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Cómo el internet de las cosas transformará el marketing y la forma de relacionarse con los consumidores

Para empezar, los objetos se van a convertir en una nueva pantalla y en nuevo punto de contacto entre las marcas y los consumidores.

Por Redacción - 21 Octubre 2015

En el mundo de las películas de ciencia ficción, las persianas se bajaban y se subían solas, las casas aprendían de los hábitos de los consumidores y los productos de alimentación aparecían en la nevera cuando el consumidor los necesitaba. En el mundo real, las cosas funcionan de una forma mucho más similar a ese universo ficticio que el cine y la literatura adelantaban. Las persianas se bajan y se suben efectivamente solas, porque han aprendido ciertas normas sobre lo que ocurre cuando hay un exceso de luz (o la falta de ella). Las casas se adaptan a lo que los consumidores necesitan de ellas, apagando o encendiendo la calefacción cuando resulta necesario. Y, por el momento, la nevera no se llena sola por arte de magia, pero las neveras ya tienen el potencial de ayudar al consumidor a hacer la lista de la compra.

Estos cambios tienen una explicación. Se llama internet de las cosas y es una de las novedades tecnológicas que está cambiando la posición que ocupan los objetos y que modificará ya no solo el día a día de los consumidores sino también el papel que tendrán que desempeñar las marcas en el mismo. El internet de las cosas es, como su nombre bien indica, una realidad en la que las cosas, los objetos, están conectados a la red y se convierten, por tanto, en inteligentes. Esta capa de inteligencia les ayuda a ser más eficientes a la hora de relacionarse con los consumidores y hace que todo el contexto en el que se mueven las marcas cambie con ellos.

Para empezar, los objetos se van a convertir en una nueva pantalla y en nuevo punto de contacto entre las marcas y los consumidores.

Las compañías no solo tendrán que tener en cuenta la emergente tendencia multipantalla de los consumidores y perseguir a sus potenciales clientes a través del smartphone, la tele o el ordenador, sino que además ahora verán como la nevera o la lavadora se convierten en potenciales destinatarios de información.

Llenar estos dispositivos de anuncios "de los de siempre" quizás no sea la mejor formulación sobre cómo aprovechar el potencial de estos nuevos terminales conectados, pero crear una nueva estrategia específica y destinada a ellos podría servir crear una realidad mucho más eficiente a la hora de tratar con los consumidores. Así, por ejemplo, las marcas podrían crear estrategias de marketing de contenidos asociadas a estos objetos y a las necesidades de los consumidores o emplearlos para crear recordatorios de compra partiendo de la información que estos aportan.

Por muy innovador que esto parezca y por muy atractivo que resulte, no es sin embargo todo lo que el internet de las cosas puede hacer por las marcas y no es el único cambio que las compañías tendrían que introducir en su estrategia de marketing.

La personalización del objeto

El internet de las cosas abre la puerta a hacer los objetos, por si mismos, mucho más atractivos y mucho más llamativos, más potencialmente "conectables" para el consumidor. Como explican en Forbes, a los consumidores siempre le han atraído los productos con personalidades que resultan atractivas, lo que ha tenido un efecto en años y años de estrategias de marketing. Así, las cafeteras se convierten en sabios que hablan en los anuncios o las lavadoras dan consejos de lavado (o ponen cara de susto cuando se escoge el detergente "equivocado") en los suyos. Las marcas han jugado con el darle una personalidad humana (o animal) a los objetos desde siempre y el internet de las cosas permitirá hacerlo de forma mucho más eficiente y mucho más directa.

Pero esta humanización de los objetos no implicará solo que la nevera nos pida que la llamemos, digamos, Pepita y se muestre como una asociada en el proceso de alimentación, sino que también permitirá crear más valor añadido y añadir más servicios y productos. Las cosas ofrecerán algo más y eso las hará fuertemente diferentes a sus competidores.

Todos los mercados y todos los consumidores

Los mensajes no serán únicamente más eficientes porque serán mucho más directos (quien lo entrega será lo que está al otro lado cuando se necesita) sino que además se convertirán en algo mucho más específico, lo que los hará más efectivos. El mensaje no se lanzará a un target: Pepita, la nevera, te estará recordando a ti, consumidor concreto, que los yogures se han acabado y te recomendará que hagas la compra online ya mismo. ¿Quieres que abra la app del supermercado X?, podrá preguntarte mientras interactuáis.

Además, el internet de las cosas y el dotar de inteligencia a los objetos hace que las posibilidades de esta herramienta y sus potenciales beneficios no estén ligados únicamente a unos sectores concretos. En realidad, muchos son los que se pueden beneficiar de sus posibilidades. "Con el avance del internet de las cosas, todas las industrias podrán aprovecharse de incontables oportunidades para llegar a posibles compradores, el target preciso entre los consumidores, y obtener resultados inmediatos", apunta un experto a Forbes.

Lo conectable es literalmente todo: desde un coche hasta un libro, desde una nevera hasta un horno que ahora ayudará con las recetas.

El boom de la información

Y en este mundo en el que todo está conectado las empresas pueden enfrentarse a una realidad muy beneficiosa: todas las cosas se convertirán en una fuente de información que permitirá conocer mucho mejor al consumidor. En la era del big data, el internet de las cosas es una llave para acceder a datos de primera mano sobre el consumidor, sus intereses y sus hábitos.

La nevera chivará si, por mucho que seamos fans en Facebook de innumerables marcas sanas, en realidad lo que nos gusta es la pizza precocinada de la marca X y podrá decir cuántas veces compramos huevos, yogures y leche. La televisión inteligente no solo permitirá ver los contenidos de otra manera, sino que además lanzará anuncios interactivos y medirá nuestros ratios de respuesta. Y esos son solo un par de ejemplos.

Las empresas tendrán mucha más información que nunca (no hay que olvidar que los wearables también forman parte del internet de las cosas) y serán capaces de afinar de forma más precisa sus mensajes a los consumidores.

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