Continua Leyendo...
Por Redacción - 17 Noviembre 2016
Quizás muy a tiempo para la campaña de Navidad, HBO acaba de llegar (más o menos) a España. Por el momento, los consumidores no pueden acceder a su catálogo y no pueden saber tampoco cuándo se abrirá de forma efectiva la plataforma a los espectadores españoles, pero sí pueden registrarse ya para recibir más información, pueden acceder a los primeros capítulos "exclusivos" según ponen en la web y pueden ver más o menos qué es lo que servirá la plataforma cuando abra de forma efectiva. La HBO también ha activado su perfil en Twitter para España y se ha convertido también, como suele suceder en estos casos, en trending topic.
Gracias a la nota de prensa de Vodafone, que ha sido recogida en un amplio abanico de medios, se pueden saber más cosas sobre lo que costará. Uniendo declaraciones de un lado, información de otro y atando cabos, varios son los medios que se han lanzado ya a hacer listados sobre el catálogo (aunque el catálogo completo aún no se sabe), que incluirá algunas de las series más populares de la plataforma, como Juego de Tronos.
La plataforma llegará con un acuerdo con Vodafone (que hará que se incluya en su plataforma de contenidos) pero podrá ser también contratada por cualquier (sin que importe de que operadora sea cliente) para ver en streaming, con una tarifa de 7,90 euros al mes. Y, además, HBO España intentará emitir al mismo tiempo que ocurre en Estados Unidos los capítulos de las cosas (en Twitter ya han dejado claro que con las series propias ocurrirá sin lugar a dudas).
La llegada de HBO España, por muy que sea aún una especie de avanzadilla de lo que vendrá, supone un golpe para el mercado similar al que en su momento dio Netflix. De hecho, la HBO España es vista por muchos como la gran competencia para Netflix en España.
Netflix llegó a finales del año pasado al mercado, a finales de octubre de 2010, lo que se convirtió en una especie de espaldarazo para el VoD en el país. No es que no hubiese jugadores de VoD en España hasta entonces. Los había y tenían públicos fieles, pero las televisiones tradicionales parecían un tanto dormidas ante el potencial de estas herramientas y ante el poder que podrían tener para cambiar las cosas. La pérdida de poder de la tele tradicional frente a los nuevos formatos parecía algo que ocurría en otros mercados.
Las teles de siempre, sin embargo, han visto desde entonces cómo se desaceleraban las audiencias.
El VoD ya ha robado audiencias a la tele
Aunque la situación no es similar a la de Estados Unidos, donde el problema para la televisión es muchísimo más grave y su situación es muchísimo más complicada, las últimas estadísticas ya han dejado claro que la tele está empezando a perder tiempo de visionado en España y que internet se está llevando sus audiencias.
Así, y como demostraba un estudio reciente de IHS Markit, aunque en España se ve todavía mucha tele (3 horas y 54 minutos al día de media por espectador) estos números son cada vez menores. La tele en España está en progresivo descenso: la caída no es dramática y abrupta, pero sí muestra una tendencia. La llegada de cada vez más plataformas de VoD y el hecho de que estas tengan los programas que los consumidores quieren ver puede hacer que las cosas se aceleren un poco más en el futuro.
De hecho, para explicar por qué habían caído las cifras de visionado de la televisión en Europa (de las que las cifras de España formaban parte), los expertos del estudio echaban mano de la red. El consumo de tele tradicional estaba cayendo porque cada vez se ven más vídeos en plataformas de VoD y en, sobre todo, YouTube.
Y a eso se suma que las televisiones están perdiendo a los espectadores más jóvenes (quienes suelen ser el mercado tradicional de los contenidos VoD) y que están aferrándose como un clavo ardiente a los espectadores de mayor edad. Los últimos grandes estrenos televisivos están apostando por formatos mucho más maduros (o incluso, mejor dicho, viejunos) para así conseguir mantener a esas audiencias.
Si a eso se suma que los espectadores no están en general contentos con la programación televisiva y que el hecho de que cada vez los programas destacados empiecen más tarde echa a los espectadores en brazos de la red, se puede comprender cómo se ha generado la tormenta perfecta.
