Opinión Comunicación

Reputación... ¿mejor si es mala?

Desde hace ya más tiempo del que sería de desear, leer un diario, ver un informativo en televisión o escuchar un debate radiofónico en nuestro país puede acabar con la moral y el optimismo de cualquier ciudadano de bien. Y con la salud mental de los que nos dedicamos a esto de la Comunicación.

Últimamente vuelve a mi memoria con cierta frecuencia una frase que escuché durante mi primer día en la facultad de Ciencias de la Información, rama de Periodismo, en boca de la docente que impartía para mi grupo la asignatura de Redacción periodística: “en los medios españoles, casi ninguna buena noticia es noticia, salvo el ´gordo´ de Navidad…”. Mal que me pese, soy consciente de que, con ciertos matices y más de 25 años por medio, sigue siendo así. Pero entre eso y el tsunami de pesadumbre que nos encontramos hoy en los medios debería haber una gama de grises.

En un contexto de seria recesión económica, en el que, además, algunos de los pilares fundamentales de nuestro Estado de Derecho –gobierno, oposición y monarquía- están salpicados por la siempre presunta corruptela, vemos cómo los profesionales del gremio, en lugar de hacer un ejercicio de positivismo y tratar de defender y posicionar, en la medida de lo posible, mensajes halagüeños que contrarresten el temporal, parece que hayamos encontrado la vía del “éxito” en seguir metiendo cizaña.

Y, lamentablemente, la realidad nos da la razón. De cara a generar titulares con un comunicado, funciona mejor una aproximación de contenido negativa que una positiva. Si de lo que se trata es de lograr cerrar una entrevista, las posibilidades de que se lleve a cabo son directamente proporcionales al grado en que el sujeto a entrevistar pudiera estar implicado en algún escándalo, o cerca de alguien que lo esté, o dispuesto a dar alegremente su opinión al respecto. Sólo por poner un par de ejemplos. En fin, parece que hoy la reputación sigue importando, sí. Pero gana enteros cuando es mala. Como Mae West.

No sorprende así que el mapa de la “Comunicación y Relaciones Públicas” vea cómo se diluyen sus fronteras y cometido como profesión. En este sentido, el último estudio trimestral elaborado por Grayling es claro: un 23% de las empresas e instituciones encuestadas en España ha reducido notablemente el presupuesto y los esfuerzos dedicados al área de “Gestión de la reputación”. Total… ¿para qué?

Pues nada… igual tenemos que desaprender –bonito palabro-, reinventarnos –este ya, para nota por lo original y poco usado-, y comenzar a incluir en nuestra propuesta de servicios el de la “Gestión de la mala reputación”. Seguro que funciona.

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