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Por Redacción - 23 Febrero 2012
Los jóvenes utilizan los teléfonos móviles constantemente, hasta el punto de plantearse comprar a través de él (m-commerce) y relacionarse con sus amigos. Un estudio realizado por la agencia mBlox entre más de 4.000 jóvenes con teléfonos móviles en Estados Unidos y Reino Unido arroja un poco de luz respecto a cómo deben actuar las compañías con ellos en todo lo referido a la publicidad móvil.
La gente joven con edades comprendidas entre los 18 y los 24 años están conectados a su móvil una media de entre 1 y 5 horas al día el 89% de ellos mientras que también existe un pequeño porcentaje que afirma estar conectado entre 5 y 10 horas. Sólo un tercio de ellos en cambio aceptan la publicidad móvil, las promociones de las marcas aunque más de la mitad sí opina que es importante tener la posibilidad de decir sí o no, la opción de elegir si quieren recibir esta publicidad o no.
Michelle Turner, jefa de marketing de mBlox, opina que este estudio ofrece a las empresas importantes datos sobre los que empezar a trabajar. Turner afirma que 2012 es el inicio del comercio móvil y que esta investigación puede ayudar a las marcas a decidir sus próximos pasos. Conocer los gustos de los consumidores facilitará la forma de relacionarse con ellos.
Pero las marcas también deben tener un poco de cuidado con la información que manejan puesto que un gran porcentaje de estos usuarios encuestados se preocupan por los datos que revelan sus dispositivos. Mientras el 30% de los encuestados quieren recibir ofertas de marcas locales, dos tercios no quieren que las marcas conozcan su paradero, dónde se encuentran a cada momento. A más de la mitad de los encuestados les preocupa que la información de su tarjeta de crédito pueda ser robada. Uno de cada dos teme el acceso no autorizado a sus cuentas personales.
Parece ser que uno de los principales problemas que se barajan con estas novedades son eso mismo, la novedad. Debido al rápido avance de estas tecnologías el usuario se siente en ocasiones perdido y falto de información y ese sentimiento hace que sea reticente a acciones como dar su número de tarjeta de crédito o temer por el riesgo de entrar en páginas de internet falsas.
