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La estrategia y los trucos de YouTube para evitar la fuga de los creadores de contenidos

¿Cómo puede YouTube asegurarse que esos contenidos sigan afluyendo a su red?

Por Redacción - 17 Febrero 2015

Las compañías de internet tienen dos tipos de estrategias completamente diferentes a la hora de conseguir posicionarse como las que marcan la pauta en el terreno del vídeo online, ese creciente mercado en el que todas desean jugar fuerte porque los anunciantes ya han demostrado que están más que interesados. Los internautas no dejan además de ver vídeos en la red, lo que hace que el mercado sea uno de los que está en un momento de mayor ebullición en este momento.

Por un lado, están las compañías que están invirtiendo de forma directa y por ellos mismos en crear contenidos de elevada calidad. Es la estrategia que siguen las grandes firmas del mercado del VoD, como Amazon o Netflix, y las que están probando algunas de las compañías que quieren entrar en la carrera del vídeo, como Yahoo (que se ha convertido en el espacio de salvación de Community, una serie de culto online que la televisión había sentenciado a muerte).

Por otro lado, están las firmas que están empujando a los propios consumidores a crear esos contenidos que quieren que se conviertan en la puerta de entrada para que los internautas consuman vídeos en sus plataformas. Es lo que está haciendo Facebook, que está peleando con YouTube para robarle a sus estrellas y que está potenciando la aparición de los vídeos en el feed de actualizaciones, y es lo que lleva haciendo durante años YouTube.

La estrategia de YouTube pasaba, hasta ahora, por confiar directamente en lo que los consumidores decidían hacer. La usabilidad de la plataforma hacía que fuese muy sencillo publicar los contenidos y la popularización de los smartphones hizo que grabar vídeo fuese cada vez más y más sencillo, tan sencillo como simplemente sentarse delante de una cámara, grabar y subirlo a la red desde el propio dispositivo.

Pero en los últimos años, y a medida que la guerra por el vídeo se ha recrudecido, ya no parece suficiente el simplemente esperar a que los internautas publiquen contenidos. Existen más plataformas que los intentan seducir para ello y que le ofrecen de forma más o menos clara diferentes incentivos. ¿Cómo puede YouTube asegurarse que esos contenidos sigan afluyendo a su red?

A esa pregunta se suma otra cuestión: los internautas son cada vez más exigentes con lo que quieren o no quieren ver en la red. Las exigencias en lo que se refiere a calidad son cada vez mayores y los espectadores son menos bondadosos con los vídeos chapuceros o los grabados en condiciones más bien domésticas ya no son tan bien recibidos ahora que el vídeo online se ha convertido en mainstream y que las condiciones de estos contenidos son cada vez más de primera calidad.

Apostar por los productores

Y para impedir el punto uno y mejorar el punto dos, YouTube ha estado apostando en los últimos tiempos por una estrategia que pone en el centro al productor de los contenidos. La red de vídeos empezaba hace unos meses una estrategia de inversión directa en los productores de contenidos. La propia YouTube lo confirmaba y las filtraciones a la prensa especializada ponían en millones de dólares lo que la red estaba pensando gastarse directamente en ellos.

Pero esa no es la única pata en la que confían para conseguir que los contenidos que se suben a la red tengan más calidad. La firma también apuesta por los que ha llamado YouTube Spaces, que son estudios de grabación con espacios de calidad (y medios de igual calidad) que permiten a los creadores de contenidos contar con un plató a la medida de esos contenidos que esperan que suban.

Por el momento, YouTube solo ha abierto esos espacios en unas cuantas ciudades (Londres, Nueva York, Los Ángeles, Sao Paulo y Tokio) en los que se imparten talleres y se crean las condiciones necesarias para generar contenidos.

adentrado en uno de ellos. Cada uno de los espacios que forman el YouTube Space de Nueva York tiene una personalidad diferente, que puede ser además adecuada a cada una de las necesidades de los productores de contenidos y que se convierte, como explica el artículo, en una "oportunidad de grabación". YouTube crea así los escenarios y da el espacio para la puesta en escena. De hecho, hasta los baños pueden ser convertidos en elementos para un vídeo: los espejos tienen las condiciones necesarias para poder ser empleados en tutoriales de belleza.

"La gente ha hablado mucho sobre la democratización de la distribución del contenido a través de YouTube", les explica Adam Relis, el responsable del estudio neoyorkino, "y lo que esperamos estar haciendo es democratizar el acceso a los equipos y a unos recursos que los creadores podrían no tener de otra manera".

Para poder emplear el estudio para las grabaciones y beneficiarse de sus recursos (incluido un equipo técnico) hay que tener, eso sí, más de 5.000 seguidores en el perfil de YouTube, lo que hace que en realidad estos recursos no estén al alcance de cualquier usuario de la red de vídeos y sí a disposición de esos que empiezan a tener un cierto alcance y que son los que YouTube quiere conservar y dinamizar.

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