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¿Han quedado obsoletos los tradicionales códigos QR?

Su credor Masahiro Hara, predice que los códigos QR actuales es probable que sean reemplazado por algo más sofisticado

Por Redacción - 26 Junio 2014

En los años 60, el número de productos a la venta en los supermercados japoneses había aumentado exponencialmente. Japón estaba en pleno momento de boom, la economía permitía gastar más que nunca y los supermercados ofrecían más opciones para ello. Solo había unas cuantas personas que no estaban conformes con esta situación: los cajeros de los supermercados. Para ellos, el boom del consumo era una pesadilla, porque tenían que introducir los precios en las calculadoras a mano. Ahí fue cuando nacieron los códigos de barras, inventados en el seno de la compañía Denso Wave Incorporated.

El problema se había solucionado, aunque las combinaciones posibles para los códigos de barra eran limitadas. El paso del tiempo les ayudó a crear un producto que batía al anterior. Diseñado en 1994 por Masahiro Hara y su equipo (y en la misma empresa nipona), había nacido el código QR. Estos nuevos códigos incluían muchísima más información que los códigos de barras y eran mucho más efectivos en su uso, ya que se leían 10 veces más rápido que los otros códigos.

El atractivo para las marcas parecía evidente. Eran más sencillos de usar (da igual en qué posición se lean, siempre se leerán), más rápidos de leer y añadían muchas más capas de información que permitían sumar muchos más datos que el simple precio del producto. Además, los códigos QR posibilitaban ir mucho más allá de lo que los códigos de barras lo habían hecho.

No había que limitarlos al packaging de un producto y al poder saber su precio, podían llegar al usuario final. Cualquiera con un móvil con cámara y una app para descifrar el código (app que muchas veces viene ya de fábrica en el propio smartphone), podría apuntar, escanear y acceder a la información. De este modo, los códigos QR se convertían en una interesante herramienta de comunicación y en una - potencialmente - poderosa solución de marketing. Solo había que poner la imagen delante de los ojos del consumidor para que este accediera a mucha más información. Y esa información, por otra parte, estaría dirigida por la propia marca. ¿Eran los códigos QR el renovador futuro?

Nada mejor que abrir la nevera para comprobar si la predicción se convirtió en hecho. Todos los productos cuentan con un código de barras de los de "siempre" (algunos, como la leche de Feiraco, con un diseño más o menos creativo, con un código de barras que evoca la ubre de una vaca) y muy pocos incorporan un código QR. Solo un zumo Don Simon y una caja de unas infusiones de Hornimans llevan código QR, aunque hasta que el consumidor no abre la nevera y hace una búsqueda activa de códigos posiblemente no sepa que están ahí. En ambas ocasiones, los códigos dirigen a la web de las compañías. El zumo lleva a unas cuantas noticias corporativas y la infusión a una con más información de la gama de productos.

Los cajeros del supermercado siguen usando códigos de barras. Los consumidores siguen más o menos ignorándolos. Los códigos QR, aún así, se han incorporado a unos cuantos terrenos. Los usan las aerolíneas o Renfe en sus billetes, las empresas de paquetería y ecommerce en sus paquetes y algunas marcas de ropa para sus etiquetas. En el caso de alguna que otra marca que está empezando en ese último sector, como puede ser el caso de Baena, es una manera de dar valor añadido.

consiguen un mayor número de escaneados.

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