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Greedflation: ¿están los supermercados haciendo demasiada caja gracias a la inflación?

El debate no es nuevo, pero se está enraizando en la percepción de marca de los supermercados

Por Redacción - 26 Enero 2023

En los últimos días de diciembre, los precios de los litros de leche en un supermercado del centro de una ciudad de medio tamaño estaban todos rondando el euro y 20. La semana anterior aún quedaba alguna marca blanca por debajo del euro, pero en ese día ya no quedaba en los lineales.

En una situación parecida, lo que suelen hacer los consumidores es acabar comentándolo en algún grupo de WhatsApp. Fue lo que se hizo y alguien respondió que era, claramente, una subida de precio para prepararse para la bajada del IVA que se avecinaba. “Y así ganan ellos”, aseguraba la otra persona.

Las razones reales para esos precios de la leche en ese día concreto podrían haber sido otras muchas, pero la percepción de los consumidores es lo que queda. Y la percepción general últimamente parece ser la de que los supermercados están escalando los precios y no necesariamente porque las cosas sean más caras. Están “haciendo caja”.

Un largo debate

La cuestión no es en absoluto nueva: lleva siendo tema de análisis durante todo 2022. Si en los inicios de la crisis del coronavirus los supermercados tuvieron una buena imagen (ahí estaban, resistiendo a pesar de todo), durante la escalada de la inflación de 2022 no les ocurrió lo mismo. De hecho, este último año ha sido uno de pesadilla reputacional para los supermercados: sus precios no han parado de escalar.

En septiembre, por ejemplo, la OCU señalaba que ese año estaba siendo el de “la mayor subida de los precios de la alimentación en 34 años” y los consumidores hablaban de ellos como caros. Antes en el año, algunas cadenas de supermercados tuvieron que salir a las redes sociales para explicar que no estaban creando escasez de productos para subir precios. Incluso, la bajada del IVA de apertura de este año acabó siendo material de investigación: Facua denunció que los súpers no estaban repercutiendo la bajada en productos básicos a sus compradores.

Pero la cosa está lejos de calmarse. En España, los cruces de acusaciones entre políticos y líderes empresariales han creado un debate sobre si los supermercados están siendo – o no – despiadados con sus precios. En un acto público, la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, dijo que las grandes empresas de distribución estaban aprovechando para “hacerse de oro a costa de la crisis económica derivada de la guerra en Ucrania”. Juan Roig, el máximo responsable de Mercadona, señalaría días después: “Los empresarios generamos riqueza y bienestar”.

El debate está lleno de matices, porque los propios supermercados están en medio de una guerra de precios para no perder clientes - “en un contexto inflacionista, la posibilidad de ampliar este margen [de beneficios] se reduce como consecuencia de la competencia”, decían desde la industria a El País – pero al mismo tiempo desde los productores – ocurre por ejemplo con los agricultores – se producen quejas sobre cómo a ellos no les llegan esas subidas de precios.

En inglés, ya se ha empezado a hablar de greedflation, el que se esté usando la inflación para subir precios y ganar más dinero. Y es “completamente posible” que esté pasando, según el presidente de Tesco, la cadena de supermercados británica, John Allan. Allan ha señalado es posible que algunas marcas de comida estén beneficiándose del contexto para ganar más dinero en perjuicio de sus consumidores, especialmente de los que tienen menos ingresos.

Tanto es así, de hecho, que su cadena de supermercados habría roto con algunos de sus proveedores y han creado un sistema para monitorear precios y ver si están justificados. La situación en Reino Unido es mucho más extrema que lo que está ocurriendo en España, cierto es, pero a pesar de eso las declaraciones de Allan añaden más capas al debate.

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