LinkedIn se ha convertido en uno de los escenarios clave que los profesionales usan en internet para crear marca personal. La red social es un entorno profesional, en el que se espera que hablemos de nuestro trabajo y de nuestras capacidades en ese terreno, lo que hace que sea todavía más importante y más decisivo para conectar con otros profesionales y con responsables de recursos humanos.
Pero que la red social exista para ello no implica necesariamente que la gente sepa usarla correctamente para este fin. Comprender cuál es la etiqueta en LinkedIn, especialmente teniendo en cuenta que es diferente a las otras redes sociales que usamos habitualmente, puede tener su grado de complicación. A eso se suma que hay una serie de comportamientos en los que acaban cayendo los usuarios de la misma que tienen el efecto justamente contrario al que se podría esperar: lo que hacen no mejora su marca personal, sino que más bien la lastra.
¿Cuáles son esos errores que no se deberían cometer? Se podría decir que hay cuatro que son los que más se cometen y los que deberían ser evitados, como apuntan en un análisis en FastCompany tras hablar con expertos en recursos humanos.
Compartir filosofía barata
Como apunta uno de los expertos en recursos humanos con los que hablaron, uno de los comportamientos que más se encuentran entre los usuarios de LinkedIn que intentan crear su marca personal es el de aquellos que intentan posicionarse con mensajes que intentan ser profundos. Es el perfil de usuario que intenta venderse como motivacionales o como desarrolladores de una filosofía.
"Habitualmente implica reflexionar sobre su propio éxito mientras recomiendan a la gente que sea humilde", apunta el experto. Y con ello, en realidad, simplemente están echándose flores a ellos mismos. Los expertos en recursos humanos creen que este tipo de mensajes pueden ser complicados, ya que muchas veces simplemente son una suerte de autoaplauso.
Confundir las redes sociales: LinkedIn no es Facebook
Facebook es una red social personal y LinkedIn es una profesional, lo que implica que las separaciones entre unas y otras tienen que estar claras. Por ejemplo, compartir memes en LinkedIn puede acabar llevando a cometer un error. Y, por supuesto, también lo es compartir todo aquello que sean fotos y otros contenidos personales. Como apunta otra de las expertas con las que hablaron, dado que hay una tendencia a ser más auténticos en redes sociales hay quienes han empezado a llenar de contenidos mucho menos serios su perfil de LinkedIn, pero con ello solo están compartiendo de más y resultando poco profesionales con ello.
Chulearse
O básicamente habría que pensar antes de compartir algo el por qué se va a compartir y qué dirá eso de nosotros. Compartir cosas para mostrar lo buenas personas que somos no tiene mucho sentido (deberían decirlo los demás y no uno mismo...) como tampoco compartir cierto tipo de información profesional con el mundo. Uno de los ejemplos que ponen los expertos es el de las rutinas, esos profesionales que comparten sus rutinas de trabajo con el mundo, aunque en realidad no aporten mucho y no le importen prácticamente nada a sus contactos.
Publicar por publicar
Las redes sociales crean una cierta presión en nosotros para no mantenernos en silencio. Si se tiene un perfil hay que mantenerlo activo y lleno de contenidos y no dejarlo sin nada. Esto nos empuja a una suerte de necesidad de contar lo que sea o a contar cosas que no es necesario contar. En LinkedIn los contenidos tienen que ayudar a que nos vendamos como expertos en un área y no simplemente a hacer ruido de fondo. Por ejemplo, si se va a escribir un artículo en la plataforma tiene que estar ligado a lo que sabemos o a la industria en la que trabajamos, recomiendan los expertos, y no simplemente se debe crear contenido por crear contenido en sí mismo. La información tiene que ser relevante y tiene que aportar algo.
