Tras la interrupción de las negociaciones para una posible adquisición de Yahoo por parte de Microsoft, la firma de Bill Gates parece decidida a
solventar la confusión que afecta a sus marcas y que ejerce una indudable influencia en la eficaz planificación de su estrategia global de Marketing. A nadie escapa que las marcas Microsoft, Hotmail y Messenger ofrecen un panorama poco claro en el
mercado y ese es un factor que resta valor y posicionamiento a la firma en su conjunto.Según declaraciones de Kevin Johnson, Presidente de
Microsoft, la firma asume los errores de
Branding y está dispuesta a articular una nueva estrategia
que permita clarificar el panorama y estar en condiciones de desplegar una planificación de
Marketing más coherente y efectiva. Es un hecho que muchos usuarios no alcanzan a identificar de forma
clara a Hotmail, Messenger o Microsoft, y mucho menos a percibir las marcas como pertenecientes a la misma compañía.El intento por hacerse con el control
de Yahoo ha sido, según Johnson, una tentativa para generar marcas diferentes como resultado de la fusión y, de paso, resolver el problema de marca que
afecta a
Microsoft. Sin duda, una operación de esas dimensiones
hubiera representado una ocasión excepcional para poner en juego una renovada estrategia de
Marketing que podría haber sido muy beneficiosa para la factoría de Seattle.Como ya es conocido, Google ha
conseguido beneficiarse de los errores de branding de Microsoft y es capaz de presentar, de forma inequívoca, todos sus servicios identificados con una
misma marca, la más valiosa del mercado global según distintos datos, opiniones y estudios. Está claro que la estrategia de
Marketing de Microsoft precisa renivar profundamente sus
planteamientos si desean poder competir con la compañía del popular buscador.Ahora, según Johnson, los ejecutivos de Gates y Allen tienen plena libertad de
actuación para generar nuevas marcas, si lo consideran necesario y construir un nuevo plan de
Marketing que intente devolverlos al liderazgo global. Sólo cabe esperar que cambios tan radicales sirvan
para mejorar, porque en tal panorama también el remedio podría ser peor que la enfermedad y sembrar aún más confusión en el mercado.