Por Redacción - 3 Septiembre 2025
Hace exactamente un siglo, en un momento de efervescencia cultural y económica en México, nació una cerveza que trascendería su origen para convertirse en un ícono global. Corona, desde sus primeros pasos, se ha cimentado sobre una visión audaz: la de un grupo de soñadores que aspiraban a crear no solo una bebida, sino un símbolo de identidad y aspiración. Esta marca, hoy pieza clave del portafolio de Grupo Modelo, logró cruzar fronteras, llevando consigo la esencia de un país y demostrando que la ambición puede convertirse en un legado tangible y reconocido a nivel mundial.
La estrategia de marca de Corona siempre ha sido una lección magistral de cómo conectar emocionalmente con la audiencia. En lugar de limitarse a vender un producto, la compañía ha construido una narrativa alrededor de un estilo de vida. El branding de la marca está intrínsecamente ligado a la idea del escapismo, la relajación y la conexión con la naturaleza, elementos que se manifiestan de manera recurrente en su publicidad. La imagen de una botella de Corona, a menudo con su característica rodaja de limón, sobre una playa paradisíaca, no es casualidad; es el resultado de un meticuloso trabajo de asociación de ideas que ha logrado grabar en el imaginario colectivo la noción de que disfrutar una Corona es sinónimo de tomarse un respiro, de encontrar un momento de paz en medio del ajetreo.
El legado español de “Coronita”
La aparente distinción entre Corona y Coronita es un caso fascinante de la gestión de marca a nivel internacional. Durante décadas, la cerveza mexicana se vendió como Coronita exclusivamente en España. Esta peculiaridad no fue una decisión de marketing caprichosa, sino el resultado de un conflicto legal de propiedad intelectual. La bodega española Torres ya tenía registrada la marca "Coronas" para uno de sus vinos desde 1907. Ante la imposibilidad de usar el nombre original por la similitud fonética y visual que podría generar confusión en el mercado, Grupo Modelo optó por el diminutivo "Coronita", una solución ingeniosa que le permitió introducirse en el país.

Este acuerdo prevaleció hasta 2016, cuando un nuevo pacto entre ambas compañías permitió a Grupo Modelo finalmente utilizar la denominación "Corona" en España, unificando así su marca bajo un solo nombre en prácticamente todo el mundo. Este cambio fue estratégico, simplificando su branding global y permitiendo que la percepción de la marca fuera consistente sin importar el país, reforzando la narrativa de un producto único y universalmente reconocido.
Además de su historia y su posicionamiento en el mercado, Corona tiene una serie de peculiaridades que la han convertido en una de las marcas más reconocibles y estudiadas en el mundo del marketing. Una de las más evidentes es su botella transparente, una elección que, en su momento, rompió con la convención de la industria cervecera. Mientras que la mayoría de las cervezas se envasan en botellas de vidrio oscuro para proteger el líquido de los efectos de la luz ultravioleta, que puede deteriorar el sabor, Corona decidió hacer una declaración de transparencia. La marca justifica esta decisión con el lema "cuando usas los mejores ingredientes, no tienes nada que ocultar", convirtiendo una aparente debilidad en un poderoso diferenciador. Este riesgo calculado reforzó su imagen de pureza y frescura, elementos que son la base de su narrativa de marca.

Otra de las curiosidades más famosas y que se ha convertido en un ritual global es el acto de insertar una rodaja de limón o lima en la boca de la botella. Si bien existen varias teorías sobre el origen de esta costumbre —desde la de ahuyentar insectos hasta la de limpiar el cuello de la botella de posibles residuos de óxido de las corcholatas antiguas—, la explicación más plausible es que se trata de una estrategia de marketing viral espontánea. Según una popular leyenda, un camarero en un bar de México lo hizo como una apuesta, y la práctica se extendió de boca en boca, especialmente entre turistas estadounidenses. Esta simple acción no solo le dio un toque distintivo a la cerveza, sino que creó un ritual de consumo que asocia la marca con un estilo de vida relajado y tropical, reforzando la narrativa que la publicidad de Corona construye constantemente.
En el ámbito de la publicidad de Corona ha creado un lenguaje visual inconfundible
El spot publicitario más famoso y que definió la esencia de Corona es, sin duda, su campaña "La vida más fina". Este concepto no solo es un eslogan; es el corazón de su estrategia de marca. La campaña, que ha evolucionado a lo largo de los años, ha logrado capturar una sensación universal de relajación y plenitud. En sus anuncios, la marca no vende cerveza, sino la experiencia de un atardecer en la playa, el sonido de las olas y la tranquilidad de un momento de desconexión. El popular cantante de rap Snoop Dogg, ha sido uno de sus protagonistas. La marca lo ha utilizado como un embajador central en su campaña "La Vida Más Fina", reforzando la narrativa de un estilo de vida relajado y despreocupado. La presencia del rapero no solo añade un elemento de celebridad a la marca, sino que también encarna la filosofía que Corona busca transmitir: la idea de tomarse un descanso, desconectar del ajetreo cotidiano y disfrutar de los momentos simples.
