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Cómo el ecommerce ha hecho que los consumidores se vuelvan perezosos y vagos

Cómo el ecommerce ha hecho que los consumidores se vuelvan vagos

Por Redacción - 6 Octubre 2014

¿Está convirtiendo el ecommerce a los consumidores en peores personas, al menos en lo que a movilidad se refiere? A pesar de que los médicos no se cansan de repetir que la clave para una vida sana es evitar los hábitos sedentarios, las nuevas tecnologías hacen que cada vez sea más sencillo lanzarse a ese estilo de vida. Y el comercio electrónico es una de las cosas que hacen que consumir sin levantarse del sofá sea más y más (y podríamos seguir sumando mases) fácil.

De hecho, la tendencia a hacerlo todo desde el sofá de casa se ha convertido ya en un elemento identificado y nombrado en los análisis de hacia dónde va el comercio electrónico. Se llama e-sofing y los estudios determinan que no ha parado de crecer en los últimos años. El hecho de que las tabletas y los smartphones hayan simplificado todavía más el proceso de compra ha hecho que el e-sofing sea todavía más adictivo y menos evitable. En Estados Unidos, según un estudio de Unbound Commerce, entre 2010 y 2015 el e-sofing crecerá en un 52%. Según otro estudio de Verdit, el número de consumidores que ya compra desde el salón de su casa ha alcanzado los 2 de cada 3.

El e-sofing consiste en básicamente sentarse, relajarse y consumir sin moverse del sitio. Al principio, los consumidores adquirían a través del comercio electrónico únicamente ciertos productos, pero ahora es mucho más sencillo comprarlo todo. Existen páginas para hacer la compra o para hacerse con ropa de últimos descuentos. Los libros de lectura se compran online y se descargan en segundos en nuestros ereaders (y qué mejor que la idea de un buen libro y un cómodo sofá para pasar la tarde) y hasta no es ya necesario ir al cine para ver los últimos estrenos. La smart TV viene ya con todas las apps de las páginas de VoD para poder hacerse con la película que nos apetezca ver.

Por poder, ni siquiera es necesario salir de casa para pegarse una cena gourmet. Hasta hace unos años únicamente ciertos restaurantes de comida rápida eran los que entregaban a domicilio. Se podía pedir comida china o pizza de alguna de las cadenas que intentaban hacerse con el mercado. Pero ahora el abanico de ofertas ha ido a más. Firmas como La nevera roja y, sobre todo, Just-Eat se han convertido en referentes de un nuevo modelo de ecommerce, poniendo en contacto a restaurantes y consumidores para que puedan acceder a sus cartas sin salir de casa. Ahora, la comida para pedir está limitada únicamente por el gusto del consumidor y lo que pueda ofrecer el lugar en el que viven. Es rápido, es eficiente, es limpio y, sobre todo, es desde el mismo sofá de casa.

Hasta la cadena de supermercados Dia se lanzaba a la caza del consumidor del e-sofing el pasado mes de marzo, lanzando una campaña en el madrileño Intercambiador de Moncloa con sofás y tabletas para que los consumidores hicieran la compra online y cómodamente.

Las posibilidades son tan elevadas, la sencillez de los procesos es tal, que los consumidores se han quedado sin excusas para salir de casa para consumir. ¿Es el consumidor del futuro inmediato un consumidor definitivamente vago? ¿Ha acabado el ecommerce con las salidas de compras? ¿Es imposible para las tiendas físicas y los negocios conseguir atraer a los consumidores y despegarlos de su sofá? Al fin y al cabo, ¿quién querría dejarse arrastras por las hordas de consumidores en la campaña de Navidad o en período de rebajas cuando lo puede hacer todo desde casa y desde la comodidad de su no compartido sofá?

Cómo las empresas pueden atraer a los consumidores

El juego, en el futuro, no estará solo en ofrecer los mejores productos, los mejores precios o una experiencia de compra agradable. Las tiendas tendrán que convertirse en polos de atracción y hacer que los consumidores realmente quieran ir a ellas. Su atractivo tiene que ser indiscutible y superar de forma incuestionable a una tarde de sofá. Como los padres de la escuela de Supernanny, que emplean los sistemas de recompensas para que sus hijos se coman las zanahorias, las tiendas tendrán que saber poner un buen cebo para hacer que sus consumidores se acerquen a las tiendas.

Por ejemplo, algunas compañías están ya abriendo cafés en sus tiendas para atraer a sus consumidores. Es lo que está haciendo Muji en Hong Kong para atraer a los consumidores en calles en las que hay mucha competencia. De este modo, se están convirtiendo en marcas mucho más relevantes y destacan frente a la competencia. Desde el punto de vista de cómo luchar contra la competencia del sofá, este movimiento es una manera bastante clara de cómo añadir valor a la experiencia física de compra.

Las posibilidades son variadas y las tiendas deben encontrar qué es lo que a ellos les funciona. Pero lo cierto es que en el futuro tendrán que ser avispadas y tendrán que saber hacer entender que lo que les ofrecen a los consumidores en sus tiendas es diferente (y mejor) a quedarse en casa.

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