Artículo Estrategia

Aunque las empresas tienen claro que sus trabajadores pueden ser sus mejores "brand advocates", pocas están haciendo cosas reales para potenciar esos vínculos

Las empresas que escuchan a sus trabajadores y dejan que influyan en sus decisiones son una minoría

Por Redacción - 26 Octubre 2020

Hay unos cuantos términos en inglés que se repiten cuando se habla de cómo los propios trabajadores son muy importantes a la hora de crear imagen de marca, transmitir valores o incluso llevar a la empresa en la buena dirección. Ellos son quienes permiten escuchar y conocer a los consumidores y quienes guían a la compañía hacia el futuro.

Los casos de éxito son igualmente siempre repetidos, mostrándolos como ejemplo perfecto de innovación y estrategia de futuro, de empresas altamente creativas y rompedoras.

Todo esto es la teoría, sobre la que insisten conferencias, artículos en medios, libros business y gurús de todo tipo. Pero, por mucho que las compañías parezcan que lo sepan y que lo han escuchado, ¿lo están llevando realmente a cabo? ¿Están escuchando a sus empleados, teniendo en cuenta su feedback y ajustando su posición en el mercado a sus comentarios? La realidad, viendo los datos de un reciente estudio europeo, es que no.

No escuchan a sus trabajadores

Un estudio reciente de Eurostat ha analizado cómo se ha integrado el diálogo social en las empresas de la Unión Europea. Los datos dejan claro que, por mucho que se haya repetido la importancia de la voz del empleado y por muchos términos de moda que se hayan generado, las compañías están muy lejos de incorporarlo.

Solo el 31% de las empresas de la UE facilita que sus empleados puedan ser parte de la toma de decisiones. Esto es, solo ese escaso tercio de las empresas da herramientas a sus empleados para hablar y los escucha a la hora de tomar decisiones. Para el resto de las compañías europeas, sus empleados no cuentan con una voz clara.

Por supuesto, los datos no son iguales en todos los mercados. En Dinamarca y Suecia, algo más de la mitad de las empresas escuchan a sus plantillas. En Polonia y Holanda, lo hacen una quinta parte. Esos cuatro países son los extremos de la horquilla.

Creen que sería mejor implicar a los empleados

Todo esto ocurre a pesar de que, como explican desde Eurostat, aquellas empresas que combinan la implicación de los empleados, la autonomía en trabajo y las oportunidades internas y la formación son las que logran mejores datos no solo en el bienestar de sus trabajadores sino también en sus resultados.

Paradójicamente, el 70% de los gestores de empresa europeos apunta que considera que implicar a los trabajadores en las decisiones de la empresa da a la compañía una ventaja competitiva. Un 32% cree, eso sí, que implicarlos hace que todo vaya con más retrasos.

Y, al final, los canales de conexión entre trabajadores y empresa son siempre los clásicos (y los que los estudios han ido dejando claro que no funcionan muy bien). Así, para conectar directamente con sus plantillas, el 94% de las empresas europeas acaban echando mano de las reuniones entre trabajadores y el jefe de su área.

Mucho menos habituales son las compañías que han integrado de forma clara una estructura oficial para el diálogo social entre la empresa y los trabajadores, como un consejo de trabajo o una delegación sindical. Solo están presentes en el 29% de las compañías.

Por tanto, y en conclusión, aunque las empresas tienen claro que sus trabajadores son sus mejores brand advocates, que pueden ser la fuente de innovación y creatividad y que ayudan a encontrar oportunidades de negocio y a asentar mejor a la empresa, pocas son las que están haciendo cosas reales para potenciar esos vínculos entre compañía y empleado. Si los trabajadores sienten que sus empresas no los escuchan es, en realidad, por algo.

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