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El peso de los algoritmos es cada vez mayor entre los consumidores más jóvenes

Usuarios y consumidores más jóvenes, deseosos de que un algoritmo decida por ellos qué consumir

Por Redacción - 1 Marzo 2017

Una de las palabras clave que se han convertido en cruciales para comprender lo que está sucediendo en los últimos tiempos en el escenario en el que se mueven las marcas y empresas es algoritmo. Los algoritmos han empezado a dominarlo todo y a ser claves para cualquier cosa, desde las noticias que leemos cada mañana hasta las recomendaciones de nuestra tienda online de confianza que nos dicen lo que tenemos que consumir la próxima ocasión. Son algoritmos los que recomiendan los libros de próxima lectura en Amazon, son igualmente algoritmos los que deciden que anuncios veremos mientras navegamos por internet y son algoritmos también los que determinan si las fotos de las vacaciones de la prima X son más importantes que el link que compartió el tío Z en el feed de la red social de turno.

Este creciente poder de los algoritmos no solo ha creado una situación diferente y nueva, en la que la tecnología tiene cada vez más y más poder e influye más y más en nuestras decisiones y en cómo vemos el mundo, sino que también ha creado un cierto clima sobre la cuestión y sobre cómo la percibimos. Se podría decir que hay, en general, un clima de crítica del algoritmo.

Los consumidores e internautas son cada vez más conscientes del poder creciente que tienen estas herramientas y del peso que estas ganan (además del hecho de que, para que estos algoritmos funcionen bien, las firmas tienen que hacer antes una labor de "espionaje" en profundidad), lo que les ha convertido en especialmente críticos sobre el tema. Los artículos y los análisis sobre el rechazo a esta realidad y a esta situación entre los usuarios se suceden, aunque ¿es realmente tan general? ¿Están realmente todos los consumidores posicionándose de forma absoluta y totalmente crítica ante el boom de los algoritmos y su creciente poder en las decisiones y la información que consumen los consumidores?

Lo cierto es que la situación es mucho más compleja de lo que puede parecer y, en realidad, quizás lo que los analistas deberían lanzarse a estudiar es la brecha generacional. Es decir, no todos los consumidores ven la situación con los mismos ojos y no todos tienen el mismo grado de rechazo ante los algoritmos y lo que estos implican. De hecho, a medida que se va bajando la franja de edad se puede ver cómo los usuarios son cada vez más receptivos ante el algoritmo y mucho más positivos ante su poder y su alcance. Cuanto más joven sea el consumidor, mayor confianza tendrá en el algoritmo.

Para comprenderlo y para verlo, en realidad solo hay que unir las piezas. Una de las últimas fuentes que puede mostrar esta tendencia es el Edelman Trust Barometer, que analiza en qué se fían los consumidores y cuáles son los espacios y escenarios a los que realmente dotan de confianza.

En qué el algoritmo gana

Según sus conclusiones, los adolescentes confían en los algoritmos para que estos escojan el contenido que están recibiendo y lo hacen más que los adultos. De hecho, los datos exactos del estudio apuntan que lo hacen el doble que los adultos. Igualmente, confían más en los buscadores y en la información que les ofrecen en mayor medida de lo que confían en sus contactos personales. Los datos son sorprendentes porque los adolescentes también confían en los expertos mucho más que los adultos (expertos a los que solo se llega a través de los medios tradicionales) y en el periodismo de datos.

Y en realidad ya no es solo que confíen en lo que los algoritmos escogen para ellos como información que deben leer, sino que en realidad esa ya es su principal fuente de datos y la manera gracias a la que comprenden qué está ocurriendo en el mundo. El 61% de los millennials, según datos del Pew Research Center, ya obtiene la información política solo en Facebook: es decir, se enteran de lo que está pasando (y votan acorde a ello) por lo que ven en esa red social.

La cuestión no es solo de acceso a la información, sino también económica, ya que los consumidores más jóvenes están confiando en realidad en los algoritmos para prácticamente todo. Según algunas estimaciones, se espera que los algoritmos gestionen cantidades de inversión de trillones (americanos, billones españoles) de dólares en el futuro inmediato, gracias a servicios de inversión automatizados. Serán principalmente los millennials quienes confíen en estos "brokers automáticos" y quienes dejen su dinero en mano de los algoritmos para que inviertan por ellos.

El peso del algoritmo en lo económico se verá también en cuestiones mucho más pequeñas, pero igualmente relevantes. Los millennials aman las votaciones y las opiniones: esto hace que deseen consumir basándose en las opiniones de los demás y en las estrellas que otros consumidores dan a los productos y que, por tanto, sean un tanto esclavos de lo que el algoritmo de turno escoge para ellos en medio de todo ese maremágnum de recomendaciones que otros han dejado.

Todo ello crea un panorama completamente diferente, en el que las marcas y las empresas no tienen más remedio que comprender el poder del algoritmo y que trabajar para posicionarse en ese escenario y en ese terreno. Si tus consumidores esperan que sea un algoritmo quien les diga qué comprar, no queda más remedio que comprender ese algoritmo para ser quien es recomendado.

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