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Al final lo que más valoramos es el precio

Economista. Máster GESCO por ESIC Zaragoza. Apasionado del marketing, la...

El precio siempre ha sido el principal indicador de valor de un producto. Nos indica si el producto es bueno o malo en función del precio medio que estimemos para ese producto en particular. Por ejemplo, una bolsa de pipas por 10€ nos sorprenderá por su alto coste pero seguro que también pensaremos que si son tan caras es porque serán unas pipas buenísimas. Por el contrario, si te ofrecen un iPhone 6 por 200€ inmediatamente vas a pensar en las desgracias y catástrofes naturales sufridas por ese móvil para que sea tan barato (robo, caídas, roturas de pantalla, mal estado de la batería...), y todo para justificarte a ti mismo que los 200€ están muy por debajo de su precio medio (y en este caso exacto) de 699€.

Por muchas cualidades que tenga un producto o muy atractivo que sea, el precio siempre será el indicador más importante sobre el valor del producto. De nada sirve que nos digan que el nuevo BMW tiene unas prestaciones increíbles y que es el mejor de todos... si luego su precio son 10.000€, porque automáticamente pensaremos que es demasiado barato para ser un BMW y que por tanto tiene que ser un coche muy malo (en comparación con otros BMW o coches del mismo estilo).

Por este motivo, las marcas low-cost están condenadas a transmitir una imagen de baja calidad por mucho que intenten demostrar lo contrario.

Ikea, como muchas otras marcas, puede ser considerada una de esas víctimas. Después de todo, mucha gente considera que no podría encontrar en Ikea muebles de calidad.

Ikea se ha dado cuenta de esto, especialmente con sus colchones y de la mano de la gran agencia de publicidad McCann ha puesto de manifiesto el error que muchos cometemos al relacionar bajo precio con mala calidad. Veamos este video:

¡Qué bueno es este video! No hay mejor demostración de lo que estábamos comentando acerca del valor que el precio le otorga al producto que este video.

Esto nos lleva a pensar, ¿cómo afectan los precios a los consumidores?

Imaginemos que nos encontramos delante de tres productos del mismo tipo pero de diferente tamaño y calidad. Cada uno de estos productos tiene un precio en base a su tamaño y calidad. Hay numerosos estudios que demuestran que la gran mayoría de nosotros escogeríamos el producto con una calidad o tamaño medio y por lo tanto el precio medio.

Tendemos a negarnos a fijarnos el precio menor porque lo vemos de una calidad más baja e inconscientemente no queremos rebajarnos a ello. Pero tampoco escogemos el producto que en teoría sería el de mayor calidad. Aunque claro, esto difiere según el producto; en un producto que consumimos dentro de nuestra casa no escogeríamos el más caro por mantener nuestros niveles de gasto.

Sin embargo, si el producto lo fuéramos a lucir en público cambia nuestra perspectiva ya que generalmente nos gusta demostrar nuestro poder adquisitivo a través de por ejemplo los móviles o la ropa.

En definitiva, el precio que le asignamos a un producto influye de manera decisiva en la imagen que los consumidores tengan de él.

Economista. Máster GESCO por ESIC Zaragoza. Apasionado del marketing, la...
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