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Lo que la respuesta a la caída de Twitter dice sobre cómo son los usuarios y consumidores hoy

La respuesta que los consumidores tienen cuando se caen las redes sociales no es más que la prueba viviente de cómo han cambiado las cosas

Por Redacción - 19 Enero 2016

Hasta no hace mucho, quien quisiera entrar en Twitter se encontraba directamente con un problema. La red social estaba caída y por tanto era imposible acceder a ella. La incidencia fue global y afectó a prácticamente todo el mundo (como bien se ve en la avalancha de comentarios sobre el hecho que aparecieron en otras redes sociales o por la cobertura informativa que logró el parón del servicio). La culpa de la incidencia la tuvo un fallo técnico, aunque por el momento no se sabe qué es exactamente lo que falló y lo que tiró el acceso vía móvil, vía escritorio y vía aplicaciones de terceros.

Pero más que la caída, que después de casi dos horas de parón está ya solucionada (ahora mismo se puede acceder a la red social sin problemas ni incidencias), lo que invita a reflexionar es lo que sucedió durante la misma y lo que se ha convertido en una especie de proceso que se repite una y otra vez cuando se repite una situación como esta. Cada vez que una red social se cae (y la red social en cuestión suele ser Twitter, aunque Facebook también lo ha hecho en alguna ocasión), los consumidores se lanzan en masa a la siguiente red social por popularidad que se "mantiene en pie", se lanzan a comentar la jugada y la situación y se disponen a buscar en los medios online lo que está pasando.

Los medios, por supuesto, convierten cualquier caída o cualquier fallo del servicio en noticia de última hora en sus ediciones online, noticia que incluso a veces salta a los medios que no son de internet y se convierte en la curiosidad del telediario o en un breve en algún periódico en papel, por mucho que en realidad no se sepa nada más que que está caído y que la empresa en cuestión no está haciendo muchos comentarios sobre la cuestión. Poco importa: los internautas querrán saber qué está ocurriendo y recurrirán a las cabeceras online y estas tienen que tener algo preparado para que sirva de respuesta. No hay más que ver cómo iban avanzando los números de noticias dedicadas a la caída de Twitter y los análisis que iban recuperando las caídas anteriores o las cosas que se pueden hacer mientras no vuelve la red social en cuestión.

¿Qué se puede deducir de todo esto y qué se puede concluir? Más allá de que los medios online siempre acaban haciendo una noticia de todo aquello que acabará por convertirse en una especie de clic fácil, como ocurre con las caídas de las redes sociales y la necesidad de los consumidores de saber qué está ocurriendo, se puede analizar el último punto. ¿Por qué los consumidores sienten esa necesidad de saber por qué las redes sociales han dejado de funcionar?

El pánico de quedarse fuera

Lo primero que los consumidores necesitan cuando una red social no funciona, o no les funciona a ellos, es saber qué está ocurriendo. ¿Son ellos los que se han quedado sin Facebook, sin Twitter o sin la red social que más les gusta o es todo el mundo el que se está viendo arrastrado al apagón? Las redes sociales se han convertido ya en una parte tan importante del día a día de los consumidores que su consulta se ha naturalizado y que el acceder a las mismas se ha convertido en una parte de la rutina diaria, una que asegura además que se está al día de lo que está ocurriendo en el mundo y que se está al tanto de lo que se necesita saber de lo que están haciendo los amigos y los conocidos.

Lo cierto es que los consumidores sienten una gran presión por no quedarse fuera de onda, por no perderse nada. De hecho, es un síndrome y tiene ya un nombre. Se conoce como FoMO, que son las siglas en inglés del "miedo a perderse algo". El síndrome se ha convertido en un nuevo aliado de las marcas en cuestiones como pueden ser las ventas online, ya que los compradores tienen miedo a perderse los productos y a quedarse fuera de juego, pero también en una muestra muy clara de cómo han cambiado para siempre los consumidores.

Ahora los consumidores son internautas. Incluso si no lo son o no lo son de una forma muy regular, su comportamiento se ve marcado directamente por el efecto que la red ha tenido en la sociedad. Internet ha hecho no solo que todo vaya más rápido y que haya cada vez más información y más opciones, sino que además ha logrado hacer que los consumidores estén obsesionados con acceder a esos datos y a esos conocimientos en todo momento y cuando quieren hacerlo. Se ha perdido paciencia, se podría decir, y se ha generado cierta dependencia del siempre conectado. Queremos saberlo todo en el momento exacto en el que nos lo preguntamos. El ya esperaré para mirarlo parece - lo es - un eco y un recuerdo del pasado.

La respuesta que los consumidores tienen cuando se caen las redes sociales no es más que la prueba viviente de cómo han cambiado las cosas. Los consumidores sienten esa necesidad de acceder a la información y de ver qué es lo que está pasando en redes sociales. Quieren confirmar que no son ellos solos los únicos que se han quedado fuera de la fiesta, ya que en el mundo de hoy en día quien no tiene acceso a los datos y a la información es quien está perfilándose para ser el perdedor de la carrera.

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