Opinión Negocios y Empresas

La marca personal marca a las personas, también en el liderazgo gerencial

En gerencia y liderazgo no se puede divorciar el ser y el hacer del impactar

¿De qué se trata el liderazgo gerencial? La principal función de un directivo (administrador, gerente, director ejecutivo...) es lograr que todas las personas a su cargo sepan, quieran y puedan hacer todo lo necesario para el logro de los objetivos de la organización, en la mayor armonía posible con sus propios objetivos personales de desarrollo. A mi juicio, como lo he propuesto y sustentado en diversos trabajos y escenarios, esa es la esencia del liderazgo gerencial. Cuando ello se logra de forma sostenible en una mayoría significativa de los colaboradores (empleados, trabajadores, subordinados...), la entidad se encamina definitivamente a niveles importantes de efectividad, competitividad y sostenibilidad estratégica, o lo que es lo mismo, al éxito y al liderazgo estables y crecientes en su sector de actividad.

Ahora bien: este nivel de logro organizacional (la efectividad, competitividad y sostenibilidad estratégica) es inseparable de un ejercicio efectivo del liderazgo. El desempeño y resultados de una organización dependen directa e inevitablemente del desempeño y resultados de las personas que la integran; y sobre ambas dimensiones, el liderazgo gerencial impacta profundamente. Y los gerentes de las organizaciones de todo tipo y nivel tienen que tener muy claro que el liderazgo no es una posición, sino una condición. A usted lo nombran gerente para que ocupe un puesto, pero la condición de líder tiene que ganársela, como lo sustentan las múltiples investigaciones que tanto han aportado durante un siglo sobre tan importante tema, y por supuesto, los resultados de todos los grandes líderes organizacionales que en el mundo han sido.

Ejerciendo el liderazgo: la marca personal del líder

Para un directivo en ejercicio, ganarse y sostener en el tiempo el liderazgo entre sus colaboradores implica ante todo (entre otras muchas condiciones que no son objeto de tratamiento en estas líneas), la necesidad ineludible de ser la persona con quien esas otras personas dirigidas quieran comprometerse, a quien quieran seguir, apoyar y promover, en el contexto social-organizacional y el momento histórico que estén viviendo. Y ese ser, precisamente, es lo que genera el impacto que se convierte en liderazgo. Aquí debe manifestarse la marca personal del líder, en su asunción de la responsabilidad de conducir de buen modo a buen puerto, en su expresión y proyección personal, en sus posiciones y comportamientos ante las disímiles situaciones que enfrenta, y en la coherencia entre su prédica y su práctica. Todo ello lo identifica, y con tales insumos construye esa marca que define su impacto sobre quienes lo han erigido en líder, más allá del nombramiento que lo ubica como gerente.

Este concepto de marca personal, extrapolado en los 90 por Tom Peters desde el campo mercadotécnico y empresarial al del desarrollo y gestión de las personas, su identidad, imagen e interacción con los entornos en los cuales viven y actúan, y que desde entonces ha venido siendo trabajado y desarrollado por otros muchos autores, investigadores, académicos y consultores, se populariza y diversifica cada vez más, y tiene múltiples posibilidades en el ámbito gerencial y del liderazgo que se ejerce al interior de las organizaciones.

El líder en posición gerencial es el motor del avance organizacional, es la fuerza con que esta cuenta para crecer, desarrollarse y sostenerse; y como tal, debe ser asumido, si ha de tener éxito. Es, ni más ni menos, un producto de un tipo muy especial, que debe ser adecuadamente vendido a sus colaboradores para que pueda ser adecuadamente apreciado, valorado y comprado por estos como el que mejor puede satisfacer sus necesidades en un momento y contexto dados. Las características, particularidades, prestaciones, ventajas y capacidad de ofrecer respuestas y soluciones de este producto, constituyen su marca, impactan a sus públicos, lo dan a conocer como atractivo y viable, y permiten a sus compradores identificarlo, degustarlo y preferirlo, a partir de esa marca.

Y las características que hacen al líder un producto único e irrepetible, que definen su marca, su propio modo de hacer las cosas correctas y hacer correctamente las cosas que hay que hacer (para decirlo con Peter Drucker); ese modo propio, aprendido y aprehendido, de presentarse, proyectarse, interactuar, comunicar, preguntar, interpretar, responder, estimular, sancionar, educar, modelar, simbolizar, manejar contradicciones y conflictos, adaptar y adaptarse, creer y promover su creencia, aglutinar, crear equipos efectivos a partir de los grupos existentes, lograr que nazcan y se manifiesten en su equipo las motivaciones correctas, aceptar el fracaso y aprender de él, desarrollarse y desarrollar, cambiar y gestionar el cambio, enfocarse y obtener de sus colaboradores los resultados esperados a partir de un desempeño efectivo; y entre tantas otras, esa capacidad de reconocer que como persona es falible, como directivo finito, y como líder, responsable de que en cada momento esté al frente del grupo la persona adecuada, y que por ende, en su derredor hay personas con el potencial para sustituirlo en el momento oportuno, y que a él/ella le toca lograr que en ese momento ese relevo esté listo... todo ello marca a las personas que han participado en el proceso, y hace parte de lo que se siente, se percibe, se dice y se recuerda de un líder, durante y después de su paso por una posición directiva, y lo acompaña a los próximos puestos y nombramientos. Es más: la mayoría de veces, ese conjunto de percepciones, sentimientos, valoraciones y opiniones acerca de él/ella y su ejercicio, es la causa de las nuevas asignaciones. Todo ello es su marca. Con todo ello impacta.

Obviamente, en este proceso de liderar construyendo y aplicando marca personal, entran en juego muchos factores, y no solamente humanos. Aunque se ha conceptualizado mucho sobre ello, ejercer el liderazgo gerencial no es solamente un tema de conceptos, métodos y técnicas, sino, y sobre todo, de personas que actúan en determinados contextos, intra y extraorganizacionales. Y saber maniobrar ante las fluctuaciones y cambios contextuales es también un elemento básico de la marca personal de un líder. De la incidencia del contexto en el ejercicio y la efectividad del liderazgo trataremos en otro trabajo.

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