Artículo Social Media Marketing

Marcas early adopters: El poder y el riesgo de llegar los primeros en redes sociales

Nada de convertirse en los primeros en usar esa nueva red social hasta que no se tenga claro que la presencia en ella servirá para algo

Por Redacción - 16 Octubre 2015

Internet es un espacio en el que todo cambia muy deprisa. Las cosas están en todo momento siendo actualizadas, cambiadas o simplemente condenadas a la extinción. Y mientras todo esto ocurre también están naciendo cosas nuevas, haciendo que el ciclo de vida en la red sea continuo y que en todo momento estén comenzando y apareciendo novedades. Uno de los terrenos en los que los cambios se producen de forma acelerada y de forma recurrente es el universo de las redes sociales, donde se podría decir que cada día están pasando cosas nuevas.

¿Cuántas redes sociales han intentado ya ser el nuevo Facebook? ¿Cuántas han sido presentadas en los medios con el apellido de Facebook killer y con grandes pronósticos sobre cómo su lanzamiento y sus características estaban llamadas a cambiar la estructura del mercado y los intereses de los consumidores? En los últimos años han aparecido redes sociales que limitaban los amigos, redes que se centraban en la privacidad, redes que eran el intento de algún gigante por posicionarse en el mercado y así una tras otra.

Pero de todas las redes sociales que han llegado al mundo en estos últimos años solo unas pocas, tantas que se podrían contar con los dedos de las manos, han logrado transcender del simple buzz mediático y de las previsiones grandilocuentes de algunos analistas más osados para convertirse en jugadoras de pleno derecho en el mercado de lo social. Pocas han sido, por tanto, las que se han introducido en la estrategia de comunicación de las marcas y que se han asegurado posiciones como la próxima "gran cosa" a la que las compañías tienen que prestar atención.

Esto lleva a plantearse muchas cosas. La primera es si quizás sigue (o no) habiendo margen para la innovación, para crear cosas realmente nuevas y sorprendentes en el muy atiborrado mundo de las redes sociales. La segunda es que decidir el momento exacto en el que prestar atención a estas redes sociales y convertirlas en parte de la estrategia de marca es bastante complicado. ¿Cuándo ese ruido de lanzamiento se convertirá en un elemento solvente en relación con los consumidores? ¿O se lanzará la compañía a la conquista de la red social de turno para descubrir que todo su trabajo se queda en nada cuando se convierta en un bluf?

Las empresas tienen que enfrentarse a un gran dilema. ¿Deben como marcas ser o no ser "early adopters" en redes sociales?

El poder y el riesgo de llegar los primeros

La respuesta más fácil y la más sencilla sería la de decir que no. Nada de convertirse en los primeros en usar esa nueva red social hasta que no se tenga claro que la presencia en ella servirá para algo. Las razones para negarse a ser early adopters son claras. Las nuevas redes sociales no tienen un ROI claro (siendo aún peores que las redes sociales mainstream, donde el ROI sigue siendo tema de debate).

Además, las marcas tendrán que moverse prácticamente a ciegas porque nadie sabe aún qué mercado está atrayendo realmente esa red social y sobre todo nadie sabe aún cuál es la etiqueta imperante en la misma. Las compañías tendrán que ir descubriendo lo que funciona y lo que no lo hace a medida que lo va haciendo, lo que genera una situación de gran estrés y un escenario de gran tensión que es posiblemente digno de la peor pesadilla de un responsable de comunicación.

Las empresas más conservadoras y aquellas que llegan a públicos menos atrevidos en lo que a tecnología e internet se refiere dehttps://www.puromarketing.com/9/25585/volkswagen-hizo-todo-mal-estos-son-mejores-anuncios-lgeado.htmlben por tanto mantenerse lejos de estas posiciones. Para ellos no es ningún problema y no es ningún error esperar a ver por dónde vienen los vientos antes de lanzarse a la batalla.

Sin embargo, no todas las marcas deben quedarse en la orilla y algunas tienen que lanzarse rápidamente a nadar, sin que poco importe lo fría que pueda estar el agua. Ser un early adopter tiene sus puntos de ventaja. Resulta más fácil captar a los usuarios, la marca se beneficia de los momentos de máximo alcance (cuando hay pocos interlocutores de marcas en una red social las que están se llevan el grueso de la atención) y consigue posicionarse como una marca realmente moderna que sabe lo que importa y que está a la última en tendencias. Su comunidad se establecerá antes que las de las demás y será por tanto mucho más sólida, ya que las relaciones con más tiempo de vida suelen serlo.

Y, además, no hay que olvidar que quizás, cuando se esté siendo early adopter, se esté apostando por un Instagram (que creció y se convirtió en la niña bonita) y no en un Path (que se quedó en nada). Fallar, además, tampoco es tan terrible. La marca no es la única que no sabe qué saldrá de todo esto y por tanto no es la única que se expone a lanzarse al agua y chocar contra el fondo. Que la red social no cuaje no implicará más que el haber perdido tiempo de trabajo.

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