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Anónimos, pseudónimos y trolls: La fauna de los comentarios online

Recientemente Disqus presentaba un nuevo estudioque profundizaba sobre los "comentarios generados por los usuarios de intenet y para el cual fueron analizados más de 60 millones de comentarios,revelando que aquellosusuarios queutilizanpseudónimos suelen realizar no sólo más aportes, sino de mayor calidad.

A modo general, el 61% de los comentarios realizados por personas con pseudónimogeneraron reacciones positivas en comparación conel 11% clasificadas negativas y el 28% neutrales. En el caso de los anónimos (34% reacciones positivas, 55% neutrales y 11% negativas) y losgenerados por personas que utilizan su identidad real (51% positivas, 40% neutrales y 9% negativas).

Sin embargo y tal y como menciona Lauren Indvik, es necesario tener ciertas reservas con estas cifras pues algunos de los datosson presentados con el objetivo de promover diferentes plugins de comentarioscomo elde Facebook, con lo que pueden ser parcialmente subjetivos, aunquetambién escierto que existen otros informesrelacionados que respaldan estos datos, por lo quepudieran no ser del todo inexactos.

¿Por qué esta necesidad hacia comentar de forma anónima? En cierto sentido, porque ayuda a que una persona no tome una posición determinada, más si la opinión que quiere dejar será controvertida o contradirá lo escrito en un determinado artículo o reseña. Pero también porque a muchos lesofrece laposibilidad de criticar duramente algo sin mostrar su verdadera identidad, algo más común de lo que pensamos.

En estos casos podemos encontrar dos tipos de personas: los que comentan una queja y esperan una solución por parte de la empresa, y los ya célebres denominadostrolls de internet, que se encargan de quejarse y atacar sin otra intención que la de hacer daño principalmente a la imagen de una marca, y éstos son los principales causantes que las empresas se muestren temerosas a tomar un mayor disposición a los mecanismos sociales.

¿Cómo lidiar con ellos? Lo básico es colocar políticas de uso del sitio de forma pública, para que todos tengan claro por qué censuraremos algunos comentarios en determinados momentos (cuidado con censurar sólo por no estar de acuerdo, eso no es válido y es lo peor que podemos hacer, pero sí podemos censurar comentarios racistas, insultos o publicidad encubierta entre otros).

Se trata de hacer respetar los códigos de la comunidad, pues eso es precisamente Internet y más aún un medio social. De este modo anónimo actúan los trolls, pero como vemos en las estadísticas, formar parte de una minoría.

Sin embargo, estamos ante ciertos cambios donde el anonimato está quedando a un lado, especialmente con la integración de Facebook con los sitios web, que permiten con un solo clic registrarse en un sitio determinado con el nombre de usuario que utilizamos en la gran red social.

Esto sí es una tendencia y se potenciará en los próximos años, más si tenemos en cuenta que los usuarios están cansados de registros en diferentes páginas y prueba de ello es el resultado de un reciente informe de JanRain que mencionamos ayer, donde vemos que el 54% de los consumidores salen de una web y no regresan si les solicitan registro.

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