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La víctima de los altos precios de los smartphones es el consumo de otras tecnologías

A medida que los precios de los móviles suben, los consumidores sienten que están más a la última y deciden recortar su consumo en otras cosas

Por Redacción - 13 Noviembre 2017

Una parte muy importante de la estrategia de lanzamiento del último modelo del iPhone ha estado en su precio. El precio del terminal, el más alto hasta ahora visto en las presentaciones de las nuevas y más punteras versiones del dispositivo, es, en realidad, un elemento más de lo que Apple está intentando lanzar al mundo.

Es una suerte de estrategia psicológica de posicionamiento. Por un lado, los precios del iPhone hacen que el terminal se vea de un modo diferente, ya que aumenta la percepción del valor que se asocia al dispositivo. Si el iPhone es tan caro es porque tiene que ser especialmente bueno, o al menos eso es lo que nuestro cerebro lee de todo esto.

Por otra parte, el precio hace que se vea como un elemento todavía más exclusivo, más único. Acceder al mismo se convierte así en algo todavía más especial, en una cuestión que no todo el mundo logrará poder cumplir. Y, finalmente, el precio del dispositivo tiene un efecto sobre los demás dispositivos en el mercado. Que el iPhone cueste tanto dinero hace que los demás smartphones parezcan, en comparación, baratos y asequibles y que nos planteemos menos hacernos con otro dispositivo si lo comparamos con el precio que este modelo tiene.

Alto precio, percepción más innovadora

La estrategia no es además algo que solo esté empleando Apple, sino que las compañías de nuevas tecnologías están lanzando terminales también de muy elevado precio. El Samsung Note 8 está en tarifas similares, como también lo hace el modelo más completo del Google Pixel 2 XL. Y, como recuerdan en un análisis de Mintel, estos precios están muy marcados por los mismos elementos que veíamos en el análisis de lo que Apple está haciendo.

No son precios para todo el mundo, pero "tienen sentido" ya que hacen que el producto se vea como más puntero, más nuevo y más exclusivo. De hecho, los analistas de la firma prevén que estas cuestiones impulsarán a los consumidores a un frenesí de compras de estos terminales, a pesar de su precio y a pesar de que, en realidad, no están ofreciendo avances tan punteros que justifiquen estos precios.

Pero los precios de los smartphones no solo tienen un impacto en cómo los vemos y en cómo, por tanto, se gestiona la imagen de marca de los mismos, sino que además también impactan en cómo construimos la imagen de marca de otros elementos tecnológicos y en cómo consumimos tecnología. Esto hace que el caso de los smartphones se pueda ver como una suerte de ejemplo de cómo operan los mercados y de lo que se puede aprender de ello.

De entrada, los precios de los smartphones no parecen estar afectando a los hábitos de compra de estos terminales. Se podría pensar que, a medida que los precios de estos dispositivos van en aumento, los hábitos de consumo de los compradores van en descenso. Esto es, si el terminal es cada vez más caro, lo lógico podría parecer que se comprasen cada vez menos dispositivos. Sin embargo, esto no está sucediendo. Los hábitos de consumo en lo que a compra de nuevos terminales no han cambiado. A pesar de que son cada vez más caros, los consumidores siguen renovando sus smartphones e incluso se espera que en el fin de la década haya un boom. Las ventas subirán entre 2019 y 2020 alentadas por el desarrollo y la implantación de las redes 5G.

Las verdaderas víctimas de los altos precios de los smartphones

Pero esto no implica que los precios de los smartphones no tengan consecuencias en el consumo. Las tienen y las tienen además donde menos se podría esperar. Porque los precios cada vez más altos de los smartphones están no perjudicando a los fabricantes de estos terminales sino más bien a las marcas de tecnología en general y en aquellos productos que no son móviles inteligentes.

Como apuntan en el análisis de Mintel, los consumidores siguen cambiando sus smartphones y seguirán haciéndolo (se espera que en los próximos años el ritmo de cambio de smartphones esté en los 24 meses) y lo harán reduciendo su gasto en otras cosas. En lugar de gastar menos en sus smartphones, gastarán menos en otros productos de tecnología. Ordenadores, tabletas e incluso televisiones serán vistos como gastos que se pueden evitar y se reducirá el ritmo de cambio de estos terminales. Su ciclo de recambio será cada vez más amplio: esto es, tardaremos más en renovarlos para poder permitirnos cambiar de smartphone.

Esto supondrá un perjuicio para las compañías de tecnología y añadirá un elemento más de complicación a sus estrategias de ventas. Sus marketeros tendrán que esforzarse más que nunca por convencer a los consumidores y, sobre todo, por hacer que comprendan que están ofreciendo algo nuevo y diferente. Hacer visible la innovación tecnológica será más importante que nunca, o los consumidores no sentirán que sea necesario cambiar ninguno de esos dispositivos.

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