Artículo Social Media Marketing

La burbuja del vídeo en directo: ¿La nueva obsesión de las marcas y empresas?

La moda del directo está, además, convirtiéndose en un elemento con un alcance cada vez mayor y con cada vez más tentáculos

Por Redacción - 2 Marzo 2017

Uno de los momentos en los que mejor se puede ver esta nueva tendencia es la última hora de la tarde. Si se sigue a unos cuantos medios estadounidenses o se tienen algunas páginas globales de marcas entre la lista de cosas de las que se es fan en Facebook, a esas horas de la tarde (cuando en Estados Unidos están en otra franja horaria) es más que normal cruzarse con unos cuantos Live en el feed de noticias. Que si el medio aquel está haciendo una entrevista en directo, que si el otro está haciendo un análisis, que si tal marca se puso a hacer tal cosa que parece divertida? Todo el mundo (corporativo) parece estar compartiendo algo en tiempo real en la red social.

El live o directo se ha convertido en una suerte de nueva tendencia por la que hay que pasar si se quiere estar a la última en redes sociales, o al menos eso es lo que parece viendo lo que están haciendo las marcas a nivel global y a lo que cada vez decidan más tiempo y esfuerzos en escenarios como Facebook. Los escritores hacen en directos justo antes de publicar un libro para hablar de los personajes y de lo que se puede esperar, los medios hacen en directos con cualquier tema de debate que pueda surgir y así sucesivamente.

Y, cuando algo empieza a despertar el interés y cuando algo empieza a conseguir despertar la atención de las marcas y de sus responsables de redes sociales, se corre el riesgo de que se cruce una recurrente frontera. ¿Se ha convertido el en directo en la última gran burbuja de las redes sociales?

Las empresas han empezado ya una carrera para hacerse con profesionales preparados para conectar con sus consumidores vía streaming en directo. Algunas firmas han empezado a fichar a trabajadores de la tele o dejar esta parte en manos de las agencias, aunque también se están realizando otras acciones, como formar al equipo de redes sociales en cómo usar (bien) una cámara de vídeo o lanzarse a una conquista del personal especializado necesario.

Las agencias especializadas y los espacios de formación (esos que hace unos años hacían su agosto con cursos de community manager) han empezado ya a lanzar sus cursos especializados en cómo hacer con éxito directos en Facebook. Dado que muchas compañías quieren que el directo se quede en casa y que sea su equipo quien lo haga para así dotarlo de más frescura y más inmediatez, se puede comprender por qué unos y otros están buscando este tipo de formación.

A eso se suma que las marcas, las empresas y los casos de éxito empiezan ya a subrayar el poder del vídeo en directo y de su potencial para conectar con los consumidores, lo que hace que esto genere todavía más interés. Además, estas firmas pioneras que cantaban sus alabanzas desde el principio de los tiempos (es decir, desde hace un año...) han tocado la tecla mágica para hacer que el foco del interés se centre en ello: han hablado desde el principio de autenticidad, que es la palabra mágica que las marcas quieren conquistar con sus mensajes (porque es lo que los estudios dicen que los consumidores esperan hoy en día).

El boom del directo

Como apuntaban en un análisis de BI Intelligence, las formas han empezado a poner cada vez más el foco en hacer directos en Facebook, Snapchat, Twitter o YouTube (se podría decir que, sobre todo, en Facebook) y que la cuestión va en progresivo aumento (tanto que ya algunos músicos, como la cantante Gwen Stefani, han empleado este tipo de herramientas para presentar sus últimos singles). A medida que el vídeo ha ido consiguiendo más y más éxito online, el vídeo en directo también lo ha hecho.

La moda del directo está, además, convirtiéndose en un elemento con un alcance cada vez mayor y con cada vez más tentáculos, ya que las firmas han empezado a ver que, en esa lucha por la autenticidad y por conectar de forma más eficiente con los consumidores, pueden empezar a jugar con más elementos y pueden potenciar muchas más cuestiones que jueguen con estas características. Y, de hecho, en los últimos tiempos ha empezado a aparecer una nueva moda: ahora ya no es solo que haya vídeos en directo, también hay audios en directo.

Los podcasts se convirtieron en una de las tendencias emergentes de los últimos años, cuando las marcas y las empresas se lanzaron a aprovechar lo que se había convertido en una gran moda en contenidos. Los podcasts no eran exactamente algo nuevo: habían sido de hecho una de las primeras fórmulas que se usaron en internet para difundir contenidos, aunque en esos primeros tiempos fracasaron, entre otras cosas, por cuestiones técnicas. Ahora, que hay más calidad de sonido y que las velocidades de conexión a la red son mejores (súmese a esto el potencial de las conexiones móviles), las cosas han cambiado y los podcasts se han puesto de abrumadora moda. Y cuando algo está de moda, el universo corporativo acaba apropiándoselo.

El universo de los podcasts también está evolucionando y ahora está entrando en el terreno del directo, en el que el contenido se graba con una audiencia (y las entradas se venden con precios muy elevados) y se consigue así el calor del público. El contenido se convierte también, además, en uno de esos elementos de la burbuja creciente del directo (haciendo, por otra parte, que la frontera con la radio sea cada vez más y más difusa).

Los problemas de las burbujas

Pero, a medida que se va asentando el poder del directo y a medida que se va haciendo cada vez más popular y más presente en más y más terrenos, se van también afianzando los potenciales problemas que tienen estas herramientas. Porque el directo es una herramienta poderosa, una que está ahí para enriquecer las cosas y una que puede dar mucho juego, cierto, pero no es una varita mágica que resuelve todos los problemas y tampoco una que consigue un efecto mágico sobre los consumidores.

Para empezar, uno de los principales problemas que están teniendo estos en directo que ya circulan por las redes sociales (especialmente y sobre todo Facebook) está en el propio contenido. A medida que algo se convierte en muy importante, interesante o de moda, todo el mundo quiere conectar con ello y quiere usarlo. En realidad, este no es un problema nuevo en absoluto. Solo hay que pensar lo que ocurría en las redes sociales cuando estas aparecieron y lo que las marcas estaban haciendo entonces. Publicaban para tener actividad y para intentar beneficiarse de la tendencia general, sin tener muy claro qué debían publicar. Algo similar sucede ahora: no se trata simplemente de hacer vídeos en directo o de lanzar contenidos en tiempo real, sino de hacerlo sobre algo que realmente sea interesante y relevante al consumidor.

Por otra parte, y para continuar, que el contenido se esté emitiendo en tiempo real no implica necesariamente un engagement abrumador y total. Muchos de los espectadores entran, curiosean y se van. Como comprueban quienes están haciendo ya vídeos en directo en Facebook, las cifras de espectadores van por picos y no son por tanto regulares. En realidad, es lo que ocurre también en escenarios como la tele. Muchos espectadores simplemente ven un trozo de algo antes de cambiar de canal.

Lo interesante, por otro lado, de estos contenidos es que no son finitos. Es decir, en muchas de estas plataformas no "acaban" cuando se acaba el directo. Siguen ahí para quien quiera verlos después, logrando muchas veces unas atractivas audiencias como vídeos a la carta.

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