Por Redacción - 11 Diciembre 2017
El packaging es una de las cuestiones que a lo largo del siglo XX han sido claves a la hora de vender los productos. Ya no se trataba solo de que las cosas entrasen por los ojos, sino que los cambios en los modos de consumo y la irrupción del retail moderno había modificado cómo conectamos con los productos y cómo estos son presentados. No hay más que pensar en el consumo de alimentación y cómo se ha pasado de un espacio en el que todo se compraba a granel y a piezas a uno en el que los productos se venden de forma principal envasados.
Pero aunque el packaging se haya convertido en una de esas cosas que el siglo XX ha asentado, no hay que esperar ni que pensar que el siglo XXI no las haya cambiado. Como tantos otros elementos de consumo, en los últimos años y décadas se ha tenido que adaptar a los nuevos tiempos y sus cambios y modificaciones dicen mucho sobre cómo ha cambiado el consumo y cómo lo han hecho los puntos de venta.
El packaging se ha convertido en algo en cuestión en el terreno del ecommerce. Cuando los consumidores ven los productos que quieren comprar en la red, no ven la caja en la que estos aparecerán, sino el producto en sí, lo que hace que la imagen que importa no es tanto el cómo se vende sino el cómo será. Si el packaging es importante en, por ejemplo, una tienda física, no lo es tanto en una tienda online para presentar el producto.
Esto hace que las marcas tengan que operar en cierto modo en dos velocidades. A eso se suma que el packaging importante en el comercio electrónico no es tanto el del producto en sí, sino más bien el del vendedor, el que el consumidor recibe cuando recibe también el producto.
En las últimas décadas, como recuerdan en una entrevista en The Atlantic, se ha impuesto una mayor variedad y una mayor creatividad en el packaging. Las marcas y empresas han explorado muchas más cosas y se ha cambiado cómo se venden los productos.
Por ejemplo, como recuerdan en el análisis, las latas con abre fácil: fueron una irrupción de las últimas décadas que cambiaron por completo el potencial de consumo de esos productos. No es el único elemento. Las cosas se están presentando cada vez más, en una tendencia de cambio que empezó en los 90, en formatos que pueden ser llevados a cualquier lugar, más fáciles de mover y de usar. Son más portables.
La analista con la que hablan en The Atlantic señala como los cambios en los estilos de vida han hecho que los productos se presenten en paquetes más pequeños y más manejables, pero lo cierto es que esta no es la única razón por la que las cosas han cambiado y no es la única cuestión que ha empujado a las compañías a repensar su packaging. Los consumidores se han convertido en cada vez más y más sensibles con los temas relacionados con el medio ambiente y con la huella e impacto de su consumo. Eso ha hecho que en los últimos tiempos el packaging haya tenido que adaptarse a los nuevos tiempos reduciendo su tamaño, cambiando y eliminando materiales y siendo cada vez más friendly con el entorno.
Igualmente, la sociedad no solo ha cambiado en términos de responsabilidad medioambiental, sino que en realidad se han producido cambios más profundos en cómo vivimos, cómo somos y cómo consumimos. Por ejemplo, puede que en los 80 hubiese un modelo de familia dominante y que eso marcase el consumo, pero en la década actual la sociedad ha visto la irrupción de muchos más modelos de familia y de estilos de vida.
Ya no es un modelo de padres y un par de hijos, sino que, por ejemplo, cada vez hay más personas que viven solas, más que viven en pareja y no tienen hijos o más familias uniparentales. Todo ello hace que el consumo cambie y que deban hacerlo también los productos y su presentación. Puede que hace unos años encontrar raciones para uno en los supermercados fuese una odisea. Ahora ya no lo es.
El packaging sigue siendo parte de la experiencia
El packaging es uno de los elementos clave que hace que pongamos un valor a una cosa y que la veamos de una manera o de otra. Seguimos valorando lo que nos ofrecen por cómo nos lo presentan, lo que hace que el packaging continúe siendo una parte importante de cómo se presenta el producto al público.