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Por Redacción - 16 Enero 2012
Todos buscamos ser influyentes, esa es una gran noticia ¿no os parece? Si pensamos en términos de marketing, branding, publicidad, en definitiva… bajo el prisma de la promoción del quién somos y qué hacemos para satisfacerte a ti, por el que se guía la nueva empresa, buscar la influencia es un el mejor compromiso que podemos adquirir con el nuevo orden social.
Avanzamos por una ralentización de los resultados empresariales. Cada vez más, las sociedades se componen de unidades de trabajo individuales que, gracias a las nuevas tecnologías, se integran desde la tranquilidad de sus hogares a un completo equipo de trabajo en pos de entregar su aporte (de experto) para el crecimiento de la marca a la que representan
Es evidente que la calidad de las acciones individuales expuesta como parte del valor agregado de lo que hacemos, captará la atención de nuestro público objetivo haciéndonos más visibles e influyentes.
Si aceptamos lo anterior como ejemplo del escenario actual, podemos darnos cuenta que no es posible aprovechar las ventajas que nos brinda la red, sino es construyendo una influencia individual en asociación con otras.
Los apóstoles y clientes evangelistas de las marcas demandan co-creación y cooperación de las empresas con las que se vinculan.
Alcanzar la Experiencia del consumidor, sólo es posible a través de la unión de influencias, lo que desata la emoción del vínculo y transforma al cliente (interno o externo) en apóstol de nuestra marca. Ello no es un tema menor si pensamos que la influencia asociada a nuestra marca, personal o de empresa, es obtenida analizando las influencias de aquellos con los que interactuamos.
El nuevo consumidor rechaza cualquier estrategia tradicional, masiva e invasiva, que no resulte de la comunicación e interacción constante y que ofrezca una “emoción”. Ciertamente la vertiginosidad con la que avanza el modelo nos deja siempre exhaustos, tal pareciera que fidelizar y evangelizar, está más cerca de ser lo mismo. Si buscamos ser una marca influyente, necesitamos a nuestros apóstoles.
Del “jefe” al “líder” volviendo a la humanidad
El nuevo consumidor necesita guías que le muestren el camino hacia la especialización, líderes que le indiquen el beneficio emocional que obtendrá de su relación con la marca, profesionales en definitiva que sean capaces de extraer sus pasiones para las que la marca, tiene las respuestas.
Obviamente para lograr una marca influyente necesitamos apóstoles ya para ello, debemos buscar su emoción, dotarles de la información que necesitan para desarrollar su propia creatividad y ser responsables en los compromisos adquiridos. ¡El líder siempre da ejemplo!
Apóstoles y consumidores, nuestra marca está en sus manos
Los apóstoles o "clientes evangelistas" están comenzando a ser más que aliados, transformándose en parte indispensable en la elaboración de estrategias y planes de las empresas. Contar con una comunidad sustentada por nuestros apóstoles es la más eficaz acción de marketing que podemos implementar si buscamos consolidar una marca influyente.
Estamos en el ciclo de la humanización, no lo olvidemos y ésta debe comenzar con una reinvención de las políticas de nuestra empresa, centrándonos en los valores y la generación de confianza, ya son los pilares que sustentan hoy la influencia y siempre, teniendo muy presente que el crecimiento sólo llega, de la mano de un equipo de influenciadores que reman hacia el mismo objetivo. ¡Aunque suene utópico, así es como funciona, necesitamos a nuestros apóstoles para ser influyentes!
