Artículo Social Media Marketing

¿Seguimos sin comprender realmente el valor y el funcionamiento de las redes sociales?

Por Redacción - 6 Abril 2017

Cuando alguien comenta que su abuela se ha abierto un perfil en Facebook y que ahora usa la red social para compartir cosas con sus familiares, se puede caer en la tentación de creer que estas se han convertido en un elemento tan recurrente, tan habitual, que nadie tiene ya dudas sobre cómo funcionan y sobre lo que se puede y debe esperar de ellas. Especialmente, se podría añadir, no quedan dudas de que quienes viven de ellas y se dedican a crear estrategias ligadas a ellas ya tienen más claro que nunca el cómo funcionan y lo que tienen que hacer para conectar con los consumidores en ellas.

Pero, a pesar de que las redes sociales se han convertido en un elemento recurrente y en un escenario en el que marcas, empresas, medios y consumidores parecen moverse de forma habitual, lo cierto es que todavía se puede analizar - y mucho - el si se controla realmente cómo funcionan y lo que se puede sacar de ellas. Se podría preguntar si todavía seguimos sin comprender realmente el valor y el funcionamiento de las redes sociales y si, por tanto, la estrategia que se emplea con respecto a ellas continúa a no ser la más adecuada.

Es casi inevitable sentirse tentado a pensar que sobre las redes sociales se sabe todo y se puede, por tanto, hacer de todo. Todos hemos publicado algo en alguna de ellas y todos hemos compartido algún contenido, subido alguna foto o interactuado con alguien, pero no por ello sabemos todos los secretos de las redes sociales y todo lo que se puede lograr con ellas.

De hecho, hay quienes piensan que las redes sociales son, a pesar de todo, todavía un canal que está siendo infravalorado por marcas y empresas. Así lo defiende en un análisis en Forbes un experto, que recuerda que aún hay quienes no tienen claro que las redes sociales sean algo que haya venido para quedarse, que no le están dando todo el valor que merecen porque son gratis (aunque este punto es un tanto cuestionable) o que no acaban de comprender su importancia por lo difícil que resulta medir resultados. Si a eso se suma que aún se mezclan churras con merinas a la hora de entender las redes sociales y que las marcas fallan a la hora de establecer cómo invertir y cómo llegar a los consumidores, se tiene, según el analista, la visión completa de lo que hace que no se valore en su justa medida a las redes sociales.

Pero quizás más que valorar o no a este canal, lo que falla es más el comprenderlo o no. Las marcas y las empresas siguen sin saber realmente lo que es importante y lo que deben hacer en las redes sociales, o al menos eso parece si se hace un análisis generalizado. ¿Por qué se puede llegar a esa conclusión? En realidad, las pistas que apuntan hacia esta idea son variadas.

Qué nos dice que las empresas no comprenden las redes sociales

De entrada, se siguen cometiendo errores de principiante en lo que a redes sociales se refiere. Más allá de que hay quienes cuentan con perfiles que nunca actualizan o que están publicando contenido pero sin escuchar a sus consumidores, se continúan siguiendo estrategias más bien cuestionables, como puede ser el querer estar en todas partes sin estar en ninguna. Ahí está esa idea equivocada de que la marca tiene que abrirse un perfil en toda cuanta red social existe para conseguir triunfar en social media marketing o, al menos, conseguir un progresa adecuadamente.

Y en parte este error viene marcado por otra de las cuestiones que pueden ayudar a ver cómo las compañías aún no acaban de comprender de qué va todo esto. Y es que todavía existe la tendencia a dejarse llevar. Esto es: las marcas y empresas están simplemente mimetizándose con el panorama y copiando todo lo que otras marcas y empresas han hecho antes. Obviamente, no se copia post por post, pero lo que se hace - y lo que se convierte así en la esencia de su estrategia social - es simplemente hacer lo que todo el mundo está haciendo. Las redes sociales no van de eso: uno no tiene que hacer lo que todo el mundo hace sino más bien lo que se ajusta a su propia personalidad.

Por otra parte, no hay mejor manera de ver cómo las redes sociales están todavía siendo comprendidas mal y superficialmente por las marcas y empresas que el analizar lo que hacen a la hora de establecer en manos de quién dejarán su estrategia y su actividad. Si al principio se criticaba en foros y eventos el hecho de que las redes sociales quedaran en manos del sobrino del jefe, la cosa tampoco es que haya mejorado tanto en los últimos tiempos.

El sobrino del jefe era una figura que funcionaba como un conglomerado de muchas: era la tendencia por parte de las empresas y marcas a dejar las redes sociales en manos de gente muy joven, muchas veces becarios malpagados (o no pagados), que simplemente eran escogidos porque ellos sabían de que iba aquello del Facebook. Y aunque el sobrino del jefe parece haber desaparecido del panorama, las cosas no son completamente mejores. Las empresas siguen queriendo que su estrategia en redes sociales les cueste cuatro duros, dejándolas en manos de quienes les cobren menos por su servicio. Lo quieren todo por muy pocos euros, demostrando que no han comprendido todavía el trabajo ingente que las redes sociales - y el tener una buena presencia en las mismas - requiere.

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