Noticia Campañas Publicitarias

Nuevos consumidores: Renovando el vestuario publicitario

Por Redacción - 14 Julio 2009

“Un consumidor ya no es simplemente aquel que compra productos de consumo”

Tradicionalmente, un consumidor era simplemente aquel que compraba productos de consumo. No obstante, esta definición quedó obsoleta en el mismo momento que el consumidor tomó conciencia de su capacidad de intervenir en el proceso y de exigir ser escuchado por las marcas. Y si el consumidor evoluciona, la publicidad debe evolucionar con él. Ya no sirven campañas con fórmulas estándar unidireccionales: es el momento de apostar por una comunicación mucho más innovadora, participativa y, sobretodo, personal.

En un contexto como el actual, donde todo cambia a un ritmo trepidante, los profesionales de la publicidad y la comunicación no podemos quedarnos atrás. Ya no sirven campañas con fórmulas estándar unidireccionales porque los consumidores buscan alternativas, aprecian las novedades y, sobretodo, quieren participar. Por eso, ahora más que nunca, los publicistas debemos recordar que es el consumidor quien marca las reglas.

En su definición más simple, un consumidor es aquel que compra productos de consumo. Si buscamos una definición un poco más profesional, encontramos que consumidor es un agente económico con una serie de necesidades y deseos que cuenta con una renta disponible con la que puede satisfacer esas necesidades y deseos a través de los mecanismos de mercado. No obstante, y situando ahora a los consumidores en el ámbito de la publicidad, éste se convierte en “destinatario”, al que los anunciantes entienden como “personas a las que se dirige el mensaje publicitario o a las que éste alcanza” .

En otras palabras, para la publicidad el consumidor (ya sea persona u organización), es o debería ser todo. Es su razón de ser y por ello debe trabajar, ya no sólo pensando en él, sino también para él. Por muy buena, innovadora o impactante que sea una acción publicitaria, si el consumidor no responde, el objetivo propuesto por el anunciante fracasa. Y es por esto que el fin de la publicidad es convencer al consumidor de las bondades del producto que anuncia, de persuadirlo para que lo compre o lo use.

Y persuadir implica la intención de incidir en la conducta de los que reciben el mensaje. El análisis de las necesidades del consumidor es un primer paso para lograrlo, pero en la actualidad, se impone ir más allá y conocer cómo se produce el comportamiento, por qué y si existen factores que lo determinan.Laura MarínConsultora en comunicación

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