Artículo Estrategia

Cómo pueden las empresas y marcas aprovechar el tirón de los Juegos Olímpicos

Por Redacción - 10 Agosto 2016

Los Juegos Olímpicos acaban de recibir el pistoletazo de salida en Rio de Janeiro. Brasil será durante los próximos días el epicentro informativo y todo el mundo estará pendiente de lo que ocurre en la zona. Los deportes se colarán en todos los espacios informativos y las historias de superación y lucha de los deportistas de las diferentes disciplinas abrirán periódicos, se colarán en la televisión y serán virales en la red, que todo el mundo compartirá y recibirá. Con ellos y con esta fiebre de los contenidos asociados a las Olimpíadas irán de la mano las marcas, para quienes eventos como este son una oportunidad de oro para posicionarse en el cada vez más competitivo mercado.

Por ello, durante los próximos días las marcas se esforzarán por aprovechar cualquier elemento y cualquier mención posible para unirse a la marea de contenido y para posicionarse como sea en el frenesí olímpico. Lo harán las marcas que son patrocinadores oficiales de los Juegos (y que tienen que pagar cantidades milmillonarias para ello) pero también las demás, que usarán las redes sociales, las conversaciones y cualquier elemento que se pueda posicionar como "al hilo de" para conectar con las audiencias.

Los Juegos Olímpicos son una oportunidad perfecta para que las marcas se posicionen en dos terrenos que tienen una importancia cada vez mayor en sus actividades y en sus necesidades de marca. Las Olimpiadas son un escaparate para llegar a audiencias mayores y para que los mensajes tengan un eco global (algo muy relevante en un mundo en el que los contenidos están cada vez menos limitados por las fronteras) y, sobre todo, lo son para conectar con el público en un entorno emergente, el de los dispositivos móviles. Eso es lo que explica a BizReport Marco Veremis, CEO de Upstream, analizando cómo las marcas pueden capitalizar los Juegos.

En lo que toca a la audiencia global, es una especie de consecuencia natural de la propia naturaleza de los mismos Juegos. "Las Olimpiadas son un evento global así que naturalmente tiene sentido que las marcas intentan llegar a una audiencia global", apunta el directivo. Las marcas deben, sin embargo, optimizar el mensaje para que llegue a todos los potenciales receptores con la misma calidad y con las mismas características, algo muy importante y crítico en un mundo en el que el cómo va a ser necesariamente distinto. Ya solo el modo en el que se accede a la red y las características de las conexiones móviles de cada mercado lo son.

Por otro lado, las marcas tienen que recordar que durante los Juegos el gran ganador va a ser el móvil. Si ya en la edición de 2012, la mayoría de las visitas vinieron vía dispositivos móviles, en la presente edición lo serán aún más. Se espera que la actividad móvil sea muchísimo mayor que en años anteriores, lo que hará que el móvil se convierta en una oportunidad de oro para las marcas. Algunas estimaciones apuntaban a que el 85% de los consumidores que sigan los Juegos Olímpicos usará una segunda pantalla mientras lo haga.

Tener los objetivos claros y no dejar a la suerte

Por ello, las marcas tienen que saber muy bien con qué juegan para poder posicionar sus contenidos y sus mensajes de marca y conectar así con los consumidores que estarán entregados a la pasión olímpica. Y para hacerlo no vale con simplemente lanzar un par de mensajes y quedarse así con la corriente. Las marcas tienen que hacer un trabajo serio y sólido para aprovechar el tirón, especialmente teniendo en cuenta que todo el mundo estará usando la misma herramienta y los mismos mensajes para lograrlo. Las Olimpiadas son una gran oportunidad, pero también una en la que se producirá mucha competencia para intentar posicionar los mensajes. Todo el mundo estará hablando de ello, se generará mucho ruido y destacar será muy complicado.

Las marcas tienen, como siempre, que crear una estrategia y que fijarse unos objetivos. De hecho, hay marcas que empiezan a trabajar en su campaña asociada a las Olimpíadas nada más y nada menos que 100 días antes de que estas comiencen, posicionándose así ya como una marca olímpica y trabajando el mensaje antes de que se produzca el pico de ruido. Las compañías tienen que saber qué quieren lograr aprovechando la competición y deben orientar todos sus esfuerzos hacia ese terreno.

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