Continua Leyendo...
Por Redacción - 13 Septiembre 2012
El ecommerce vive una época boyante. Durante el último trimestre de 2011 las transacciones que se realizaron en España a nivel interno supusieron el 43,5% del volumen de negocio total. Su tendencia es ascendente e imparable y la suma de nuevas tecnologías y dispositivos capacitados para fomentar el comercio electrónico pintan un futuro excelente. Se espera que el m-commerce alcance un volumen global de 119 billones de dólares en 2015. Ya en la actualidad, el volumen de compra a través del móvil casi ha igualado al del comercio electrónico tradicional (PC escritorio).
En España, según datos de emarketer, las ventas online aumentarán un 18,8%, pasando de los 12.672 millones de euros en 2011 a los 15.046 millones en 2012.
Teniendo en cuenta esta trayectoria y ritmo de crecimiento, y sobre todo las ventajas que el comercio electrónico ofrece a los consumidores, el comercio tradicional a pie de calle y las tiendas físicas podrían verse sucumbidas por esta tendencia en un futuro no tan lejano. La pregunta es ¿Acabará cerrando el comercio electrónico las puertas de las tiendas físicas y tradicionales? ¿Podrán convivir siendo competitivos? ¿Es una utopía o simplemente cuestión de tiempo?
Según Lab42, el 73% de los usuarios realiza online al menos la mitad de sus compras. ¿Cuál es la base de su éxito? Los usuarios se encuentran en internet una mayor gama de productos; los tienen todos a un clic de ratón. Sin la necesidad de moverse físicamente de un sitio a otro pueden comparar características y precios.
La comodidad que ofrecen las tiendas online, donde los consumidores pueden hacer su pedido a cualquier hora del día, desde cualquier lugar; incluso tranquilamente sentados en el sofá de casa.
En internet puedes encontrar mucha más información sobre el producto que en una tienda física. El medio online se ha constituido como la principal fuente de información a la hora de realizar una compra. Los clientes obtienen toda la información que necesitan, sin que por ello puedan sentirse coaccionados a completar el proceso de compra, deciden libremente si adquirir o no el producto. Aquí no hay vendedores, esta función recae sobre los propios productos y su forma de presentarlos.
El nivel de privacidad es mucho más elevado en la compra online; ésta es una ventaja que se agradece, sobretodo a la hora de comprar cierto tipo de productos, como pueden ser los de carácter erótico.
Las tiendas online se caracterizan por ofrecer precios más bajos. Los e-retailers incentivan a los clientes con interesantes promociones, ofrecen descuentos especiales para el medio online; primando la compra "aquí y ahora" con estudiadas estrategias call to action. El medio online es el reino de los cupones, esos chollos que nos facilitan el acceso a determinados productos o servicios con un coste casi irrisorio teniendo en cuenta su precio de mercado. Últimamente hemos vivido un gran auge de este sistema de venta, que ha conseguido que los usuarios se lancen a bucear en busca de estos preciados descuentos. Sin embargo, las tiendas físicas todavía conservan su status, no en vano, el 90% de las compras se realizan en este tipo de establecimientos. ¿Qué tienen ellas de especial? Ofrecen el servicio tradicional, caracterizado por el contacto humano, cara a cara con el vendedor. Las tiendas tienen la gran ventaja de poder ofrecer un trato personalizado, la cercanía con el cliente ha de ser su principal baza. Esta característica también ofrece mayores garantías a los usuarios, principalmente en el caso de que puedan necesitar un servicio posventa.
Es posible tocar físicamente el producto, mientras que en internet únicamente lo conoces de modo virtual, aquí lo puedes tener entre las manos, vencer la barrera de la intangibilidad.
Haz tu compra y llévatelo directamente a casa. El hecho de poder disponer del producto en el acto es uno de los factores diferenciales de mayor peso respecto al comercio online, donde este hecho provoca cierto grado de desconfianza.
El precio que se muestra en una tienda física corresponde al importe final del producto; sin conceptos añadidos e inesperados. Aquí no existe un pedido mínimo, los impuestos ya están incluidos y generalmente no se hace necesario pagar gastos de envío.
Mayores facilidades de pago. El cliente cuenta con diversas opciones para abonar el importe de su compra, principalmente la posibilidad de hacerlo en metálico, sin que sea necesario proporcionar datos bancarios. Entonces ¿con cuál te quedas? La tendencia es a que ambos mundos experimenten una evolución conjunta; que exista una convivencia en beneficio de los clientes. El 51% de los usuarios piensa incluso que en 2020 las tiendas físicas actuarán como meros escaparates, para permitir a los usuarios que prueben y conozcan físicamente el producto, mientras que para realizar finalmente la compra se decidirán por canales alternativos. ¿Se establecerá finalmente esta estrategia multicanal, a medio camino entre el mundo online y offline?
