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¿Por qué los algoritmos dominarán el modo de acceso a la información en el futuro?

Según datos de IBM, el 90% de todos los datos que existen en el mundo hoy en día se crearon en los últimos dos años

Por Redacción - 29 Abril 2016

Cada vez estamos más rodeados de información y de datos. Las marcas tienen cada vez más acceso a ella y son cada vez más dependientes del buen uso de los datos, que se han convertido en la clave para comprender a los consumidores, pero lo cierto es que ellos no son los únicos que tienen que enfrentarse a una avalancha informativa. Los propios consumidores a los que analizan echando mano de los datos son también unas víctimas de los propios datos y del exceso de información.

Lo cierto es que la aparición de internet y el crecimiento de la misma, así como el creciente nacimiento de productos derivados y la conquista de nuevas fronteras en el acceso a la información están haciendo que cada vez estemos sumergidos en un mundo con más y más elementos informativos.

Y todo esto crea muchísima tensión y un contexto en el que los consumidores están sometidos a un flujo de datos abrumador. Según datos de IBM, el 90% de todos los datos que existen en el mundo hoy en día se crearon en los últimos dos años (esto es, en dos años se ha generado más información que en los últimos miles de años). Hoy es posible saberlo todo y es muy fácil conectar con prácticamente cualquier cosa. Es posible acceder a cualquier dato, a cualquier fuente de información y eso crea una sobrecarga.

Demasiados datos y demasiado abrumadores

Como recuerdan en un análisis en MarketingProfs, no son pocos los consumidores que se encuentran en una suerte de parálisis. El exceso de datos nos paraliza: tenemos tanta información al alcance de la mano que realmente no sabemos qué hacer con ella. ¿Por dónde debo tirar? ¿Qué debo saber? ¿Qué debo leer? ¿Qué no debo perderme? Y, al mismo tiempo, los consumidores están sometidos a una tensión mayor que llega por otro camino paralelo. En un mundo siempre conectado y en el que siempre están pasando cosas, es muy fácil ser el que se quede con la información que no debería ser o el que no procese lo que tenía que procesar lo que debería. Es lo que se conoce como FoMO, por las siglas en inglés de fear of missing out, miedo a quedarse fuera.

Por ello, queremos saber qué es lo que tenemos que saber y buscamos que nos digan lo que ha pasado y lo que tenemos que tener en cuenta. Sí, eso es lo que hace que cada vez usemos más y más ciertos soportes para acceder a la información (al fin y al cabo, eso es lo que los medios han hecho desde siempre: ellos organizan la información para nosotros y son los que deciden qué es lo que nos va a interesar) pero también es eso lo que hace que cada vez confiemos en más herramientas tecnológicas para saber qué ha pasado y qué debemos conocer y lo que hace que cada vez sean más importantes ciertos elementos. Esta avalancha de información y esta necesidad por ser capaces de saber lo que importa es lo que marca que las redes sociales estén usando cada vez más los algoritmos para marcar qué nos sirven y para que el consumidor sienta que no se le ha quedado nada importante sin saber.

En definitiva, la era de los algoritmos está a la vuelta de la esquina. Los consumidores no van a acceder simplemente a la información sino que accederán a lo que los algoritmos consideren que deben acceder y que es relevante para ellos. Los problemas en cómo accedemos a la información serán, ahora, otros.

Cambian las reglas del juego

¿Qué impacto tendrá todo esto? Lo cierto es que el efecto que este cambio está teniendo y tendrá en el futuro para las marcas y los consumidores es mucho más profundo y mucho más decisivo de lo que puede parecer a simple vista. En el futuro, la información ya no llegará de una forma por así decirlo orgánica hasta nosotros. Ya no será tan importante que sea relevante o que sea informativa sino más bien importará el hecho de que sea lo que el algoritmo entienda que es importante.

Se podría decir que el acceso a los datos será, a nivel general, una suerte de equivalente al SEO: la información estará, en todas partes, marcada por lo que los algoritmos quieran y por lo que ellos consideren que es importante y, por ello, la información estará igualmente en prácticamente todos los escenarios marcada por lo que se le diga a ellos. Por decirlo de una manera vistosa, la información tendrá que hacer una suerte de SEO en todas partes.

Los problemas que se derivarán de esto son evidentes. Igual que ocurrió con los buscadores en su momento, los datos no estarán tan marcados por lo que es realmente relevante como por lo que se sabe decir al algoritmo de turno. Quienes lograrán llegar al receptor y los que consigan conectar con el consumidor serán no quienes tengan la información más relevante sino quienes consigan comprender mejor cómo funciona el lenguaje que imperará en redes sociales, asistentes móviles o nuevas agendas que ayuden a organizar todo lo que tenemos en todos nuestros dispositivos conectados. Y por ello medios y marcas tendrán que aprender un nuevo lenguaje.

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