Artículo Marketing

De los falsos gurús a los teóricos del Marketing y falsos profetas

Un verdadero gurú del marketing con casi toda seguridad no le dirá como hacerlo. Le contará como lo logró y cuáles fueron las claves para conseguirlo
Founder & Dtor. Editorial en PuroMarketing

La historia del Marketing está repleta de grandes gurús.Philip Kotler,Seth Godin o el mismísimo Steve Jobs,co-fundador y presidente ejecutivo de la compañía Apple Inc., son algunos de los nombres propios que por su conocimiento y logros profesionales han dejado huella como figuras emblemáticas del mundo de los negocios y el marketing. Con muchos de estos gurús aprendimos los entresijos del marketing más moderno. Auténticos pioneros de su época que demostraron su valía profesional y que a su vez, eran escuchados por millones de fieles discípulos y seguidores alrededor de todo el mundo.

Sin embargo, la evolución del marketing como una disciplina que ha llegado a alcanzar un interés y nivel mediático sin precedentes, ha servido para que durante todo este tiempo también emergieran las figuras de algunos "aparentes teóricos del Marketing disfrazados" que cuya verdadera apariencia solo responde a la figura de falsos gurús y profetas.

La proliferación de los eventos del sector nos ha demostrado que cualquier puede subirse a un escenario a parafrasear y repetir lo que ya dijeron otros grandes gurús del marketing. Este fenómeno que bien podríamos denominar como "marketing de prosa y verso", recurre a los pareados y frases bien sonantes para crear la percepción de que uno es realmente un auténtico experto. Estas perlas propias de grandes filósofos resultan en muchas ocasiones propias de tópicos precocinados para crear un titular capaz de viralizarse en Twitter. Sin embargo, suelen ser pocas las ocasiones en las que aprendemos realmente algo o escuchamos cosas que nos revelen y aporten un verdadero conocimiento.

La diferencia entre este tipo de teóricos del marketing y los grandes gurús, la encontramos tras la propia evolución, experiencia y reputación de cada persona. Mientras el reconocimiento de algunos es evidente, la valía de muchos otros no está demostrada. Incluso suele ser habitual encontrarnos con aquéllos quienes predican una "filosofía" y no son capaces ni de ponerla en marcha ni llevarla a la práctica con todas sus consecuencias. Está muy bien eso de hablar y que otros escuchen, pero no queda bien aparecer como envuelto por un manto de egocentrismo y sed de protagonismo para decir todo lo contrario de lo que se hace.

Imagínese que una empresa que le ofrece servicios de diseño, y comprueba que su propia web es una "auténtica cagada". ¿Qué valor podríamos darles a quienes con ilimitadas promesas nos ofrecen el oro y el moro, y lo mejor de lo mejor ante tales carencias para dar ejemplo?

Por ahí merodean muchos flautistas y encantadores de serpientes que se atreven a criticar a cientos de empresas del sector y luego no tienen la capacidad para hacer las cosas ni siquiera de una forma medianamente decente y correcta. Los que tiran de "teoría fina" para aparentar y sacar pecho dando clases a los demás y creyéndose a ciencia cierta ser el centro del universo.

Haga la prueba, entre a un bar y saque un tema de conversación. Hable de fútbol. Enseguida se dará cuenta de la cantidad de iluminados que se encuentran a su alrededor. ¿Pero cuántos aguantarían como entrenador en cualquier equipo plagado de estrellas?

Se puede ser lo que uno desea ser pero no con la intención de aparentarlo, es necesario intentarlo con la certeza de que seremos capaces de lograrlo y demostrarlo. Lo demás son solo palabrerías y cosas de charlatanes que desconocen que en ocasiones, uno demuestra mucho más respecto y aprende más tan solo con mantenerse escuchando. Si no tienes nada realmente interesante que decir, es preferible seguir callado.

Para terminar, recuerde que un verdadero gurú del marketing con casi toda seguridad nunca le dirá "cómo debería hacerlo". Le contará "cómo lo hizo" y cuáles fueron las claves para lograrlo. Ese es el verdadero valor de la experiencia y no los cánticos de sirenas, o el marketing al estilo IKEA, ése de "mónteselo usted mismo en su casa" o del "yo digo lo que digo pero casi nunca termino haciendo lo que decía". Si se considera usted así mismo un auténtico gurú, es probable que ni de cerca lo sea. Espere a que otros sean los que valoren todo aquello que ha conseguido y después... comience a predicar para enseñar a los demás a través de la sabiduría de la experiencia como todo buen maestro. Solo entonces no tendrá la necesidad de demostrar nada.

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