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Por Redacción - 13 Diciembre 2012
Ni el dinero, ni la fuerza; ni siquiera la belleza, o la inteligencia… nada de esto por sí solo te servirá para hacerte notar. Para destacar de entre la multitud y que tus opiniones sean tenidas en cuenta necesitas ser influyente. Conseguir ese poder de convicción, ese atractivo que haga que las masas te sigan, quieran besar el suelo por donde pises y comulguen con tu doctrina. Tus palabras serán música para sus oídos, tus recomendaciones serán acatadas como si de órdenes se tratara, allá donde vayas te tratarán como a una auténtica divinidad… todo esto sucederá si consigues el gran poder de la influencia 2.0
¿Cómoalcanzar este ansiado nivel de influencia?
La influencia no consiste en un don innato, con el que se nace sin más. Más bien, se trata del fruto de mucho esfuerzo y dedicación, de horas y horas de duro trabajo, noches en vela dedicadas a cultivar este preciado tesoro: la reputación online. Sin ella no será posible que consigas ser influyente. Es preciso previamente llegar a ser "alguien" en el sector, que te conviertas en un referente, que demuestres a los demás que tienes algo que aportar, que realmente mereces ser escuchado y eres digno de ese poder.
Establece un objetivo. ¿Hasta dónde quieres llegar? ¿qué quieres hacer? Para convertirte en un ejemplo a seguir tienes que dominar la materia, convertirte en un auténtico pozo de sabiduría. Esto solo se consigue con investigación, estudio y experiencia. Define cuál es tu especialidad y empápate de todo lo relacionado con ella. Sigue a los expertos, acércate a ellos y comparte tus dudas y avances en la materia. Esto te servirá para hacerte de notar y demostrar tu saber hacer, lo que te irá abriendo paso en el sector.
Diseña una estrategia de branding personal y ejecútala. Crea tu blog personal, donde podrás publicar contenido de calidad sobre tu especialidad; registra tu perfil en los canales sociales más adecuados para tus intereses. Elige aquellos canales que sepas a ciencia cierta que vas a ser capaz de gestionar. No seas avaricioso, quien mucho abarca, poco aprieta. Un perfil obsoleto o carente de contenido no te hará ningún bien.
El contenido es el rey, muéstrale tu veneración. Esfuérzate por aportar valor a tu comunidad, diferénciate por la utilidad de tu información. Utiliza la creatividad para mostrar tu contenido, con el fin de diferenciarte y conseguir la máxima relevancia. Cuida también la frecuencia de actualizaciones y la hora de publicación, para que ésta llegue a una mayor audiencia.
Las redes sociales son el canal más adecuado para cultivar tu presencia online. Difunde tu mensaje en los canales que mejor se ajusten a tu objetivo y a tu destinatario. Si antes decíamos que el contenido es el rey, el contexto es la reina; quien realmente va a dar a tu creación ese valor añadido, mostrándose en el sitio adecuado, en el momento justo, ante la audiencia elegida.
¿Cómo ejercerlo?
Una vez que hayas conseguido posicionarte como alguien influyente, tienes que mantener dicho status. El gran poder de la influencia 2.0 también se puede perder. Una mala gestión de la reputación online, una reacción inadecuada ante un comentario negativo, o una sobredosis de egocentrismo pueden acabar con él, de manera irremediable. Por ello, mantén siempre los pies en el suelo, y trabaja día a día por cultivarlo:
