Artículo Marketing

Neuro-creatividad: la nueva oportunidad que abre la neurociencia en el marketing

En lugar de terminar con la creatividad tradicional, este formato la posiciona en el epicentro y la mejora 

Por Redacción - 7 Mayo 2019

La neurociencia irrumpió en los últimos años en el panel de las ciencias y se convirtió en un elemento emergente. Al fin y al cabo, permitía lograr una de esas cosas que se buscaban con elevado interés, el de permitir comprender cómo funciona el cerebro humano y estudiar los mecanismos que se activan cuando se toman decisiones. Sus aplicaciones en el resto de las áreas podían ser muy variadas y muy importantes, ya que podían cambiar por completo qué y cómo se hacían las cosas.

En el marketing, el cruce con la neurociencia fue bautizado como neuromarketing y se asentó no solo como algo novedoso sino también como una potencial solución para muchos de los problemas de la industria. Comprender cómo funcionaba el cerebro del consumidor y cómo impactaban los mensajes de las marcas que estaban recibiendo podían permitir hacer mucho mejor las cosas.

Pero ¿puede la neurociencia tener un impacto más en el terreno del marketing? ¿Puede ayudar a cambiar todavía más cosas y a realizar nuevos ajustes?

La neurocreatividad, la próxima frontera

En una de las últimas columnas de Warc, sus analistas abordan las posibilidades de lo que ellos llaman lo neuro-creative, que bien se podría traducir como la neurocreatividad. Esto supone un cruce entre la creatividad más tradicional, la búsqueda de ideas y la elaboración de propuestas, y la neurociencia.

En lugar de lanzar simplemente ideas creativas y en lugar de imaginar nuevas posibilidades y nuevas soluciones, lo que se busca y lo que se propone es usar la neurociencia para determinar cómo encajarán. Esto es, dado que la neurociencia es cada vez más popular y que sus propuestas y soluciones son más accesibles a la industria, cada vez resulta más fácil optimizar el trabajo creativo para que sea más efectivo.

De hecho, la idea ya se ha convertido en una propuesta de negocio y en un elemento que ya funciona. Así, en el análisis apuntan a una compañía de neurociencia, Unlimited, que ofrece de manera más accesible al mundo publicitario-marketero, especialmente a quienes no son expertos en la materia, elementos de neurociencia que pueden aplicar al marketing y que les permiten así trabajar desde un punto de vista neurocreativo.

En las campañas que algunos de sus clientes han lanzado ya han aplicado estos principios. En una de Kinder, por ejemplo, ajustaron la posición de la marca usando tests de reacción y en otra de Lynx (Axe) pudieron marcar los momentos emocionales clave de una creatividad gracias al uso de la neurociencia. Otra compañía, Ottosunove, se sirvió de las neurométricas para lograr averiguar si su campaña estaba realmente mandando el mensaje que querían que mandara.

No mata la creatividad tradicional

Lo que hace que la neurocreatividad se diferencie de otras aplicaciones del neuromarketing está, como se puede concluir leyendo el análisis, no tanto en el uso de soluciones de neurociencia sino más bien cómo se emplean y qué impacto tienen. En lugar de usarlas como punto de partida y en lugar de hacer que marquen todo lo que se va a hacer, la neurocreatividad deja que fluya la creatividad tradicional.

La neurociencia no marca qué se va a hacer o no es el elemento del que nacen las ideas, sino que más bien ayuda después a que esas ideas fluyan, funcionen y tengan una trayectoria positiva. Es decir, no elimina la parte creativa y la del arte más bien tradicionales de la publicidad y del marketing sino que lo mejora.

Los marketeros siguen necesitando tener ideas brillantes y continúan teniendo que posicionarse de una manera creativa y rompedora, pero su trabajo se ve después apoyado y mejorado por lo que la neurociencia puede aportarles.

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