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De la libertad de expresión al libertinaje de los Trolls en los Social Media

Consultoría de Branding Personal y Reputación Online. Social Media Manager...

Cada vez encontramos en la red una mayor cantidad de críticas infundadas y mensajes ofensivos, vertidos de forma gratuita y sin ningún tipo de fundamento.

Precisamente ayer informaba el Huffington Post de que las condenas por abuso online se han duplicado en cinco años. Es la cara negativa del Social Media, las redes sociales también han venido a dar voz a esos seres que, por el mero hecho de ofender, lanzan a la esfera mediática sus degradaciones verbales, con la única intención de menospreciar al destinatario, blanco de sus vejaciones, y de conseguir cierta repercusión por unos días? ¿Hasta qué punto la libertad de expresión implica libertad de "ofensión"?

¿Cómo actuar ante estos ataques verbales gratuitos? No siempre la mejor defensa es un buen ataque, sino que, en estos casos, la opción más sensata es no alimentar su ego, no satisfacer sus ansias de poder. Lo mejor es aplicar el archiconocido dicho: Don"t feed the troll. Tienes que tener en cuenta que se trata de un ataque gratuito, sin fundamento, que tarde o temprano caerá por su propio peso. No te molestes en entrar en su juego, está deseando que le contestes, que eches más leña al fuego, así solo conseguirás que se sienta más importante, y le alentarás a seguir. Además, no va a atender a razones, es imposible que intentes dialogar con él, es como hacerlo con la pared. Su principal objetivo es hacer daño, deteriorar tu reputación online y sentirse como héroe por un día. Una cosa está clara, si realmente quisiera contactar contigo y hacerte llegar su mensaje, no utilizaríantales medio de este modo; se nota ciertamente que su objetivo es alcanzar su minuto de gloria.

En estos casos podemos encontrar dos tipos de personas: los que comentan una queja y esperan una solución por parte de la empresa, y los que se encargan de quejarse y atacar sin otra intención que la de hacer daño principalmente a la imagen de una marca, y éstos son los principales causantes que las empresas se muestren temerosas a tomar un mayor disposición a los mecanismos sociales.

Su afán de protagonismo le ciega, lanza al aire mensajes que no tienen pies ni cabeza. En la mayoría de los casos están mal redactados, o no atienen a las buenas prácticas de publicación en ese medio, dejando entrever la poca cultura mediática que su autor posee. Con sus injurias contamina además, el time line de aquellos seguidores con los que todavía cuenta. Esta práctica está totalmente en contra del buen uso de las redes sociales, que actúan como un medio abierto a la comunicación e interacción social, teniendo como principal objetivo la calidad del mensaje.

Aun así, no podemos considerar de esa manera a cualquier persona que nos deje un comentario crítico, por violento que sea. Taly como señala Silvina Moschini, CEO de la agencia de Social media, Intuic, "En la mayoría de los casos, es posible que se trate de un usuario disconforme que acalle rápidamente sus reclamos en cuanto le brindemos una solución. Una respuesta correcta y educada al comentario, recordándole las reglas aceptadas para la conversación en la plataforma e invitándolo a seguir la interacción por otra vía, debería ser suficiente para identificar las intenciones del navegante. En caso de que las agresiones continúen (lo que constituiría efectivamente un caso de trolling) podemos escudarnos en las políticas de uso de nuestro sitio para eliminar los comentarios ofensivos".

¿Quedan impunes estas actuaciones? Estos personajes actúan bajo el amparo que les proporciona el vacío legal existente en cuanto a las redes sociales se refiere, haciendo uso de lo que ellos consideran como libertad de expresión, aunque más bien podría considerarse libertinaje.

No existe todavía una legislación específica que regule los comentarios despectivos a través de Facebook, o Twitter, por ejemplo; aunque sí que se han dado casos en los que los "agresores" han sido condenados, sobretodo cuando sus actuaciones han tenido una trascendencia más allá de los daños morales. Desgraciadamente, nadie está a salvo de este tipo de agresiones, por lo que, en caso de que te toque, respira hondo, haz acopio de mucha paciencia y recuerda, "A palabras necias, oídos sordos".

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