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El 47% de los consumidores reconocen que son adictos al móvil

Por Redacción - 17 Noviembre 2017

Si alguna vez se ha pasado un poco de tiempo cerca de unos adolescentes y de sus padres, el tiempo suficiente como para que todos acaben comportándose con naturalidad, es más que probable que se haya acabado presenciando una escena. Los padres del adolescente en cuestión se quejan de que su hijo o hija no hace más que estar "con la cabeza pegada al móvil" mientras que el adolescente suele desdeñar esas acusaciones. El móvil es lo que se usa para todo, no es que sea realmente un adicto, señala en su defensa. Y, sin embargo, lo más probable es que lo sea… pero lo igualmente posible es que sus padres lo sean también. En la era actual, ser un adicto al móvil no es una rareza sino más bien un hecho al que todo el mundo se ha visto arrastrado de un modo o de otro.

Y es que todos somos adictos al móvil en un grado o en otro. Así lo acaba de confirmar un estudio de Ipsos MORI para Deloitte. No somos capaces de perder de vista la pantalla de nuestros dispositivos móviles.

El estudio se hizo sobre una muestra estadounidense de usuarios de todas las edades (la horquilla iba de los 18 a los 75 años) y, según sus conclusiones, todos los consumidores miran mucho el móvil y lo miran más de lo que lo hacían en el pasado. La media está en 47 veces por día, que es la cantidad de veces en las que miramos qué ocurre en nuestra pantalla móvil. En el caso de los consumidores más jóvenes, la cantidad sube. No se dobla, pero cerca queda de ello. Los jóvenes miran la pantalla del móvil unas 86 veces de media, algo más de las 82 que miraban el móvil el año pasado.

El móvil no solo se ha convertido en lo siempre presente, como una especie de caja negra que recoge todo lo que hacemos, sino que además ha empezado a ser lo primero y lo último con lo que nos relacionamos. 9 de cada 10 entrevistados reconoce que mira el móvil en la primera hora tras despertarse y una cifra similar hace lo mismo justo antes de irse a dormir. El móvil está siempre presente, en el inicio y en el final.

Y, por supuesto, lo está mientras hacemos todas las demás cosas que llenan nuestro día. Un 92% (un punto porcentual menos que en el año anterior) reconoce usar su smartphone mientras compra, un 90% en el tiempo de ocio, un 89% mientras ve la tele y un 78% mientras come. Las cifras de quienes lo usan mientras conducen han caído ligeramente (un 59% frente al 62% del año anterior) pero no quienes están mirando a la pantalla del móvil mientras cruzan la calle (44% frente al 42%).

Cambiar nuestras costumbres

Pero, en cierto modo, empezamos a ser conscientes de cómo el móvil cambia nuestras vidas y de cómo deberíamos implementar ciertas normas de etiqueta relacionadas con ello, o al menos eso es lo que invita a pensar ciertos números. Según los datos del estudio, un 85% usa el móvil mientras habla con sus familiares y amigos y un 81% mientras come en un restaurante, pero al menos son cifras menores que el 86 y el 83% que lo hacía en el año precedente. Un 54% chequea el móvil en una reunión de trabajo, pero en 2016 lo hacía el 58%.

Más concretos son los datos en los que se les pregunta a los consumidores directamente por su adicción. Un 47% reconoce que es un adicto al móvil. Del total de los consumidores un 30% ha hecho un esfuerzo por reducir su tiempo móvil y lo ha logrado y un 17% lo ha intentado, pero no ha funcionado.

Habitualmente, los pasos que se dan son los de guardar el móvil cuando se está con otra gente, eliminar el sonido de las notificaciones, dejarlo en un bolsillo cuando se está solo, apagarlo por la noche y borrar apps (algo muy importante para las empresas). Aunque, eso sí, un 38% de los usuarios no ha decidido limitar el uso de sus smartphones y no lo va a hacer en el futuro.

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