es que leer los hilos de los foros de los consumidores estadounidenses demuestra que no es la única smart TV en la que los anuncios asaltan de cuando en cuando a los consumidores.

estudio de Nielsen apuntalaba la llegada del banner a la televisión inteligente, ya que concluía que funcionaban muy bien. El consumidor presentaba un buen ratio de recuerdo de marca, al tiempo que el hecho de que aún esté por explorar la pantalla de la smart TV como espacio para la publicidad hacía que para las marcas aún hubiese mucho con que jugar.

La era del banner (y todo lo demás) en la smart TV del salón está, por tanto, por desarrollar.

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