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Europa va ahora a por las alternativas a las cookies de internet

Por Redacción - 1 Diciembre 2014

Aunque las cookies son las más populares - y las más demonizadas en los últimos años - de todos los métodos para saber quién navega por donde y qué visita, esta tecnología no es la única que las grandes firmas de internet tienen para saber lo que están haciendo sus usuarios y ofrecerles después una publicidad ajustada a sus intereses y que, por tanto, funcione mucho mejor que cualquier otra en ratio de clics y de atención por parte del usuario. Sin embargo, son las que han protagonizado mayores debates, las que han sido más contestadas por los usuarios (quizás porque son las más populares) y se han convertido en las que protagonizan leyes y medidas de protección en cuestión de datos personales.

La última normativa anti-cookies ha sido la establecida por la Unión Europea, que ha obligado a las páginas del continente a pedirles a los consumidores europeos permiso para trackearlos con cookies. Las webs tienen que mostrar un aviso señalando que emplean cookies, que el consumidor debe aceptar. Pero lo cierto es que las cookies no están solas en el mundo de la medición con fines estadísticos y publicitarios y, si todo sale como los grupos de presión esperan, no lo estarán tampoco en la normativa.

Las cookies no son el único método que los sites tienen de conocer a sus consumidores. Los grandes de internet están, de hecho, creando alternativas a las cookies, ya que estas no funcionan muy bien en un mundo cada vez más móvil y en el que los consumidores emplean cada vez más dispositivos más variados. Facebook apuesta por los sistemas de logueo o Google y Apple ha creado una identidad para cada consumidor, por poner un ejemplo.

Y mientras muchas son las compañías que apuestan por la huella digital, que no se puede bloquear por parte de los usuarios con los sistemas antipublicidad online existentes y que hace que el navegador cree una imagen que sirve para crear un perfil del consumidor. Este verano, un estudio de una universidad europea permitió identificar cómo funciona (y quién lo hace) este tipo de sistema de control.

Por el momento, este sistema es silencioso (el consumidor no sabe que la web está captando esa información) y eficaz, aunque Europa quiere que salga de la oscuridad y que los consumidores tengan la posibilidad de escoger sobre si quieren o no ser seguidos así. Por el momento, se está considerando al margen de la normativa sobre cookies (no son cookies, por tanto no hay que lanzar ese aviso a los consumidores) aunque puede que el futuro sea distinto.

Igual que las cookies

Así lo ha pedido en un informe el grupo Article 29, que es un grupo de trabajo en el seno de la Unión Europea en el que se sientan un representante de la autoridad de protección de datos de cada uno de los estados miembros, el Supervisor Europeo de Protección de Datos y representantes de la Comisión Europea. El grupo de trabajo es donde se crean las semillas para las normativas sobre temas de protección de datos comunitarias. La petición quiere que se igualen las obligaciones legales de la huella digital con las de las cookies y que los consumidores reciban una alerta y tengan que dar, por tanto, su consentimiento antes de que las webs puedan almacenar o no su información.

"Las partes que quieran procesar huellas digitales que se generan gracias al acceso, al almacenaje o a la información del terminal del usuario deben primero obtener el consentimiento válido del usuario (a menos que se puedan aplicar excepciones)", han concluido los miembros del grupo en su texto, como publica The Guardian.

Los reguladores, como explican desde el regulador de Protección de Datos británico al diario, están preocupados por el poder que todos esos datos tienen para identificar a los individuos de forma concreta y por el grado elevadísimo de detalle que permiten dibujar sobre todos y cada uno de ellos. Además, huir de la huella digital es prácticamente imposible, ya que los internautas no cuentan con herramientas para frenarlo. Los sistemas de adblock no actúan contra ellas y las extensiones para navegadores no se han centrado en ellas como hicieron en su momento con las cookies. Por ello, consideran, los consumidores deberían tener una herramienta y un apoyo legal para poder decir no a esa forma de seguimiento.

Por el momento, las palabras del grupo son solo una opinión, aunque dado que de esas opiniones salen muchas leyes pueden ser también un barómetro de lo que espera en el futuro a la industria publicitaria online europea.

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