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Por Redacción - 17 Noviembre 2016
Uno de los grandes problemas a los que se ha tenido que enfrentar la televisión en los últimos tiempos es el hecho de que ha perdido su condición de elemento central. Esto es, en el pasado, la tele no solo era el epicentro del salón, el electrodoméstico que lo dominaba todo, sino también el epicentro del entretenimiento, una especie de elemento "sagrado" que requería la mayor atención posible y una atención única. Cuando empezaba el programa que se quería ver, lo que se hacía era sentarse en el sillón y prestar atención a lo que estaba en la pantalla. Ya llegaría el momento de la pausa publicitaria para hacer otras cosas y para distraerse con otras cosas.
Pero las cosas han cambiado. La irrupción de internet no solo ha creado competencia directa para la vieja televisión y no solo se ha llevado a sus audiencias a otras fuentes de contenidos y a otros escenarios, sino que además ha tenido un impacto directo sobre cómo se consume la televisión. La aparición de las segundas pantallas y el hecho de que nos permitan estar conectados en todo momento y en cualquier ocasión no solo ha hecho que los móviles vayan con nosotros a todas partes y cambien por completo como nos comportamos (ahora podemos mirar en una tienda si su competencia tiene el producto más barato y podemos buscar dónde está la tienda más cercana y no simplemente vagar por las calles buscando dónde comprar) sino que además ha hecho que nuestra atención esté más dividida que nunca. Ya no solo hacemos una cosa: los móviles y el estar siempre conectados a la red nos permite hacer, al mismo tiempo, muchísimas cosas.
Y esto tiene un impacto directo sobre la tele, porque ya no solo vemos la televisión, sino que además hacemos otras muchas cosas. Ahora vemos la televisión mientras hacemos cualquier otra cosa en nuestro tablet o en nuestro smartphone, lo que ha creado un escenario mucho más complejo y, sobre todo, ha hecho que estemos cada vez más distraídos mientras accedemos a ese contenido. Es decir, la televisión ya no tiene nuestra atención absoluta y no prestamos por tanto atención a todo lo que ocurre en la pantalla. El momento de ver la televisión es el momento de ser multitarea.
Lo más preocupante para la televisión no es solo esto sino que la tendencia va en aumento. Cada vez estamos más distraídos mientras vemos la tele. La tendencia no solo es creciente sino que este crecimiento es, además, global, como acaba de demostrar un estudio de Ericsson.
¿Cuáles son las conclusiones que ha alcanzado el estudio?
Partiendo de una muestra de consumidores internautas que abarca de los 16 a los 69 años, se han dado cuenta de que los móviles se han convertido ya en un acompañamiento mientras se ve la televisión, en un elemento siempre presente mientras se accede a contenidos televisivos. La tele ya no se ve sin un dispositivo móvil en la mano.
¿Qué se hace mientras se ve la tele? El dispositivo móvil de turno sirve, sobre todo, para acceder a la red y acceder a contenidos. Un 31% de los encuestados usa sus dispositivos móviles para navegar por internet, buscando contenidos relacionados con lo que están viendo, lo que supone un crecimiento frente a las cifras del anterior estudio. En 2014, solo el 23% de los espectadores usaban sus móviles para esto. El siguiente punto relacionado con lo que se ve es el de usar el móvil para acceder a debates online sobre el contenido que se está visionando. Lo hace un 19%, frente al 17% que lo hacía en 2014.
Pero lo más interesante (y posiblemente lo más preocupante para las televisiones) es que uno de los escenarios que más han crecido ha sido el de usar el móvil para acceder a un contenido completamente diferente. Según los datos del estudio, un 20% de los espectadores emplea su dispositivo móvil para así poder ver dos o más programas al mismo tiempo. En 2014 solo lo hacía el 15%.
Por supuesto, este no es el único estudio que ha llegado a esta conclusión y que ha presentado este tipo de datos, lo que hace que la situación de la televisión esté mucho más clara. Los consumidores ya no conciben ver la tele sin hacer mientras otra cosa.
