Opinión Estrategia

Experiencias: La salvación de una muerte segura

PhD en Marketing y autora de las principales publicaciones de...

Las empresas chinas saben muy bien lo que significa competir en precios. Cansados de esta situación sus directivos están optando por cruzar el charco.

Estos días se daba a conocer cómo empresarios como Kobe Zhang, vicepresidente de una compañía productora de equipos de audio de Guangdong, afirman estar estableciéndose fuera de sus fronteras. En el caso de Kobe Zhang el destino es California y el reto es grande pues supone una verdadera transformación para su negocio tradicional. Cuando se le preguntaba a este empresario el porqué de esta decisión en lugar de optar por un mercado conocido como el suyo, la respuesta era tajante: "durante años nuestros beneficios han caído significativamente, moriremos si no nos expandimos, no tenemos elección".

Cualquiera que haya visitado China ha experimentado en primera persona un mercado en situación de guerra de precios extrema. Un claro ejemplo de ello es la calle comercial Shangxiajiu, la más importante a nivel comercial de Guangzhou y de todo el sur de la China continental con casi un kilómetro y medio de calle y más de 300 establecimientos abiertos al público, que apenas ofrecen la figura del escaparate en la lucha de capturar la atención del viandante eliminando las barreras de entrada a los establecimientos. Sólo se ve, se oye y se toca la palabra precio.

Ante esta situación compañías como Aland, dedicada a los suplementos nutricionales, están comenzando a poner el foco en la calidad como pasó en Japón hace 50 años. Ante este escenario y la posición de poder como fabricante del mundo entero ya hay quien afirma que China dominará el mundo, como en el escrito que Luciano Pires ha hecho circular por internet advirtiendo del peligro de dejar la producción mundial en sus manos.

Sin embargo, ante esta situación algunos más allá de calamidades vemos oportunidades y posibilidades de diferenciación. La calidad "de procesos" es algo en lo que Estados Unidos y Europa llevan muchos años trabajando, sin embargo la calidad percibida por el cliente y la calidad emocional apenas se ha gestionado. Sólo algunas empresas que surgieron primordialmente en el sector turístico como los cruceros y los parques temáticos fueron ejemplos de cómo potenciar la creación de vínculos emocionales. Esta iniciativa se está extendiendo a otros sectores como fruto de la indiferenciación a la que se están enfrentando.

Estamos por tanto, ante una revolución donde predominará la inteligencia emocional ante lo que ha movido el mundo hasta ahora "la inteligencia racional". Hasta los "test" de inteligencia han estado basados fundamentalmente en la parte racional del cerebro, sin embargo ya se ha confirmado que serán los directivos con grandes dosis de creatividad los que triunfarán en un futuro con lo que seguramente muchos de nosotros seremos sorprendidos en la forma en la que cambiará la medición de lo que hemos entendido hasta ahora como inteligencia.

Crecimientos sostenidos en el tiempo y evitar caídas drásticas en la rentabilidad, serán los factores que experimentarán las empresas que crean que esto es ya una realidad y que supondrá la salida a una muerte segura: la guerra de precios.

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