Artículo Negocios y Empresas

Menos por lo mismo: Cuando las marcas reducen el tamaño de sus productos pero no su precio

¿Por qué las marcas reducen el tamaño de sus productos pero no su precio?

Una de las escenas más populares del libro Alicia en el país de las maravillas es cuando la pequeña toma una pócima mágica y, de manera automática reduce su tamaño. Un acto mágico que las marcas de varios países están llevando a cabo en lo que a sus productos se refiere, pues cada vez son más las compañías que optan por ofrecer envases más reducidos sin, por el contrario, reducir el precio final de los productos.

La estrategia ha sido criticada especialmente en Reino Unido, donde ya la han bautizado. En concreto, se denomina "shrinkflation" a la tendencia que existe entre las fabricantes y marcas de presentar a los clientes cualquier producto a un tamaño ligeramente más reducido al que los consumidores estamos acostumbrados. Una carambola que, sin embargo, no cuenta con una reducción proporcional en lo que a su precio se refiere, ya que este permanece inalterable a pesar del cambio físico experimentado por su envase.

Así las cosas, las asociaciones de consumidores de este país han denunciado el tongo de las marcas. Estrategia que se ha extendido a distintos sectores pero especialmente al vinculado con el retail, y dentro de este, la alimentación y la perfumería y droguería. De este modo, se cuentan por docenas los productos que han visto disminuir su forma de presentación a la audiencia, siendo las empresas responsables de llevar a cabo esta medida numerosas, y muy conocidas.

Entre ellas se encuentra la marca de supermercados Tesco, una de las cadenas más importantes del país, que ha recibido varias denuncias por este tema. De la misma forma, el fabricante Nestlé también presenta a sus clientes varios de sus productos lácteos, especialmente chocolate, en formato reducido. Una opción que parece haber tenido un efecto dominó no solo entre los productores de este país, sino que también se ha extendido a otros lugares del mundo.

El caso de España

Tanto es así que en España también está experimentando esta tendencia por parte de las marcas y empresas fabricante. Porque, ¿nadie se ha dado cuenta de ello cuando pasea por el supermercado? Es cierto que la mayoría de los productos permanecen inalterables pero a día de hoy son notables los cambios experimentados en varios de ellos.

Así, muchas marcas se jactan de ofrecer precios verdaderamente competitivos de sus productos pero lo cierto es que si este indicador se mantiene a un nivel bajo es consecuencia de una reducción casi proporcional en la cantidad de producto que se ofrece al consumidor. Basta con hacer la prueba en las estanterías dedicadas a los snacks y patatas fritas para constatar que los precios no se mueven pero los envases de estos productos no son como antes, y adquirimos menos cantidad de producto al mismo precio. Otro tanto puede decirse de los embutidos o de las bebidas y refrescos

Motivos y efectos de la decisión

Una decisión que ha traído cola de reacciones por parte de consumidores y asociaciones de defensores. Sin embargo, ¿cuáles son los motivos que llevan a las empresas a adoptar esta decisión? Y una vez tomada, ¿Cuál es el rol que desempeña el marketing en ella? Para la mayoría de los expertos la causa de esta reducción física de los envases es consecuencia directa de un objetivo empresarial, que consiste en ahorrar costes a través de la reducción de la cantidad de producto ofrecida a los usuarios.

Una reducción de coste que se camufla a través de distintos dispositivos de marketing a través de los cuales a los usuarios no les afecta tan directamente la reducción del tamaño del producto. Colores llamativos, anuncios con el precio reflejado, rostros humanos. Todo vale en este sentido para distraer la atención del consumidor.

Sin embargo, las empresas no las tienen todas consigo. Y es que existe un efecto colateral notable por parte de los consumidores, como es la pérdida de confianza en las marcas en las que tradicionalmente habían depositado este valor. Una pérdida que no se repara de un día a otro y que puede llegar a ser mucho más costosa que el ahorro en costes de producción que la medida les había supuesto.

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