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Advergames: no es oro todo lo que reluce

Los problemas de comunicación entre responsables de marketing y diseñadores de videojuegos son el resultado de una falta de conocimientos de ambas partes
Teresa de la Hera trabaja para el Center for the...

Los advergames, esos videojuegos financiados por empresas para promocionar sus productos o servicios, son un diamante todavía por pulir. Mucho se especula sobre sus potencialidades, pero poco se ha demostrado sobre su verdadera eficacia hasta el momento. Pese a que ya hace décadas que se recurre a esta estrategia de marketing que trata de aprovecharse de la adicción que pueden llegar a crear los juegos digitales para persuadir a una audiencia cada vez más resistente a las técnicas de marketing más tradicionales, la realidad es que todavía queda mucho camino por recorrer.

Todo el que tenga cierta pasión o interés por los videojuegos y que tenga un contacto regular con advergames se habrá hecho al menos una vez en su vida la siguiente pregunta: ¿por qué alguien va a jugar un advergame habiendo millones de juegos gratuitos disponibles en la red o en dispositivos móviles? La realidad es que sea cuál sea el presupuesto del advergame, son contados los casos en los que nos encontremos ante productos de gran calidad. Y el problema no reside tanto en la calidad técnica, sino en la calidad del contenido, en la jugabilidad.

Pongamos como ejemplo el advergame "Red Bull Formula Race", desarrollado por el estudio holandés Xform Games y galardonado en 2012 como mejor advergame en los Dutch Game Awards, los premios de la industria holandesa de los videojuegos. Muy bien recibido por la crítica y alabado por su calidad en numerosos sitios webs, como The Favourite Website Awards que lo convirtió en "Site of the Day" el 12 de Julio de 2012, este advergame deja sin embargo mucho que desear teniendo en cuenta el presupuesto invertido en su desarrollo, cerca de 100.000 euros.

Diederik Groesbeek, director de Xform Games, reconoce que no se siente orgulloso de recibir tantas buenas críticas y galardones por uno de los juegos de los que está menos satisfecho entre todos los que ha desarrollado. "El problema de los advergames", explica, "es que el concepto no lo crea un especialista en videojuegos, sino una empresa de marketing que le vende la idea a su cliente antes incluso de ponerse en contacto con el estudio que va a desarrollarla".

En el caso de Red Bull Formula Race la empresa alemana Buzzin Monkey fue la encargada de desarrollar el concepto para Red Bull. "Las empresas de marketing tienen muchas ideas que normalmente implican gran cantidad de dificultades técnicas y que están más centradas en cuestiones que nada tienen que ver con la jugabilidad del advergame", cuenta Groesbeek. En este caso Buzzin Monkey propuso desarrollar un advergame que fuera completamente controlado con los gestos del rostro del jugador, lo que suponía una gran inversión en desarrollo y al mismo tiempo requería de unas especificaciones técnicas para ser jugador disponibles en pocos ordenadores personales. Xform Games insistió en la necesidad de crear una opción alternativa para aquellos jugadores que no cumpliesen los requisitos técnicos para jugar con el reconocimiento del rostro y quisiesen jugar al juego usando su teclado, pero Buzzin Monkey no accedió a desarrollar esta segunda opción. "Lo único que les interesa a las empresas de marketing es que el juego funcione en su portátil el día que se lo van a presentar al cliente.", cuenta Diederik, "El resultado es un advergame que sólo son capaces de jugar 3 de cada 10 personas que intentan jugarlo".

Los problemas de comunicación entre responsables de marketing y diseñadores de videojuegos son el resultado de una falta de conocimientos de ambas partes. Por un lado muchas empresas de marketing no tienen todavía los suficientes conocimientos en diseño de videojuegos como para poder crear conceptos que aprovechen las potencialidades del medio. Por otro lado la mayoría de los estudios de videojuegos que trabajan desarrollando advergames no tienen personal en su plantilla que entienda de marketing y de estrategias de persuasión para tener argumentos para negociar cambios en conceptos pobres en términos de jugabilidad. Además la eficacia de este tipo de campañas suele ser medida atendiendo al número de personas que juegan el juego una vez, y no evaluando su capacidad de retención de dichos jugadores y el modo en el que éstos reciben el mensaje que se les quiere transmitir.

Las potencialidades de los videojuegos como medio publicitario son indiscutibles, sin embargo la industria dedicada a este tipo de productos todavía tiene que madurar para dar buenos frutos.

Teresa de la Hera trabaja para el Center for the...
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