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¿Puede ayudarnos el Big data a potenciar y mejorar la innovación y la creatividad?

La información es una llave que permite conocer mucho mejor qué es lo que los consumidores esperan y qué es lo que comprenderán, amarán y consumirán

Por Redacción - 21 Marzo 2016

Una de las posiciones que se suelen adoptar es la de enfrentar elementos cuando se producen ciertos avances. Así, la tecnología solo puede ser una suerte de barrera o una suerte de alternativa a lo que "había antes". En un mundo altamente tecnológico, lo que existía previamente no puede seguir existiendo y lo que llega acabará matando a lo que había. Muchos análisis enfrentan, de hecho, a la tecnología y a sus crecientes capacidades con lo que ya existe y con el trabajo que ahora hace la mente humana. La tecnología se convierte en una amenaza para todo lo que esté ligada a ello. La gran pregunta es siempre si la tecnología matará o no la creatividad. Pero ¿no pueden relacionarse de una manera diferente estas dos realidades? ¿No pueden establecerse otro tipo de relaciones?

Lo cierto es que los hechos ya demuestran que el big data no tiene porque directamente acabar con unos y con otros y no tiene por qué funcionar como una alternativa. Algunas marcas ya lo están empleando como herramienta que potencia su trabajo y que ayuda a quienes trabajan a un nivel mucho más creativo. El Big data no es por tanto un freno para su trabajo sino más bien un elemento que lo apoya y que mejora sus resultados. Compañías del mundo del cine, productoras de contenidos audiovisuales e incluso medios de comunicación están usando el big data para ser más eficientes en sus servicios y para encontrar la llave para llegar mejor a los receptores de sus mensajes. El big data les está ayudando en sus procesos creativos y de innovación.

La información es una llave que permite conocer mucho mejor qué es lo que los consumidores esperan y qué es lo que comprenderán, amarán y consumirán. Los datos pueden servir para crear nuevos sabores de yogures, para crear un coche que todo el mundo querrá comprar o para descubrir la relación entre la compra de un producto y el total del carro de la compra, pero también pueden ayudar a descubrir qué películas quieren ver los consumidores, qué es lo que está fallando en las rutinas de trabajo de una redacción (y eliminar los problemas que hacen que no se trabaje cómodamente) o cuál es el próximo género musical que triunfará.

El caso más conocido en la relación entre innovación, creatividad y big data es el de Netflix y House of Cards.

La compañía usó el big data a la hora de lanzarse a la producción. Analizaron qué veían sus consumidores y qué querían ver para encontrar la línea por la que debían tirar. House of Cards se convirtió en un éxito inesperado (no, claramente, para quienes lo habían lanzado, pero sí para los analistas televisivos) y en la primera de una larga lista de contenidos hechos más o menos a medida. Saben qué les gusta a los consumidores y cómo y cuándo quieren verlo y lo lanzan. Lo hicieron entonces y lo siguen haciendo ahora, cuando detectan tendencias (como por ejemplo el interés por las series del pasado) para lanzar procesos creativos. Los datos les dicen por dónde pueden ir y ellos los usan para dar el chispazo a lo creativo.

No son los únicos. Hollywood ya está usando el big data para predecir éxitos de taquilla y respuesta comercial, como antes lo hacía con los visionados previos y las encuestas a consumidores. De hecho, The Revenant, uno de los nombres habitualmente presentes en las listas de nominados y premiados de los grandes premios del cine de los últimos meses, usó también el big data. La productora usó los datos de visionado (recogieron datos a niveles de profundo detalle sobre las reacciones de los consumidores) para detectar los momentos de gran engagement.

A esto hay que sumar el éxito reciente de las películas de superhéroes. Si están en taquilla todo el tiempo es porque Marvel ha empezado a usar big data para analizar cómo se interrelacionan sus historias y cuáles son los héroes secundarios que los consumidores quieren ver.

La música lo emplea (y los medios)

El cine y las series no son las únicas que usan el big data, lo cierto es que cada vez más industrias se han pasado a estas herramientas para comprender a sus usuarios y predecir corrientes. Los datos son, por ejemplo, uno de los puntos clave del éxito de Spotify, que les ayuda a dar a los consumidores lo que quieren oír en el momento exacto en el que quieren hacerlo. La compañía usa además los datos como material para servicios y llamadas de atención con contenidos para los consumidores. Es posible, por ejemplo, decirle a Spotify que quieres escuchar lo que está escuchando tu entorno. No es más que un uso más de la información.

Y ese no es el único cambio. La información se ha convertido en una base más de datos sobre qué hay que hacer y cómo llegar al consumidor. Como explican en un análisis en VentureBeat, los datos pueden ayudar a mejorar tanto el recuerdo de la canción como el reconocimiento de marca asociado, algo muy importante cuando lo que se quiere es usar la música con fines comerciales en anuncios.

Las investigaciones basadas en datos también han ayudado a comprender cómo las canciones se hacen famosas y cuáles son las que cruzarán o no la frontera entre el éxito y el fracaso.

Y los medios no se han quedado, por su parte, atrás tampoco en la carrera por usar el big data. Muchos son los grandes medios que ya tienen expertos en big data en su plantilla o que usan la información como herramienta de trabajo. Para los medios, el big data puede ser útil en dos vías. Por un lado, la información les dice qué es lo que quieren sus lectores y los ayuda a ser más virales y a conectar mejor con las audiencias. Por otro lado, el big data se convierte en la noticia y cada vez son más los medios que cuentan con equipos que se dedican a peinar datos y a hacer las preguntas pertinentes al big data para encontrar la próxima gran exclusiva.

Es una cuestión de prisma

La cuestión no es por tanto ver las cosas como un elemento en el que solo se puede ser o blanco o negro sino más bien como una cuestión más compleja y variada, una en la que las opciones son mucho más amplias y en las que se pueden encontrar caminos entre medias. La tecnología no se debe ver simplemente como una enemiga sino más bien como una potencial aliada, como una herramienta que hará que las cosas sean más sencillas y que ayudará a comprender a los receptores. El big data es como una desbrozadora que abre camino para que se circule detrás.

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