Artículo Social Media Marketing

¿Qué puedes aprender en la cocina para ser un genio de las redes sociales?

Por Redacción - 23 Octubre 2015

Es bien sabido que en los últimos meses se ha puesto de moda ser chef. En la televisión no paran de aparecer programas de cocina y talent shows en los que todo el mundo compite por ser el mejor cocinero del mundo (o de lo que toque). No es el último síntoma de que la cocina está más de moda que nunca. Los blogs de cocina son inmensamente populares y los libros de cocina son cada vez más variados y más fáciles de encontrar.

Ni siquiera hay que ir a una librería: con pasearse por cualquier gran superficie se podrá encontrar una colección de recetarios tan variopinta que es casi imposible que ningún libro acabe tentando a uno, por muy poco cocinillas que uno se crea. Desde libros de cocina vegana hasta el libro secreto de todas las recetas de Nutella pasando por el recetario definitivo para hacer las mejores hamburguesas, es posible encontrarlo todo.

Y, ahora que todo el mundo se ha lanzado a la cocina y que se ha lanzado a hacer lo que le mandan las recetas, ha llegado el momento de ver la cocina como algo más que una vía para conseguir hacer platos fantásticos, sabrosos, sorprendentes o póngase cualquier otro objetivo que encaje con lo que se quiere conseguir entre los fogones. Hay quienes ven en la cocina una manera de romper con el estrés. Hay quienes disfrutan con el resultado final. Y hay quienes ven en la cocina una manera de aprender ciertas lecciones que se pueden aplicar a otras cosas.

Lo cierto es que la fiebre de las recetas y de los fogones permite descubrir muchas cosas y posibilita convertirse en un genio de las redes sociales. Muchas de las lecciones que se aprenden en la cocina tienen mucho sentido cuando se piensa en el universo de los social media y pueden servir para aprender unas cuantas lecciones que mejorarán mucho el rendimiento cuando se gestionan perfiles sociales.

Sigue las normas

Uno de los elementos fundamentales cuando uno se aventura en la cocina es saber cómo hacer las cosas. Lo primero que hacemos es abrir el libro en la página concreta, llamar a la abuela para preguntarle cómo hace ella esa tortilla que sabe de una forma que nadie logra igualar o apuntar diligente los pasos que el padre ha indicado para lograr hacer ese cordero que solo él ha conseguido hacer con maestría en la familia. Las recetas no son sino más que un conjunto de normas, normas que hay que seguir para obtener el resultado final. Hay que seguir las medidas indicadas, quedarse con los ingredientes señalados y escoger los tiempos y los métodos de cocción apuntados si se quiere obtener ese resultado.

Lo mismo sucede en las redes sociales. Puede que parezca que no hay normas en un universo tan reciente pero lo cierto es que sí, las reglas en redes sociales también existen. Las marcas tienen que seguir una cierta etiqueta que será la que imponga lo que se puede hacer o lo que no (como en todo, en las redes sociales también hay normas de cortesía) y fallar en ese terreno puede suponer un error difícilmente solventable. Las marcas tienen que respetar las normas básicas y también tienen que cumplir con las expectativas de los consumidores, expectativas que no están escritas (no se firma un contrato con el cliente cuando este empieza a seguir a la marca en Facebook...) pero que se dan por sentadas.

Pero juega con ellas

Claro que hacer la receta según el libro no siempre es atractivo y además hará que los platos que uno hace no se diferencien en nada de los que puede hacer otro. Las recetas son una guía, las normas para el terreno de juego, pero permiten cierta flexibilidad. Se puede cambiar el limón por la lima y ver qué resulta o experimentar con diferentes tipos de carne en aquella receta del asado. El resultado será más personal y más único.

Lo mismo sucede en la estrategia en redes sociales. Seguir las normas es recomendable, pero hará que las cosas sean muy similares a las de los demás. Las normas son un marco conductor, pero jugar con ellas puede crear escenarios muy interesantes que harán a la marca sobresalir por encima de la competencia. Eso sí, igual que sucede con las recetas (no es recomendable apartarse de ellas en el primer día en la cocina), antes de jugar con las reglas y con la etiqueta hay que tener en cuenta ciertas cosas: hay que saber ya muy bien cómo funciona el terreno y hay que conocer hasta dónde se puede llegar con los consumidores.

La paciencia tiene recompensa

La primera vez que se hace un bizcocho se aprende una dolorosa lección: si te han dicho que no abras la puerta del horno hasta el final es por una razón. Si no haces más que abrir el horno para ver cómo va tu pastel, este nunca llegará a crecer y se quedará desinflado. Cuando se cocina hay que aprender a ser paciente. Las cosas no ocurren rápidamente y no cuando uno quiere. Hay que interiorizar los poderes del fuego lento o el hecho de que para llegar a ciertos resultados se necesiten muchos minutos de horno.

Aprender esa lección en la cocina preparará para aplicarla a más ámbitos y permitirá ser mucho más eficiente en las redes sociales. Porque en Twitter, Facebook y similares la paciencia es tan importante como cuando se está haciendo un bizcocho. En primer lugar, no se puede esperar conseguir resultados de impresión de forma inmediata. Las redes sociales también requieren una cocción lenta: alcanzar el millón de seguidores, a menos que se sea un famoso de alcance brutal, no se logra en una tarde. En segundo lugar, el retorno de apostar por una estrategia a medio y largo plazo es mucho mayor que el vivir el momento. Se conseguirán relaciones mucho más estrechas y mucho más sólidas con los consumidores.

Y arreglar los desastres culinarios es imprescindible

En la cocina no todo sale bien. A veces, el pastel se quema un poco en algún lugar. A veces, la carne queda demasiado hecha. Otras, nos quedamos sin un ingrediente principal cuando lo necesitamos de forma inmediata. El cocinero tendrá que ser capaz de improvisar, de solucionar el problema y de lograr que todo siga adelante.

Lo mismo sucede en las redes sociales. Un buen gestor de social media tiene que ser capaz de reaccionar a los problemas, solucionarlos y lograr que el resultado final no solo sea "comestible" sino también igual de atractivo que el plato original.

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