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Por Redacción - 13 Enero 2012
Avanzamos en la búsqueda frenética de aquello que nos permita traer al consciente y materializar en acciones, la “experiencia del consumidor”. La evolución del modelo productivo, el orden social y el cambio cultural por la que transitamos, dejó de ser un efecto colateral de la crisis, para instaurarse como una nueva civilización.
Estamos construyendo una forma de vivir, nuevas necesidades, nuevos intereses, nuevas tendencias, todo ello en relación a los valores que rigen la convivencia y, con una relación indivisible de la producción con el consumo. La experiencia del consumidor se define como el conjunto de emociones que desata nuestra marca y que deriva en la fidelización del cliente (quien a su vez es productor e influyente), lo que aumenta la visibilidad y por lo tanto, el crecimiento. Pero además, constituye el nexo indivisible entre marcas y clientes basadas en relaciones a largo plazo centradas en la confianza.
El marketing y la publicidad se deben al cliente, esto siempre ha sido así, aunque pueda parecer lo contrario. El consumidor actual busca ética, confianza, valores, compromisos, y todo ello debe ser plasmado en acciones coherentes con la actuación de la marca una vez establecida la relación, tanto en el mundo online como en el offline.
No cabe ninguna duda que, para ello, es necesario tener una huella digital, una identidad social. ¡Debemos encontrar nuestra experiencia de marca! La experiencia de marca consiste en la creación de algo único, obtenido de la relación que el cliente mantiene de forma global con todo lo que involucre a nuestra marca.
Constancia y perseverancia
Ninguna estrategia pensada para establecer lazos firmes y a largo plazo, retroalimentados y basados en el beneficio conjunto, puede ser inconsistente. El establecimiento de los vínculos que conforman las “experiencias” de marca y del consumidor, no puede sino forjarse con un ritmo similar, al necesario para generar confianza y credibilidad.
Personalidad, identidad propia, intención
Las marcas deben tener claros los objetivos que persiguen pero también, que el foco está hoy en el cliente. La personalidad de las marcas es determinante en la construcción de experiencias.
El consumidor hoy busca opiniones únicas, nuevos líderes confiables, está ávido de información que le permita seguir creciendo a través del sabe. Construir una experiencia de marca no es posible sin abordar la responsabilidad que la nueva empresa tiene en la formación constante de su público objetivo, cuanto más información se comparta, más ideas innovadoras verán la luz.
En los detalles está la diferencia
Son muchísimas las variables que inciden en la construcción de relaciones sociales, las marcas aún se muestran confusas ante conceptos como valor agregado. Simplifiquemos, es en los pequeños detalles que podemos desatar la emoción. Si logramos la confianza a través de acciones que muestran nuestros valores y ética, tendremos una gran diferencia competitiva.
Conclusiones, reinventarse es indispensable para construir una Experiencia de marca
Si buscamos “experiencias de compra memorables” que nos den visibilidad, influencia, crecimiento, que transformen la fidelización en un paso previo a la evangelización de nuestros clientes, no debemos tomar a la ligera la importancia que están adquiriendo los valores y la ética y cuando de ambos hay implícito en la forma en la que nos relacionamos.
Generar una experiencia de marca solo es posible si realmente estamos dispuestos a aceptar que el cambio ya se produjo y ahora, el creamiento no se mide sino en el conjunto de nuestra comunidad.
Y no nos olvidemos que la marca está en cada miembro del equipo, clientes internos con influencia propia que colaboran activamente con la construcción de una experiencia global de marca. Una experiencia que no brinde satisfacción a nuestros clientes (internos y externos) no provoca emoción y cae en el olvido.
¡Hay que aceptar el cambio, si buscamos generar experiencias, reinventarse, es el único camino para construir una experiencia de marca!