La publicidad de Corona ha creado un lenguaje visual inconfundible. Escenas de playas paradisíacas, a menudo con una botella de Corona en primer plano, se han vuelto sinónimo de un estilo de vida aspiracional. A lo largo de los años, la marca ha utilizado a celebridades de gran relevancia para protagonizar estas narrativas, como Pedro Pascal y Snoop Dogg, quienes a su manera han encarnado este concepto. Sin embargo, el verdadero éxito de la campaña radica en su simplicidad: no hay diálogos complejos, ni tramas elaboradas. La imagen de la cerveza, la rodaja de limón y el horizonte son suficientes para evocar la idea de "esto es vivir".
Esta maestría en el marketing de sensaciones ha sido tan efectiva que Corona ha logrado una hazaña poco común: prescindir de su propio producto en algunos de sus anuncios.
En su campaña "Just Lime", la marca no mostró ni su botella ni su logo, solo una rodaja de lima proyectando una sombra en forma de botella. Este acto de confianza en el reconocimiento de la marca demuestra la fuerza de su branding, ya que el público fue capaz de asociar al instante el simple gesto de la lima con la experiencia de Corona. Estos anuncios no solo venden una bebida, sino que cultivan una filosofía de vida, transformando un producto en un símbolo de un anhelo colectivo por la simplicidad, la calma y la belleza natural.
Ahora, y para celebrar su centenario, Corona ha decidido volver a sus raíces, honrando a quienes la han acompañado a lo largo de su historia: los mexicanos. La campaña “100 Años Impulsando el Extra de México” es un testimonio de esta gratitud y un claro ejemplo de cómo una marca puede utilizar su aniversario para reforzar su vínculo con la comunidad. Esta iniciativa va más allá de un simple festejo; se trata de una activación de marca profunda y significativa, que busca celebrar el espíritu de superación y la creatividad que la marca asocia con su público. La decisión de llevar el Corona Capital, uno de los festivales de música más importantes del país, a nuevas capitales a través del formato Corona Capital Sessions es una jugada estratégica de marketing relacional. Al descentralizar la experiencia, la marca no solo expande su alcance geográfico, sino que también construye una conexión más personal y directa con los consumidores en diferentes regiones, como Guadalajara, Mérida y Monterrey.
Cada una de estas paradas del Corona Capital Sessions ha sido meticulosamente planificada para ofrecer una experiencia única. El 6 de noviembre, Guadalajara será testigo de la música de Keane, Phoenix y The Kooks en el Estadio 3 de Marzo, mientras que el 8 de noviembre, Mérida vibrará con la presencia de Keane, Phoenix y Passion Pit en el Estadio Iturralde. El 12 de noviembre, la celebración culminará en Monterrey, donde los asistentes podrán disfrutar de la energía de Foo Fighters, Queens of the Stone Age y Jehnny Beth en el Estadio Banorte. Esta curaduría de talentos internacionales no solo eleva la percepción de la marca, sino que también satisface las expectativas de un público diverso, demostrando un profundo conocimiento de las preferencias musicales de la audiencia. La logística de venta de boletos, a través de plataformas reconocidas como Ticketmaster y E-ticket, garantiza una experiencia de usuario fluida y accesible.
Además de la música, la celebración se extiende al ámbito del diseño y el coleccionismo, un movimiento inteligente para capitalizar el valor simbólico de la marca. El lanzamiento de latas de Corona Extra de edición exclusiva, diseñadas por el artista mexicano Pogo, es un homenaje artístico a las ciudades anfitrionas. Estas latas no son solo envases; son piezas de arte que capturan la esencia de la música y rinden tributo a la identidad cultural de cada localidad, transformando un producto de consumo masivo en un objeto de deseo para coleccionistas y aficionados. Este tipo de activaciones refuerza el branding de Corona como una marca que apoya y celebra el talento local, enriqueciendo su narrativa y humanizando su presencia en el mercado. A lo largo de un siglo, Corona ha logrado convertirse en mucho más que una cerveza; se ha transformado en un símbolo de orgullo, de conexión y de la posibilidad de alcanzar lo extraordinario, inspirando a generaciones a dar siempre ese extra que las hace únicas.












