Artículo Comunicación

5 estrategias equivocadas que las marcas no deben seguir en marketing de contenidos

Los contenidos sirven para reforzar la confianza que los consumidores sienten hacia las marcas

Por Redacción - 6 Octubre 2015

El marketing de contenidos se ha convertido en un elemento recurrente en la estrategia de marketing de cada vez más tipos de empresas, ya que estas están descubriendo el poder que tienen estas herramientas. En un mercado en el que los consumidores prestan cada vez menos atención a los mensajes de las marcas, el marketing de contenidos consigue, sin embargo, llamar la atención de los consumidores y muy buenos resultados, ya que logra pasar esa frontera entre lo que es y lo que no publicidad. Los clientes ven en estos contenidos algo con decidido valor añadido.

Pero, aunque las marcas están comprendiendo ya su valor, lo cierto es que no todas lo están haciendo bien y no todas están enfocando sus estrategias de la forma más correcta. Siguen existiendo posiciones y estrategias que no son las más adecuadas. De un encuentro con expertos que acaba de realizar The Guardian se pueden, de hecho, extraer cinco creencias y estrategias equivocadas que están aún siguiendo las marcas.

Pensar en el mercado como en algo general

Uno de los errores en los que pueden caer las marcas cuando se lanzan a crear contenidos es pensar que, porque están ahí y tienen potencial para por tanto llegar a muchas personas, consigan alcanzar a masas de consumidores de forma casi indiscriminada. Esta posición es un error. Si no se lanzan anuncios que llegan a todo el mundo, ¿por qué hacerlo con contenidos que igualmente tienen un mercado? Los consumidores no leen todos el mismo tiempo de contenidos, sino que buscan lo que le interesa. Por ello, también en el marketing de contenidos hay que pensar en targets.

Como apuntan sin embargo los expertos a The Guardian, generar contenidos adecuados a diferentes segmentos puede ser más fácil de lo que parece a simple vista. Solo hay que pensar en quién recibirá ese mensaje y adecuarlo al nicho. A veces es tan fácil como modificar el contenido para que responda a las necesidades locales de un mercado.

No esforzarse por destacar en medio de los demás

Uno de los riesgos en los que pueden caer ciertas empresas es pensar que, por su tamaño, no conseguirán destacar en medio de la avalancha de contenidos. Eso o pensar que el contenido llegará solo al consumidor. Las dos posiciones son un error. Las marcas tienen que esforzarse por destacar y tienen que encontrar su lugar en medio de las grandes masas de contenidos. Hay que llamar la atención sobre los demás.

Algunos consejos pueden ser apostar por el long tail. Hay que encontrar un área muy específica y no muy explotada y emplearla para hacer llegar el contenido a los consumidores: en definitiva, hay que apostar por convertirse en experto. Otra herramienta para llamar la atención es compartir historias, hablar de forma sincera y directa, sea bueno o malo lo que se tiene que contar. Y, por supuesto, no hay que perder de vista el vídeo, que se ha convertido en un elemento cada vez más común.

Quedarse con temas sin gancho

En esta línea, las marcas tienen que apostar por temas que generen contenido con fuerza. No vale hablar de cualquier cosa y no vale con cualquier tema, hay que ser capaces de encontrar temas que apelen directamente al consumidor y a sus intereses y que llamen su atención.

No establecer una relación de confianza

Los contenidos sirven para reforzar la confianza que los consumidores sienten hacia las marcas y son una herramienta perfecta para demostrar que se es cercano, directo y que se puede ofrecer información relevante. Se puede ser algo más para el consumidor. Establecer una relación de confianza con el consumidor tiene además el poder de crear un vínculo emocional entre consumidores y marcas.

Poner al consumidor en el centro del mensaje o ser transparentes y abiertos sobre los errores son dos de las herramientas que los expertos recomiendan para establecer confianza.

Dejarse llevar por el miedo a los grandes

Las grandes compañías tienen grandes presupuestos de publicidad y eso hace que las firmas más pequeñas sientan que tienen porque margen para competir con ellas. En realidad no hay que dejarse atrapar por el pánico y por los temores, ya que lo cierto es que todo el mundo tiene su lugar y su oportunidad. Como apuntan en el análisis, las compañías pequeñas tienen ventajas que las grandes no pueden igualar. Pueden ser mucho más rápidas a la hora de generar contenidos, ya que estos no tienen que atravesar la burocracia habitual en las grandes firmas. Eso les permite reaccionar de forma más eficiente al tiempo real.

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